Consejos para las parejas, como actuar en infidelidad, noviazgo y mucho amor
viernes, 11 de enero de 2013
Bienestar Har Hari llegará a Bolivia para impartir talleres
"Sanando las relaciones" se llama uno de los talleres que dará Har Hari, que llega desde Ecuador. Los cursos que se ejecutarán la próxima semana se realizarán también en La Paz y Cochabamba. En Santa Cruz, se impartirán tres talleres del lunes 14 al miércoles 16 y se llevarán a cabo en la centro especializado de yoga "Exala", ubicado en Equipetrol Norte, calle J Este Nro. 120, edificio Rolea Center, informó la instructora de Ivana Danna Vega. El primer taller, que es "Sanando tus relaciones", está programado para el lunes 14, 18:00 a 21:00; el segundo, "Activando tus centros de poder", el martes 15, 9:00 a 12:00; y el tercero, "Abundancia y prosperidad", el miércoles 16, 18:00 a 21:00. "Har Hari también dará terapias individuales de sanación yóguica, activación de chackras, toque dorado, baño de gong y cuencos", indicó la profesional. Los interesados pueden llamar al 78467857. El costo de los talleres es de $us 20, y por terapias individuales es $us 25.
Parejas: detecte si hay problemas
No detectar y solucionar un problema a tiempo puede llevar a una persona a ser incapaz de expresar y recibir amor. Por ello, identificar el problema que está afectando a la vida en pareja no es algo que se debe dejar para después, sino afrontarlo al momento", recomienda Susanne Hansen, psicoterapeuta de parejas de Potenciar Humano.
Es una tarea difícil. "A veces creemos que el problema es uno, pero después resulta que no es eso, que es otro el verdadero conflicto", dice la profesional, destacando que para ello es importante hablar. "Si no se habla de lo que está aconteciendo, esto puede llevar a resentimientos y desconfianzas en la pareja", agrega. "No saber tratarlo puede ocasionar problemas más graves, es una bomba de tiempo", dice.
No reclame, escuche. La aparición del problema puede ser desde una insignificante ausencia de insensibilidad hasta la relación con los hijos. No importa el problema -resalta la profesional-, si las personas no hablan pueden confundirse y empeorar la situación. "Mientras vamos hablando, nos damos cuenta del verdadero problema. Pasa que muchos no saben cómo comunicar las cosas y solo llegan al reclamo, en este caso hablar y escuchar en necesario", dice la profesional.
Problemas frecuentes. De acuerdo a Hansen, para detectar el problema se tiene que identificar desde cuándo comenzó. En este punto cada quien tendrá su posición, tal vez inesperada, es ahí cuando se tiene que escuchar y comprender. "Hay que liberar los problemas y no dejarlos pasar", finaliza.
Es una tarea difícil. "A veces creemos que el problema es uno, pero después resulta que no es eso, que es otro el verdadero conflicto", dice la profesional, destacando que para ello es importante hablar. "Si no se habla de lo que está aconteciendo, esto puede llevar a resentimientos y desconfianzas en la pareja", agrega. "No saber tratarlo puede ocasionar problemas más graves, es una bomba de tiempo", dice.
No reclame, escuche. La aparición del problema puede ser desde una insignificante ausencia de insensibilidad hasta la relación con los hijos. No importa el problema -resalta la profesional-, si las personas no hablan pueden confundirse y empeorar la situación. "Mientras vamos hablando, nos damos cuenta del verdadero problema. Pasa que muchos no saben cómo comunicar las cosas y solo llegan al reclamo, en este caso hablar y escuchar en necesario", dice la profesional.
Problemas frecuentes. De acuerdo a Hansen, para detectar el problema se tiene que identificar desde cuándo comenzó. En este punto cada quien tendrá su posición, tal vez inesperada, es ahí cuando se tiene que escuchar y comprender. "Hay que liberar los problemas y no dejarlos pasar", finaliza.
miércoles, 9 de enero de 2013
Los “emos”, adolescentes que son muy sensibles
Desde el 2007, nuestro país y naciones aledañas, vienen experimentando un fenómeno social que tiene como actores principales a los jóvenes, quienes conforman grupos en los que encuentran un sentido de pertenencia.
Disconformes con la realidad social y movidos por un sentimiento de rechazo hacia el sistema y esencialmente caracterizados por la tristeza, desolación y fragilidad en sus miradas y posturas, los emos (abreviatura de Emotional, en inglés) deambulan por la ciudad. En Cochabamba, por ejemplo, estos adolescentes suelen darse cita en proximidades de la Plaza 14 de Septiembre, lugar donde se agrupan de manera tímida, dando muestras de reticencia ante los ojos de los transeúntes. César, es uno más de ellos, tiene 17 años, trabaja y estudia música en una academia. Se describe como una persona introvertida, que prefiere la calma de su habitación ante la agitación de las calles. No obstante, cada vez que le es posible, suele reunirse con sus pares en la plaza.
“Tengo pocos amigos que me entienden. Mi familia sólo me juzga por mi aspecto, especialmente mi papá”, expresa tajante.
lesiones Algunos Emos se producen cortes en la piel para manifestar su descontento con la sociedad y fantasean con la idea del suicidio.
accesorios Utilizan piercings y tatuajes con motivos sombríos que denotan pesimismo.
música Escuchan grupos tales como Panic at the disco, 30 Seconds to Mars y My Chemical Romance.
gÓticos: Intentan expresar luto a través del color negro. Los adeptos a esta ideología están vinculados a prácticas ocultistas.
skinheads: Son admiradores extremos de Hitler, expresan odio hacia los judíos, indios y negros. Exaltan la superioridad de la raza aria. Esta tribu, es mínima en Bolivia, pero sí existe notablemente en Argentina y Brasil.
punks: Sus seguidores rechazan el sistema socio-económico establecido, por lo cual se pronuncian mediante la rebeldía.
raperos: Es la expresión de decepción y crítica al sistema, por medio del rap, vestimenta y “graffitis” callejeros cargados de sentido social.
tonos oscuros: Esta moda instalada en un segmento de la población juvenil, se distingue por la vestimenta oscura con algún accesorio flúor.
Maquillaje: Es pronunciado y común en hombres y mujeres.
Cabello: Generalmente, son de color negro. Si el cabello natural de un emo es claro, lo tiñe para adaptarlo a su tendencia. Los cerquillos ocultan la mitad de la cara.
Baile: Danzan en grupo. En Argentina, emiten un alarido denominado “scream”, que refleja su dolor.
Disconformes con la realidad social y movidos por un sentimiento de rechazo hacia el sistema y esencialmente caracterizados por la tristeza, desolación y fragilidad en sus miradas y posturas, los emos (abreviatura de Emotional, en inglés) deambulan por la ciudad. En Cochabamba, por ejemplo, estos adolescentes suelen darse cita en proximidades de la Plaza 14 de Septiembre, lugar donde se agrupan de manera tímida, dando muestras de reticencia ante los ojos de los transeúntes. César, es uno más de ellos, tiene 17 años, trabaja y estudia música en una academia. Se describe como una persona introvertida, que prefiere la calma de su habitación ante la agitación de las calles. No obstante, cada vez que le es posible, suele reunirse con sus pares en la plaza.
“Tengo pocos amigos que me entienden. Mi familia sólo me juzga por mi aspecto, especialmente mi papá”, expresa tajante.
lesiones Algunos Emos se producen cortes en la piel para manifestar su descontento con la sociedad y fantasean con la idea del suicidio.
accesorios Utilizan piercings y tatuajes con motivos sombríos que denotan pesimismo.
música Escuchan grupos tales como Panic at the disco, 30 Seconds to Mars y My Chemical Romance.
gÓticos: Intentan expresar luto a través del color negro. Los adeptos a esta ideología están vinculados a prácticas ocultistas.
skinheads: Son admiradores extremos de Hitler, expresan odio hacia los judíos, indios y negros. Exaltan la superioridad de la raza aria. Esta tribu, es mínima en Bolivia, pero sí existe notablemente en Argentina y Brasil.
punks: Sus seguidores rechazan el sistema socio-económico establecido, por lo cual se pronuncian mediante la rebeldía.
raperos: Es la expresión de decepción y crítica al sistema, por medio del rap, vestimenta y “graffitis” callejeros cargados de sentido social.
tonos oscuros: Esta moda instalada en un segmento de la población juvenil, se distingue por la vestimenta oscura con algún accesorio flúor.
Maquillaje: Es pronunciado y común en hombres y mujeres.
Cabello: Generalmente, son de color negro. Si el cabello natural de un emo es claro, lo tiñe para adaptarlo a su tendencia. Los cerquillos ocultan la mitad de la cara.
Baile: Danzan en grupo. En Argentina, emiten un alarido denominado “scream”, que refleja su dolor.
Primeros golpes del amor
En la niñez, al igual que la vida adulta, también se presentan las primeras desilusiones. Lo que empieza con una inocente y graciosa relación de niños puede ser causa de sufrimiento. Para ellos puede ser un suceso de gran importancia. Y es así, asegura la psicopedagoga Claudia Cabrera, quien señala que este evento puede incidir en sus relaciones posteriores. "Cuando sucede en la preadolescencia tiene que ser tomado con mucho cuidado por los padres, ya que en este período viven de una manera intensa y si tienen una relación, la idealizan, y un final inesperado puede llegar a ser un verdadero problema", dice.
No minimice la situación. "Cuando se sienten decepcionados por la ruptura con su compañerito (a), ellos piensan que ya no existe un futuro, que no hay otra persona", indica. En este momento, se necesita de los padres mucha compresión, no se debe minimizar la situación. "Muchas veces los vemos llorar y pensamos que son cosas sin importancia", dice Cabrera, y enfatiza que ese es uno de los peores errores de los adultos.
Resalta que más allá de sentir tristeza también puede afectar a su autoestima. "Ellos tienden a atribuirse condiciones negativas y en algunos casos a hacer comparaciones con sus otros compañeros. Se pueden sentir menospreciadas, en el caso de las niñas, se sienten mal a veces por el peso, el color de piel o la vestimenta", indica la profesional.
Desamores de la niñez determinan el futuro. Cabrera advierte que estas primeras desilusiones pueden llegar a marcar la vida sentimental adulta. "Hay personas que tienen el mismo patrón de comportamiento desde los nueve años en el aspecto sentimental", agrega Cabrera y recomienda a los padres hablar de manera abierta sobre el tema y explicar que estas situaciones son procesos normales de la vida.
No minimice la situación. "Cuando se sienten decepcionados por la ruptura con su compañerito (a), ellos piensan que ya no existe un futuro, que no hay otra persona", indica. En este momento, se necesita de los padres mucha compresión, no se debe minimizar la situación. "Muchas veces los vemos llorar y pensamos que son cosas sin importancia", dice Cabrera, y enfatiza que ese es uno de los peores errores de los adultos.
Resalta que más allá de sentir tristeza también puede afectar a su autoestima. "Ellos tienden a atribuirse condiciones negativas y en algunos casos a hacer comparaciones con sus otros compañeros. Se pueden sentir menospreciadas, en el caso de las niñas, se sienten mal a veces por el peso, el color de piel o la vestimenta", indica la profesional.
Desamores de la niñez determinan el futuro. Cabrera advierte que estas primeras desilusiones pueden llegar a marcar la vida sentimental adulta. "Hay personas que tienen el mismo patrón de comportamiento desde los nueve años en el aspecto sentimental", agrega Cabrera y recomienda a los padres hablar de manera abierta sobre el tema y explicar que estas situaciones son procesos normales de la vida.
viernes, 4 de enero de 2013
Anticonceptivos según tu personalidad
¡Infórmate! Empieza el año con una vida ordenada.Si la falta de información sobre planificación sexual te preocupa, te invitamos a revisar a continuación los diferentes anticonceptivos, esta vez, desde la perspectiva de tu personalidad. Si tienes una vida sexual muy activa, si le tienes miedo a las agujas, si tiendes a engordar con todo, si eres de las que olvida pagar las cuentas a tiempo... todo influye para hagas la mejor elección de anticonceptivo.
“Por ejemplo en parejas jóvenes y estables lo aconsejable es que la mujer utilice el parche, así no importa que se olviden de cuáles son los días de riesgo”, sugiere el representante Nacional de Comunicación del CIES - Salud Sexual y Reproductiva, Martín Pablo Gutiérrez, quien además explica otros métodos.
La tradicional
Si eres tradicional, metódica y te gusta llevar las cuentas, el calendario es un método natural para evitar un embarazo no deseado. Consiste en evitar tener relaciones tres días antes y tres después del día 14 luego de tu periodo. Si éste no es regular, busca otro método más seguro.
La súper segura
Si eres exigente y detestas los riesgos, la decisión correcta es utilizar un condón (masculino o femenino) en ese momento de pasión. No sólo evitarás un embarazo, sino que también cuidarás de que no te transmitan cualquier infección sexual. Debes tener un condón en la cartera.
La planificadora
Si no tienes una vida sexual muy activa, toma una píldora anticonceptiva que se ingiere una hora antes de una relación. Si, en cambio, tienes relaciones constantemente, toma las pastillas anticonceptivas diarias por 21 días, de preferencia a la misma hora, y descansa una semana.
La precavida
Si prefieres asegurarte de no tener sorpresas en los siguientes días de una relación sexual, la tableta vaginal te ayudará mucho. Introduce una en la vagina diez minutos antes del contacto con tu pareja. Ésta contiene un espermicida, sustancia que debilita a los espermatozoides impidiendo su movimiento y llegada al óvulo.
La olvidadiza
Si eres una mujer ocupada y esto te estresa hasta volverte olvidadiza, opta por un implante. Son pequeños cilindros de plástico del tamaño de un fósforo que se insertan bajo la piel en el antebrazo. Libera una hormona que evita el embarazo y dura tres años, aunque hay que hacer controles.
La ocupada
Si tienes una pareja estable, tienes hijos y en tus planes no está seguir haciendo crecer tu familia, pues asegúrate de que en los siguientes años no quedes embarazada. La T de cobre es la mejor opción, siempre que te hagas los controles necesarios con el ginecólogo.
La recatada
Si eres una mujer a la que no le gusta mostrar mucha piel, puedes usar el parche como un método de prevención del embarazo. Es una venda adhesiva de 4,5 x 4,5 cm que se pega en el abdomen, nalgas o brazo. Desprende hormonas de progesterona y estrógeno que previenen la ovulación.
La valiente
Si prefieres evitarte la preocupación al menos tres meses y no le tienes miedo a las agujas, opta por el Depo-Provera, un método anticonceptivo hormonal. Esta inyección intramuscular se administra cada mes o cada tres meses, dependiendo de la presentación. Este método es reversible y muy efectivo hasta en un 99,7% de los casos.
“Por ejemplo en parejas jóvenes y estables lo aconsejable es que la mujer utilice el parche, así no importa que se olviden de cuáles son los días de riesgo”, sugiere el representante Nacional de Comunicación del CIES - Salud Sexual y Reproductiva, Martín Pablo Gutiérrez, quien además explica otros métodos.
La tradicional
Si eres tradicional, metódica y te gusta llevar las cuentas, el calendario es un método natural para evitar un embarazo no deseado. Consiste en evitar tener relaciones tres días antes y tres después del día 14 luego de tu periodo. Si éste no es regular, busca otro método más seguro.
La súper segura
Si eres exigente y detestas los riesgos, la decisión correcta es utilizar un condón (masculino o femenino) en ese momento de pasión. No sólo evitarás un embarazo, sino que también cuidarás de que no te transmitan cualquier infección sexual. Debes tener un condón en la cartera.
La planificadora
Si no tienes una vida sexual muy activa, toma una píldora anticonceptiva que se ingiere una hora antes de una relación. Si, en cambio, tienes relaciones constantemente, toma las pastillas anticonceptivas diarias por 21 días, de preferencia a la misma hora, y descansa una semana.
La precavida
Si prefieres asegurarte de no tener sorpresas en los siguientes días de una relación sexual, la tableta vaginal te ayudará mucho. Introduce una en la vagina diez minutos antes del contacto con tu pareja. Ésta contiene un espermicida, sustancia que debilita a los espermatozoides impidiendo su movimiento y llegada al óvulo.
La olvidadiza
Si eres una mujer ocupada y esto te estresa hasta volverte olvidadiza, opta por un implante. Son pequeños cilindros de plástico del tamaño de un fósforo que se insertan bajo la piel en el antebrazo. Libera una hormona que evita el embarazo y dura tres años, aunque hay que hacer controles.
La ocupada
Si tienes una pareja estable, tienes hijos y en tus planes no está seguir haciendo crecer tu familia, pues asegúrate de que en los siguientes años no quedes embarazada. La T de cobre es la mejor opción, siempre que te hagas los controles necesarios con el ginecólogo.
La recatada
Si eres una mujer a la que no le gusta mostrar mucha piel, puedes usar el parche como un método de prevención del embarazo. Es una venda adhesiva de 4,5 x 4,5 cm que se pega en el abdomen, nalgas o brazo. Desprende hormonas de progesterona y estrógeno que previenen la ovulación.
La valiente
Si prefieres evitarte la preocupación al menos tres meses y no le tienes miedo a las agujas, opta por el Depo-Provera, un método anticonceptivo hormonal. Esta inyección intramuscular se administra cada mes o cada tres meses, dependiendo de la presentación. Este método es reversible y muy efectivo hasta en un 99,7% de los casos.
¿Soy una mala madre?
“Llego a mi casa con ganas de descansar por el día agotador, pero mis hijos siempre están correteando, gritando, peleando, saltando... eso me irrita y entonces empiezo a castigar a todos, tengan o no culpa. Siento que soy una mala madre”, señala preocupada Alejandra, que trabaja como secretaria y es madre de tres niños de 5, 7 y 9 años de edad.
Muchas veces el estrés del trabajo de más de ocho horas hace que la paciencia y la tolerancia se nos agotan y cambiamos de temperamento, haciendo que sean nuestros hijos los que paguen los platos rotos, sin tener culpa.
Darse más tiempo, tener más paciencia, recibir orientación adecuada y hasta la formación integral de una persona influyen para poder manejar el carácter al llegar a casa, tras una agotadora jornada laboral, y poder reunirnos con los hijos que nos han dejado de ver por muchas horas.
“Hablar, escuchar y jugar con nuestros hijos es muy saludable, tanto para ellos como para los padres, y no debería haber pretextos para no hacerlo”, aconseja el psicólogo Alexis Olivera Olivares.
“Muchas veces los papás creen que los niños no entienden y no les hablan, y si lo hacen, es cuando están molestos. Lo mejor es explicar las cosas como son”, dice el especialista, que recomienda utilizar frases como: “Me encantaría jugar contigo, pero tuve un día muy difícil y necesito descansar media hora. Luego hacemos lo que tú quieras”. “Los niños entienden perfectamente, así evitamos agredirlos psicológicamente o hasta físicamente, porque muchas veces los papás no controlan su molestia”.
Soliz sugiere sentar al pequeño, dependiendo de la edad, al lado de uno y comentarle la necesidad que tienes de trabajar para ganar el sustento que ayudará a que no falte lo esencial en casa.
Por tanto, el estrés del día es algo muy normal, así que no te sientas mala madre o mal padre, simplemente explícale al pequeño lo que estás viviendo, controla tus impulsos y esfuérzate por darle más tiempo pero de calidad.
Habla con él
Tu hijo debe conocer cómo es tu trabajo y cuál es la necesidad que tienes de estar allí, eso dependiendo de su edad. Si se lo explicas bien, él sabrá comprender e incluso te ayudará a alivianar algunos quehaceres en casa o simplemente comprender mejor tu temperamento.
Dale atención
La prisa, querer hacer muchas actividades, la competitividad, la intolerancia o pretender que los hijos se adecuen a tu ritmo de vida, suele activar la impaciencia y el estrés, y de ahí surgen los gritos y malos tratos hacia el más débil. Si no estás preparada para manejar este tema, es mejor que aún no tengas niños.
Organízate
Organízate poniéndote horarios. Si llegas a las 18.30 a casa y tienes que preparar la cena, permítele ayudarte, por ejemplo a pelar las arvejas, mientras tanto deja que te cuente sus vivencias. Involúcralo en tus quehaceres sin darle cosas pesadas e incluye algunos juegos.
Fuente: Alexis Olivares y Mónica Soliz, psicólogos.
Muchas veces el estrés del trabajo de más de ocho horas hace que la paciencia y la tolerancia se nos agotan y cambiamos de temperamento, haciendo que sean nuestros hijos los que paguen los platos rotos, sin tener culpa.
Darse más tiempo, tener más paciencia, recibir orientación adecuada y hasta la formación integral de una persona influyen para poder manejar el carácter al llegar a casa, tras una agotadora jornada laboral, y poder reunirnos con los hijos que nos han dejado de ver por muchas horas.
“Hablar, escuchar y jugar con nuestros hijos es muy saludable, tanto para ellos como para los padres, y no debería haber pretextos para no hacerlo”, aconseja el psicólogo Alexis Olivera Olivares.
“Muchas veces los papás creen que los niños no entienden y no les hablan, y si lo hacen, es cuando están molestos. Lo mejor es explicar las cosas como son”, dice el especialista, que recomienda utilizar frases como: “Me encantaría jugar contigo, pero tuve un día muy difícil y necesito descansar media hora. Luego hacemos lo que tú quieras”. “Los niños entienden perfectamente, así evitamos agredirlos psicológicamente o hasta físicamente, porque muchas veces los papás no controlan su molestia”.
Soliz sugiere sentar al pequeño, dependiendo de la edad, al lado de uno y comentarle la necesidad que tienes de trabajar para ganar el sustento que ayudará a que no falte lo esencial en casa.
Por tanto, el estrés del día es algo muy normal, así que no te sientas mala madre o mal padre, simplemente explícale al pequeño lo que estás viviendo, controla tus impulsos y esfuérzate por darle más tiempo pero de calidad.
Habla con él
Tu hijo debe conocer cómo es tu trabajo y cuál es la necesidad que tienes de estar allí, eso dependiendo de su edad. Si se lo explicas bien, él sabrá comprender e incluso te ayudará a alivianar algunos quehaceres en casa o simplemente comprender mejor tu temperamento.
Dale atención
La prisa, querer hacer muchas actividades, la competitividad, la intolerancia o pretender que los hijos se adecuen a tu ritmo de vida, suele activar la impaciencia y el estrés, y de ahí surgen los gritos y malos tratos hacia el más débil. Si no estás preparada para manejar este tema, es mejor que aún no tengas niños.
Organízate
Organízate poniéndote horarios. Si llegas a las 18.30 a casa y tienes que preparar la cena, permítele ayudarte, por ejemplo a pelar las arvejas, mientras tanto deja que te cuente sus vivencias. Involúcralo en tus quehaceres sin darle cosas pesadas e incluye algunos juegos.
Fuente: Alexis Olivares y Mónica Soliz, psicólogos.
Excusas que no se tragan las mujeres
A veces te da flojera recogerla de su casa, ir al té con sus amigas, o estás en una fiesta y no contestas el teléfono. ¿Qué le dices luego para explicarle tu comportamiento? Pues ellas se saben de memoria nuestras excusas y nos cuentan algunas imperdonables.
“En tema de llamadas, el pretexto más común es: ‘Se acabó la batería de mi celular’, cuando en realidad lo tiene apagado”, reflexiona Marisela. “Lo que yo hice fue regalarle una batería más y... sólo cambiaron las excusas”.
“Justo cuando me llamaste, mi celular estaba en el bolsillo y en lugar de ponerlo en vibración lo había dejado en silencio”, le ha escuchado Mercedes a su novio una decena de veces.
Pero claro, cuando la excusa se hace cada vez más y más recurrente, los pretextos adquieren niveles de asombrosa complejidad. “Un día me dijo que no me había llamado porque justo estaba tendiendo su cama y, como vivía en el 12 piso de un edificio, al sacudir las frazadas salió volando el celular por la ventana y, para su mala suerte, justo cayó en el garaje y un auto le pasó encima. Y como no sabía mi teléfono de memoria...”, se ofende Daniela.
¿Y cómo reacciona una chica ante ese tipo de excusa? “Depende”, aclara la afectada, “si estás jovencita puede que seas tan ingenua para decir: ‘Ay, pobrecito, se quedó sin celular, fija me iba a llamar’” y te pones en modo sado-pelotuda de esperar pacientemente la llamada... que jamás llega. Pero cuando ya los conoces, le dices: ‘No hay lío, todo pasa por algo. Justo esos días apareció el ex de mi vida y me volvió a buscar’”.
Los mandados y la situación global
“Era jovencita y mi chico todas las tardes se excusaba porque tenía que ir a comprar pan o hacer cola para el gas por orden de su mamá. En realidad se había arreglado con una amiga del barrio... cuando nos enteramos, lo largamos las dos”, es el recuerdo cándido de Isabel.
A veces la situación es más picante: “Pesqué en la computadora de mi ex una videollamada con su ‘dizque’ mejor amiga en la que ella se estaba masturbando y él también. Me dolió, y le pregunté: ‘¿qué es esto?’. Él me dijo que la pobre nunca tuvo un orgasmo en su vida y que él quería ayudarla a que tenga uno”, se apena Cristina.
“¡Todo es culpa de la crisis mundial! ¡En serio!”, se justificó un novio de Martha, tratando de explicarle que no era que él no quisiese regresar pronto a La Paz, sino que los problemas globales le impedían conseguir vuelos a Bolivia.
Pero claro, no sólo los hombres damos excusas... ellas tienen las suyas. “Cuando vivía con mi perrote Horacio, no me gustaba quedarme a dormir en la casa de mi chico. Yo siempre le decía que tenía que sacar a pasear a mi perro temprano en la mañana y que ‘con el dolor de mi alma’, no podía quedarme. Sólo así podía dormir sola y cómoda en mi camita”, sonríe Antonia.
Clásicos
Las 20 consultadas, citadas todas con nombres ficticios, destacaron estas tres excusas: ‘Es que tengo mucho trabajo’, ‘No escuché mi teléfono’ y ‘No entraba la llamada’.
“En tema de llamadas, el pretexto más común es: ‘Se acabó la batería de mi celular’, cuando en realidad lo tiene apagado”, reflexiona Marisela. “Lo que yo hice fue regalarle una batería más y... sólo cambiaron las excusas”.
“Justo cuando me llamaste, mi celular estaba en el bolsillo y en lugar de ponerlo en vibración lo había dejado en silencio”, le ha escuchado Mercedes a su novio una decena de veces.
Pero claro, cuando la excusa se hace cada vez más y más recurrente, los pretextos adquieren niveles de asombrosa complejidad. “Un día me dijo que no me había llamado porque justo estaba tendiendo su cama y, como vivía en el 12 piso de un edificio, al sacudir las frazadas salió volando el celular por la ventana y, para su mala suerte, justo cayó en el garaje y un auto le pasó encima. Y como no sabía mi teléfono de memoria...”, se ofende Daniela.
¿Y cómo reacciona una chica ante ese tipo de excusa? “Depende”, aclara la afectada, “si estás jovencita puede que seas tan ingenua para decir: ‘Ay, pobrecito, se quedó sin celular, fija me iba a llamar’” y te pones en modo sado-pelotuda de esperar pacientemente la llamada... que jamás llega. Pero cuando ya los conoces, le dices: ‘No hay lío, todo pasa por algo. Justo esos días apareció el ex de mi vida y me volvió a buscar’”.
Los mandados y la situación global
“Era jovencita y mi chico todas las tardes se excusaba porque tenía que ir a comprar pan o hacer cola para el gas por orden de su mamá. En realidad se había arreglado con una amiga del barrio... cuando nos enteramos, lo largamos las dos”, es el recuerdo cándido de Isabel.
A veces la situación es más picante: “Pesqué en la computadora de mi ex una videollamada con su ‘dizque’ mejor amiga en la que ella se estaba masturbando y él también. Me dolió, y le pregunté: ‘¿qué es esto?’. Él me dijo que la pobre nunca tuvo un orgasmo en su vida y que él quería ayudarla a que tenga uno”, se apena Cristina.
“¡Todo es culpa de la crisis mundial! ¡En serio!”, se justificó un novio de Martha, tratando de explicarle que no era que él no quisiese regresar pronto a La Paz, sino que los problemas globales le impedían conseguir vuelos a Bolivia.
Pero claro, no sólo los hombres damos excusas... ellas tienen las suyas. “Cuando vivía con mi perrote Horacio, no me gustaba quedarme a dormir en la casa de mi chico. Yo siempre le decía que tenía que sacar a pasear a mi perro temprano en la mañana y que ‘con el dolor de mi alma’, no podía quedarme. Sólo así podía dormir sola y cómoda en mi camita”, sonríe Antonia.
Clásicos
Las 20 consultadas, citadas todas con nombres ficticios, destacaron estas tres excusas: ‘Es que tengo mucho trabajo’, ‘No escuché mi teléfono’ y ‘No entraba la llamada’.
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