En la niñez, al igual que la vida adulta, también se presentan las primeras desilusiones. Lo que empieza con una inocente y graciosa relación de niños puede ser causa de sufrimiento. Para ellos puede ser un suceso de gran importancia. Y es así, asegura la psicopedagoga Claudia Cabrera, quien señala que este evento puede incidir en sus relaciones posteriores. "Cuando sucede en la preadolescencia tiene que ser tomado con mucho cuidado por los padres, ya que en este período viven de una manera intensa y si tienen una relación, la idealizan, y un final inesperado puede llegar a ser un verdadero problema", dice.
No minimice la situación. "Cuando se sienten decepcionados por la ruptura con su compañerito (a), ellos piensan que ya no existe un futuro, que no hay otra persona", indica. En este momento, se necesita de los padres mucha compresión, no se debe minimizar la situación. "Muchas veces los vemos llorar y pensamos que son cosas sin importancia", dice Cabrera, y enfatiza que ese es uno de los peores errores de los adultos.
Resalta que más allá de sentir tristeza también puede afectar a su autoestima. "Ellos tienden a atribuirse condiciones negativas y en algunos casos a hacer comparaciones con sus otros compañeros. Se pueden sentir menospreciadas, en el caso de las niñas, se sienten mal a veces por el peso, el color de piel o la vestimenta", indica la profesional.
Desamores de la niñez determinan el futuro. Cabrera advierte que estas primeras desilusiones pueden llegar a marcar la vida sentimental adulta. "Hay personas que tienen el mismo patrón de comportamiento desde los nueve años en el aspecto sentimental", agrega Cabrera y recomienda a los padres hablar de manera abierta sobre el tema y explicar que estas situaciones son procesos normales de la vida.
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