Seguro de maternidad
“La congelación de óvulos ha sido una solución importante para las mujeres”, expresa López. Es una opción, ya sea el caso de una mujer con una enfermedad que recibirá quimioterapia y quiere guardar sus óvulos para usarlos luego, o el de una profesional que quiere desarrollar su carrera y poner la maternidad en pausa. Hoy, con los avances científicos, las técnicas de reproducción asistida han mejorado y nos ofrecen una especie de “seguro de maternidad”.
“La congelación es indefinida y con las nuevas técnicas de conservación, como la vitrificación, una nueva técnica de congelación rápida, congelamos óvulos y embriones por mucho tiempo y tenemos excelentes resultados. Con esta técnica la mujer tiene la oportunidad de guardar su capacidad de reproducirse.”, dice el experto.
El procedimiento para congelar óvulos consiste en todo un tratamiento; desde la estimulación ovárica y un cóctel de medicaciones, a la extracción de los óvulos.
“El número de óvulos que recuperamos también depende de la edad de la paciente. Si es menor de 30 años el número de óvulos guardados será mayor a los que extraemos de una paciente de 40 años”.
Sin embargo, el experto considera importante aclarar que la congelación de óvulos debe ser para casos excepcionales y que todas “tenemos un reloj biológico, y ese no puede ser alterado”.
Escuchando a tu reloj biológico
“Hay días en los que necesito ser madre y quiero un bebé más que nada en el mundo. Pero hay días en los que pienso que quizá no estoy lista”, admite Camila de 32 años. Pero, ¿qué pasa cuando entras al periodo en que los expertos aconsejan que nos ocupemos lo más pronto posible “del asunto”?
El año 1978, Louise Brown se convirtió en la primera bebé nacida vía fertilización In Vitro. En la siguiente década, decenas de mujeres entraban a los consultorios maravilladas con las oportunidades que ofrecían las nuevas técnicas en reproducción asistida; desde la congelación de óvulos a la inseminación artificial. Sin embargo, muchas mujeres se decepcionaron porque en la práctica, embarazarse a finales de sus 30s o principios de sus 40s no es tan sencillo como pensaban, incluso con la ciencia a su favor. Por esta razón hoy hablamos de nuestro “reloj biológico”, una bomba de tiempo si de reproducción y fertilidad femenina hablamos, pues como todo, tiene fecha de expiración. En este contexto, científicos nunca han estado más seguros de nuestra corta vida reproductiva o fértil. Pero, ¿qué es el reloj biológico? Muchas de las entrevistadas admiten que llegado cierto momento sienten como si “algo estaría jalando y tirando en su útero”. Camila admite que cuando está con sus sobrinos, su cuerpo “literalmente comienza a desear un bebé”. Igual que ella, muchas sienten un “jalón en la parte baja del abdomen” o un deseo inesperado y profundo de tener un bebé.
Nos preguntamos, ¿qué despierta esas ansias, deseo ó, como se conoce en inglés, “baby lust”? ¿Es de naturaleza biológica, un sentimiento único del mundo femenino o un simple deseo? Investigadores de la Universidad de Texas determinaron lo que consideran que es una señal clara que el cuerpo nos “alerta” cuando el “momento para tener bebés” está llegando a su fin, y es a través del impulso sexual. En su estudio realizado en mujeres de 18 a 65 años, expertos encontraron que nuestro deseo sexual incrementa a medida que la fertilidad desciende.
“Mujeres con una fertilidad que declina piensan más en sexo, tienen fantasías sexuales más recurrentes e intensas y reportan tener sexo con mayor frecuencia que mujeres en otros grupos de edad”, explican los investigadores, para añadir que estos hallazgos sugieren que el reloj biológico de la mujer cambia las motivaciones psicológicas y comportamientos para actuar a favor de la fertilidad. Sin embargo, ¿no podría ser que las mujeres en este grupo de edad también quieren (y tienen) más sexo porque simplemente lo disfrutan más, tienen mayor confianza en sí mismas, una mejor relación en pareja, etc.? Y es que muchas mujeres admiten que a sus 30s o 40s tienen mejor sexo que a sus 20s.
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