¿Qué le parecería estar haciendo el amor unas 16 horas al día?Sin necesidad de descansar, en la calle, en el cine, en el supermercado, en cualquier rincón de su casa, incluso delante de los amigos, vecinos o sus propios hijos, a distancia o presencialmente, vestido, sin agotarse necesariamente y conseguir un disfrute incalculable. Y lo mejor de todo, sin ser adicto al sexo ni tener un trastorno por ello ¿Desea conocer cómo hacerlo?
Esta propuesta puede ofrecerle algunas claves para conseguir hacer el amor a esa persona que ama y desea, con quien pretende tener la sexualidad más plena y placentera que pueda existir. Pude que haya visto cómo se ha ido apagando la llama de la pasión, a pesar del amor que se profesaban, aunque que aún se sigan amando, a pesar de todo. Y para conseguir, sobre todo, que esa persona desee lo mismo con usted y no pueda ni quiera resistirse a su habilidad amorosa.
Quizá quiera practicarlo con su pareja actual o con alguien que aún desconoce que acabará siéndolo. En ocasiones asociamos palabras a determinadas conductas que no representan muy bien el término elegido. Veamos el caso de"hacer el amor". Seguro que la mayoría de los lectores han asociado ese término al coito. Puede que un coito lento, no caracterizado por la pasión desbordada ni un "aquí te pillo aquí te mato", sino más sentido y cariñoso, pero al coito en definitiva. Sin embargo, hacer el amor es mucho más que eso. Hacer el amor no supone necesariamente, tener que llegar a la genitalidad, a la penetración, ni obtener un orgasmo.
Uno de mis mentores más querido, Carlos San Martin González, pedagogo y sexólogo, solía decir en sus clases: "Yo celebro el cumpleaños de mi señora todos los días del año". En ese momento pasaban varios pensamientos por mi cabeza. Que sería agotador y tendría mucho tiempo para ello. Por otro lado, suponía que perdería la magia el día oficial de su cumpleaños. A pesar de esto, yo deseaba encontrar alguien que me hiciera el amor así y celebrase mi compañía todos los días de su vida.
Con el tiempo, entendí que esa celebración continua, era una de las múltiples formas que encontró para hacerle el amor todos los días del año, independientemente del agotamiento, el escaso tiempo e incluso la edad o la funcionalidad de sus genitales. Son pequeñas cosas que se pueden hacer siempre y cualquier oportunidad es buena para ello. Carlos seguirá celebrando el cumpleaños de su señora cada día de mil y una formas, a pesar de las circunstancias, lo sé.
Seduciendo mentes
Hacer el amor no es echar un polvo. Para hacer el amor, de verdad, tenemos que echarle un polvo al cerebro y corazón de nuestro sujeto de deseo,y no solo poseer su cuerpo como objeto de deseo, aunque esto último puede que no esté nada mal de vez en cuando. Por supuesto, a la misma persona, podemos decidir si hacerle el amor o echarle un polvo según el día y lo que nos apetezca, siendo deseado siempre por ambas partes, está claro.
Los polvos también se echan a las personas que amamos aunque pueda asociarse a un comportamiento más frío o impersonal, habitualmente. Además, son bastante efectivos para avivar la llama de la pareja y no caer en la rutina. He de apuntar que el enamoramiento y su pasión desmedida, puede durar unos dos años como mucho, según afirman los investigadores. Por tanto, algo hay que hacer para que sigan apareciendo chispitas pasado este tiempo.Mi experiencia como terapeuta de pareja, corrobora que los polvos saben mejor cuando se lleva horas o días haciendo el amor a la pareja fuera de la cama y sin contactar, necesariamente, con los genitales del otro.
'Mindfulness' afectivo-sexual
Puede que se esté preguntando cómo se consigue todo esto. Muy sencillo, de hecho podría ser un ejercicio de 'mindfulness' afectivo-sexual en sí, pues consiste en estar presente y aprovechar cada momento para crear un ambiente de amor y complicidad con la pareja.
Mire a los ojos a su pareja a menudo, aproveche cada cruce de miradas mientras hacen la colada o se preparan para ir al trabajo. Todo momento es bueno para hacer el amor visualmente. Provoque también miradas intensas y mantenidas, donde no haga falta hablar y la contemplación lo diga todo. Con la actitud adecuada, una buena mirada puede rivalizar con el mejor de los poemas. Mire sus labios, su cabello, su cuello y su trasero cuando se gire, por qué no.
Habitualmente recomiendo a mis pacientes que despierten su deseo y se eroticen mirando a su pareja sin que esta les pille haciéndolo. Es un juego divertido, delicioso y funciona. Generalmente son pillados y despierta en la otra parte una activación muy especial por sentirse deseados y, en el mirón o mirona, una sensación de poder sexual y de cortejo, bastante excitante, según comentan.
Haciendo el humor
Generar un espacio de buen humor, confianza y construir momentos sencillos de disfrute real, es fundamental para desear y sentirnos deseados sexualmente. Haga el humor con su pareja o con esa persona a quien pretende seducir. Compartir risas y provocar las mismas, son dos de las experiencias más satisfactorias que existen. Saber que ofrecemos relajación, placer, salud y calidad de vida a la persona que amamos, estimulando su buen humor y carcajada, ¿cómo no nos va a hacer sentir estupendamente? Y, sin duda, cuando nos hacen reír, nos sentimos queridos e importantes para esa persona. Le aseguro que, quien hace reír, enamora. Por muchos es ya conocido, y yo siempre defiendo, que deseo sexual y buen humor van de la mano y se retroalimentan.
Comunicación afectiva
Hablar de lo que se desea, se necesita o se siente que se ha perdido y se quiere recupera en la relación, es hacer el amor con la palabra. Puede que la habilidad sea mayor por escrito, si es así, deje una pequeña nota o envíe un e-mail expresando lo afortunado que es por sentir y poder comunicar eso que siente.
Escuchar también es una buena elección y los silencios acompañados de un gesto cariñoso como sonreír, coger una mano o acariciar una mejilla, pueden comunicar más que mil palabras.
Puede aprovechar para hacer algún cumplido a su pareja delante de amigos o familiares. Por desgracia, con los años y la convivencia, tendemos a mostrar a los demás los reproches, con más probabilidad, que lo positivo que perdura en la pareja.
Cocinar juntos, por ejemplo, o realizar cualquier actividad al alimón, puede ser un entrenamiento estupendo para trabajar la comunicación en la pareja. Para ello, ambas partes han de respetar las habilidades de cada uno y sentir que existe reciprocidad y reparto de tareas. Lo importante no es que ambos hagan o aporten exactamente lo mismo a esa actividad compartida o a la pareja. La sensación de equivalencia por ambas partes, que no de igualdad, es fundamental para que todo funcione y no afecten las expectativas de ambos. Cada uno hace las cosas como mejor puede y conoce y es una buena opción confiar en que es así. Nadie ama como nosotros amamos, no obstante, cómo lo hace la otra parte, puede resultar equivalente.
No permita que la distancia, los años juntos, la falta de energía, de tiempo o cualquier otra circunstancia, le impidan hacer el amor y permita que se lo hagan. No se arrepentirá.
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