Si recopilásemos todo lo que se ha escrito acerca de alimentos supuestamente afrodisíacos, es probable que pudiésemos editar una enciclopedia sobre el tema. La recurrente relación entre comida y sexo tiene su explicación: aunque de maneras normalmente distintas, ambas experiencias están asociadas al placer. En el blog PBS leemos que, pese a que el poder afrodisíaco de los alimentos suele relacionarse con su forma o su color, existen algunos que realmente tienen propiedades que estimulan zonas del cerebro vinculadas al goce.
Uno de ellos es la granada, que según ciertas versiones es la verdadera fruta prohibida de la que habla la Biblia. Un estudio de la Universidad Queen Margaret de Edinburgo demostró en 2011 que beber a diario zumo de granada reduce los niveles de cortisol, algo que puede producir un aumento de la testosterona tanto en hombres como en mujeres. La abundancia de semillas en las frutas se considera con frecuencia un símbolo de fertilidad, de ahí que también los higos tengan fama de afrodisíacos en numerosas culturas.
Seguimos con las frutas y la siguiente de nuestra lista es el aguacate. La tradición azteca la consagra como incitadora del deseo sexual, hasta tal punto que se dice que los hombres de la época no permitían que las mujeres saliesen del hogar en tiempo de cosecha. Pero sin duda, la fruta afrodisíaca por antonomasia es la fresa, con esa sugerente forma similar a la de un corazón. Puede combinarse con otro clásico, el chocolate, que contiene feniletilamina (un estimulante liberado por el cerebro cuando nos enamoramos) y triptófano (ayuda a producir serotonina, neurotransmisor relacionado con el estado de ánimo).
No es habitual encontrar al café en una lista de alimentos afrodisíacos, pero conviene tener en cuenta que la cafeína aumenta la frecuencia cardíaca y el flujo de sangre y que los alcaloides mejoran nuestro nivel de resistencia. Somos muchos los que bebemos una taza con el desayuno; y no son pocos los que lo toman en compañía de unas tostadas con miel. También el producto del trabajo de las abejas tiene una larga historia como estimulante: Hipócrates, uno de los padres de la medicina, fue uno de los primeros en elogiar sus virtudes.
La remolacha contiene triptófano y betaína, sustancias que nos ayudan a sentirnos mejor. La mitología griega relata cómo Afrodita la comía para conservar su legendaria belleza. El Kamasutra recomienda una pasta hecha con espárragos a los amantes que necesiten mejorar su rendimiento. Incluso hay quien llama a esta planta «el Viagra del siglo XIX». El sexólogo francés Nicolas Venette, por su parte, señaló en el siglo XVII que las mujeres suecas solían servir alcachofas a sus maridos para incrementar su deseo y su resistencia. Afrodisíacas o no, lo que sí está claro es que estas tres verduras son deliciosas.
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