Nadie dice que el entusiasmo por una nueva pareja sea perjudicial, y mucho menos, cuando refleja nuestras ganas y nuestra apuesta a más, pero ¿qué sucede cuando toda esa ilusión se transforma en una catarata de planes y proyectos sobre algo que aún no tiene un piso sólido? O lo que es peor, ¿qué pasa cuando todas esas expectativas se convierten en una presión que limita el crecimiento de la relación? Todas estas preguntas nacen cuando no podemos controlar nuestra ansiedad frente al vínculo nuevo.
Sentimos que queremos hacer todo y ya, como si no hubiera tiempo, creemos que el momento es ahora, y que el mañana ya llegó. Todo esto en teoría puede sonar lindo, pero dentro de una pareja puede llegar a ser abrumador. No existe un manual de cómo encarar el principio de una relación, pero lo que sí es seguro que cuando a un vínculo que aún no es lo suficientemente fuerte se lo lleva al extremo tiene muchas posibilidades de quebrarse.
Cuando entramos en el mar de nuestra propia ansiedad, nos dejamos llevar por toda nuestra euforia, y sin darnos cuenta perdemos el registro del otro. En este punto aparecen los conflictos, porque nos ensimismamos tanto en nuestras propias ideas que nos olvidamos que una pareja no puede avanzar si ambos no tienen el mismo rumbo. La capacidad de proyectar juntos es lo que va a permitir que el vínculo pueda fortalecerse.
Por supuesto que no lo hacemos a propósito, muchas veces en nuestro afán de querer hacer crecer la relación, nos convertimos, sin darnos cuenta, en el obstáculo más grande de la misma. Por eso es importante comprender que cuando nuestra ansiedad se desborda, las consecuencias no sólo impactan en nosotros mismos, sino también en aquello que queremos preservar. Empezar a ser conscientes de esto es fundamental para aprender a controlarla.
El exceso de ansiedad al principio de la relación puede llegar a ser negativa porque:
Asustamos al otro con tantos planes. Depositar un montón de proyectos en una pareja que se está formando, no sólo puede apabullar a la otra persona, sino que además, al no dejarle espacio para poder expresar qué es lo que realmente quiere, es común que decida tomar distancia.
Nunca podemos estar conformes. Cuando queremos hacer todo, nada es suficiente. El peso de nuestra ilusión es tan fuerte que terminamos estableciendo un montón de exigencias que condicionan el desarrollo espontaneo del vínculo.
Nos olvidamos del disfrute de cada etapa. Estar pendiente en lo que aún no pasó, nos quita la energía de poder contemplar lo que está sucediendo. Poder transitar juntos la incertidumbre del inicio de una relación es un parte esencial de la historia de cada pareja.
No logramos conocer a la otra persona. Cuando comenzamos una relación, es el momento de darnos tiempo de poder ver al otro, de poder observarlo en todos sus aspectos. Si nuestra mirada está en lo que queremos alcanzar, en lugar de estar en la otra persona, nunca llegaremos a descubrir a quien tenemos al lado.
La otra cara de la ansiedad es el miedo o la angustia que nos genera no saber cómo va a resultar nuestra nueva relación. Nos llenamos de planes, como una manera de asegurar y afianzar la pareja y no consideramos que lo peor que podemos hacer es no darle margen para que crezca. Intentar controlar el futuro de la relación no garantiza que todo va a ser como lo pensamos, sino que nos va atar a presiones que nos quitan la flexibilidad para poder construir juntos nuestros propios proyectos de pareja.
Debemos aceptar el vértigo que conlleva enfrentar lo nuevo, sin querer marcar los ritmos y sin intentar adueñarnos del tiempo. Soltar la idea de que las cosas tienen que ser como la pensamos, y no angustiarnos frente a una realidad que no siempre se ajusta a nivel de nuestras expectativas, sino al contrario, lograr transitar una nueva pareja con la libertad de poder disfrutar de cada instante. No significa que la relación se va a quedar estática o que nueva va a avanzar, sino que lo hará construyendo su propia dinámica. Necesitamos comprender esto para no poner todo nuestro foco en el futuro y evitar que nuestro pensamiento nos limite el presente. Como se suele decir: la ansiedad es la mente intentando ir más rápido que la vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario