Has escuchado hablar sobre el ¿amante kinky? Aunque suene gracioso, se trata de un personaje interesante y particular, descubre por qué.
¿Qué es? La psicóloga y sexóloga Liliana Zabala Lobo indicó que "ser un amante kinky no es solo sexo, sino que es una forma de expresar sexualidad de distintas maneras. Muchas veces está llena de sorpresas e imaginación, nos remite a dar riendas sueltas a lo instintivo, lo salvaje y rayando lo pervertido".
Los límites. Zabala expresó que los límites para ser un amante kinky va a depender de lo que ambos estén de acuerdo. Aquello que es aceptable y permisible para ambos, "no hacer cosas que ambos no están de acuerdo como tríos, sadomasoquismo, drogas, cibersexo con desconocidos u otro tipo de matiz que no les llene de placer y uno de los dos salga lastimado", detalló Zabala.
¿Quién puede ocupar ese rol? En la pareja cualquiera de los dos, hombre o mujer, puede convertirse en un amante kinky. "Lo destacable es que ambos estén dispuestos a ponerle un poco de interés y picardía para no caer en la rutina, cualquiera de los dos puede iniciar las fantasías", sostuvo Zabala. Asimismo mencionó que "un amante kinky no debe limitarse al tiempo y tener deseos de explorar lo inimaginable, alcanzar la dimensión de los confines del sexo, compartir ambos sus deseos y fogosidad, dejar de lado los prejuicios y tabú", apuntó Zabala.
Si falla la imaginación. La pareja puede recurrir no solo a la pornografía, sino también a otros elementos, "todo lo relacionado con el erotismo y la lujuria como ser lencería, masajes eróticos, literatura, videos, revistas, juguetes o links que les resulte estimulantes de la libido", acotó Zabala.
Monotonía. La sexóloga Carolina Rivero recomendó que las parejas salgan de la monotonía sexual. Por ello ambos tienen que hablar sobre lo que quieren hacer en la intimidad, además remarcó que la persona nunca debe hacer algo que la otra persona no quiera, porque todo depende de la cultura, religión de cada persona.
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