domingo, 6 de julio de 2014

Seis formas de vivir el amor

" Hemos nacido para amar en cualquier etapa de nuestra vida, aunque querer es una conducta que hay que aprender, enseñar y practicar. Necesitamos amor del bueno y sufrimos cuando no resulta de la calidad que esperábamos, lo cual, entre otros factores, puede obedecer a nuestro modelo de pareja”, afirma Mila Cahue (milacahue.com), psicóloga de parejas del Centro de Psicología Álava Reyes.
¿Qué modelo de pareja elegimos? Para esta especialista, autora del libro Amor del bueno, en la elección de nuestro modelo de pareja interviene una serie de elementos, tanto conscientes como subconscientes, y los factores que desencadenan el amor son imprevisibles y, sobre todo, individuales y muy subjetivos.
"El amor no surge de la nada y aparece merced a una combinación de genética con estados fisiológicos y emocionales de un momento particular, a los que se suman unas dosis de aprendizajes individuales, de necesidades personales y de ideas sobre el amor”, explica Cahue, en una entrevista con EFE.
"Todo esto puede desencadenar una reacción química que normalmente conocemos como enamoramiento, que es simplemente el paso previo y necesario para que se pueda establecer más adelante una relación de pareja”, añade.
¿FUNCIONA SU MODELO DE PAREJA?
Aunque "en realidad los modelos son infinitos”, según asegura esta psicóloga, la experta ha identificado seis modelos básicos de pareja en la sociedad actual a los que, en ocasiones, no estamos acostumbrados, y los describe a grandes rasgos de este modo:
1. Ni en tu casa ni en la mía
"Para llamarse pareja ya no es imprescindible vivir juntos. Cada uno vive en su hogar, aunque exista un compromiso estable. Las razones para preferir este modelo son variadas, pero lo importante es que ambos estén de acuerdo y exista una sólida fundamentación de confianza y seguridad para ambos”, según esta experta.
2. ¿Juntos o revueltos?
Para Cahue existen parejas en las que todo (tiempo, espacio, ocio, dinero, muebles) es de los dos a la vez. No se dan los espacios personales y todo está revuelto... y funcionan muy bien así.
"Una alternativa es estar juntos pero no revueltos y, pese a compartir ciertos espacios con la pareja, pueden distinguirse nítidamente otros que son privados de cada uno. Además pueden estar perfectamente incorporados en lo que es una relación sana”, añade.
3. Hijos, ¿sí o no?
"Esta cuestión es muy importante dejarla clara antes de que la relación avance. Tan injusto es obligar a quien no quiere tener hijos a que los tenga, como privar de ellos a quien sueña con su propia familia. Es un tema no negociable. Si se dan polos opuestos, lo más aconsejable sería dejar la relación, pues no van a ser capaces de darse lo que necesitan para ser felices, o alguno de los dos va a sufrir innecesaria e injustamente”, señala la psicóloga.
4. ¿Amor a cualquier edad?
"Dejando los mitos a un lado, no es mejor el primer amor ni el último, quizás tampoco el del medio, sino el que se hace bien y nos hace sentir mejor. El atractivo físico de las etapas más jóvenes se compensa, en edades más adultas, conociéndose uno mejor y potenciando los puntos fuertes del atractivo personal. No hay por qué renunciar al amor en una etapa avanzada de la vida por un estado de viudedad o un divorcio. ¡Mientras el corazón esté latiendo, el amor es posible!”, recalca.
5. Todo a medias o 50/50
Según Cahue, este modelo tiene algunas variantes: "Una es que cada componente de la pareja se encarga de lo suyo y lo que repercute a los dos va a medias; mientras que otra opción es hacerlo todo, todo, a medias. Estas proporciones pueden ser aritméticas o proporcionales”.
6. ¿Y si decido estar sola o solo?
Una vida sin pareja también puede ser plena, positiva, satisfactoria y de calidad, según esta experta, ya que "no hay que esperar a que nadie llegue a ocupar la otra mitad del trono, ni poner expectativas en que alguien nos rescate emocionalmente o nos aporte chispa o intereses al día a día. ¿Por qué no ser uno mismo la persona ideal y vivir rodeados de gente y experiencias placenteras y enriquecedoras?”, reflexiona.
¿CÓMO SABER QUE TENGO LA PAREJA ADECUADA?
Independientemente del modelo que elija una pareja, "lo importante es que se acople como un guante a las dos personas que conforman la relación, ya que es nuestra responsabilidad saber, querer y poder crear el modelo que mejor se adapte a nosotros y a la persona a la que amamos”, según Mila Cahue, quien responde a las preguntas de EFE:
¿Cómo sabemos si el modelo de pareja que hemos elegido es el más adecuado?
No se trata tanto de averiguar, sino de sentir que uno está conforme, querido, satisfecho e ilusionado para avanzar en su proyecto personal conjuntamente con la persona que ama, y que ésta se sienta de la misma manera.
¿Cómo podemos cuidar y disfrutar del amor, si sentimos que estamos en el modelo y con la persona adecuados?
Hay que estar atentos a los pequeños y grandes detalles que hacen feliz a la otra persona: palabras, gestos amables… Es más importante lo cotidiano que lo impactante. Las relaciones se hacen día a día, no a golpe de efectos especiales.
También hay que saber gestionar las emociones y templar y modular el mal carácter cuando algo nos enfada, encontrar soluciones en vez de culpables, generar ilusiones cuando el ánimo decae…
Y, sobre todo, el amor necesita de atención y dedicación, y esto supone tiempo. Un tiempo precioso invertido en lo que al final realmente nos importa: que nuestras relaciones afectivas sean de calidad.
¿Y si comprobamos que nuestra pareja no es la más adecuada para nosotros?
Si existe el deseo de continuar con la misma persona, entonces habrá que intentar analizar por qué el "formato” que tienen no está resultando satisfactorio, dónde se ha agotado y de qué manera se puede transformar o corregir. Después hay que generar alternativas y poner en práctica las decisiones consensuadas.

A veces hay que hacer varios ajustes pero, cuando se da con algo válido y eficaz, la ilusión se renueva y aumenta la complicidad entre ambos miembros de la pareja. Si no es posible, o si simplemente ya se ha perdido la ilusión por hacer feliz a la otra persona, o que ésta nos haga felices, entonces lo mejor será dar por terminada la relación afectiva. (EFE Reportajes)

Hay que estar atentos a los pequeños y grandes detalles que hacen feliz a la otra persona: palabras, gestos amables… Es más importante lo cotidiano que lo impactante.

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