"El amor no tiene edad”. Esa frase, que suena a cliché, es una verdad para los adultos mayores internados en el Hogar Quevedo. "El amor puede presentarse a cualquier edad”, coinciden, aunque para algunos aparentemente el romance está prohibido.
Entre los fríos pasillos de ese asilo, sus huéspedes con cabello plateado y los bastones en mano tejen historias. "Qué guapa se ve hoy”, piropea un caballero sesentón a una dama de su edad y añade: "No lo tome a mal, sólo fue un cumplido”. La señora, que al parecer no escuchó, inquiere; "No lo oí, ¿qué me dijo?”. "La saludé nomás”, responde él para salir del apuro.
Otros señores, los más reservados, invitan a sus compañeras a sentarse en las pocas bancas que están instaladas en la puerta del hogar. Allí charlan de su juventud, sus familias y algunas aventuras que tuvieron.
Entre las parejas que conversan y se hacen compañía nunca faltan la de Roberto S., de 80 años, y Sonia G., de 70. "Ella para mí es una mujer especial”, afirma don Roberto, convencido de que ella es la más alegre y la más bailarina del asilo. "Me gusta que sea así: amable, cariñosa, atenta...”, comenta.
Don Roberto conoció a Sonia hace dos años y medio, cuando ingresó al asilo. "Es mi segundo amor”, dice de ella con una sonrisa pícara. Su esposa -relata- falleció hace más de cinco años y su única hija vive en España y no piensa regresar. "Me encuentro solo y Sonia es mi compañía”, se sincera el caballero.
Como se siente correspondido, espera casarse con Sonia. "Le propuse matrimonio, pero parece que aquí (en el asilo) eso está prohibido”, lamenta
Doña Sonia también está enamorada. "Quisiera casarme”, afirma y sus mejillas se tornan color fuego. Cuenta que él la conquistó a plan de canciones. "A él le gusta cantar mariachis -dice-. Es activo y me llena de vida”.
Roberto confiesa en voz baja su amor por doña Sonia y canta dedicándole unos versos: "Por tu amor que tanto quiero/ que tanto extraño (...)/ gritaré que por tu amor me estoy matando”.
Aunque muchos intuyen la relación por las miradas y los paseos de la pareja, ese amor aún no se oficializa debido a las reglas del Hogar Quevedo, que es administrado por el Servicio Departamental de Gestión Social (Sedeges), dependiente de la Gobernación de La Paz.
El reglamento del asilo establece que los adultos mayores no pueden formar parejas dentro del hogar "porque dan mal ejemplo a sus compañeros”.
Según los funcionarios, sólo una pareja es admitida en el hogar: la de Jorge Carrillo de 79 años, e Irma Rodríguez de 80; quienes hace seis años rompieron las barreras para cumplir su sueño y casarse. Su boda fue publicada por todos los medios y es la pareja más conocida del asilo.
"Yo me enamoré de ella cuando estábamos en otro asilo. Ella es muy guapa y todos la miraban, pero yo la conquisté”, comenta orgulloso don Jorge.
Ninguno había tenido familia anteriormente y la hermana de Jorge temía que él no haga feliz a Irma. Se equivocó porque la dama asegura que se siente dichosa por haber encontrado el amor.
La pareja, que aparentemente es la más joven entre los internos del hogar, sueña permanecer junta para siempre. "Disfrutar el poco tiempo que nos queda por vivir”, destaca Irma.
Cumplirán seis años de casados el próximo 26 de agosto, cuando se celebra el Día del Adulto Mayor en Bolivia. Esa fecha el Hogar Quevedo también cumplirá 78 años creación. Actualmente alberga a 41 adultos mayores: 22 varones y 19 mujeres, además de los 25 externos.
Pese a que en el asilo se prohibe una relación sentimental, los internos burlan las normas porque saben que "el amor también llega a la tercera edad”.
En la tercera edad, el amor "es verdadero y emocional”
Desde hace 13 años, Zenón Córdova, de 71 años, vive en un asilo y los tres últimos años está en el Hogar Quevedo. Él, con la experiencia de sus años, está convencido de que el verdadero amor es el que llega a la tercera edad.
"El amor en la edad del otoño es el verdadero, porque a esta edad uno ya no se fija en la figura, en el rostro bonito o en la dentadura de una persona, simplemente se enamora de su sinceridad, su compañía y su atención”, afirma don Zenón.
Esas declaraciones no son "descabelladas”, indica el psicólogo Alberto Rodríguez, quien asegura a esa etapa el amor es menos pasional, pero más emocional. "En la juventud la sexualidad es muy importante, en cambio a partir de los 60 años lo que importa es la compañía y el cuidado”.
El experto dice que pese a que cupido puede flechar a los adultos mayores, ellos deben atravesar los prejuicios de la sociedad. "La gente siempre espera madurez, sensatez y serenidad en esta población, por los estereotipos que se les coloca. Eso hace que no puedan enamorarse, porque tener ese sentimiento estará fuera de lugar y rompería las reglas”.
Por eso, asegura el experto, que los amores a esta edad están encubiertos por las amistades o el secretismo. Las fantasías mantienen vivo el corazón que, aunque no lo mencionen, se manifiestan en amores inconfesos. "El amor mantiene y hace bien al adulto mayor”, dice el psicólogo.
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