Basta con escuchar una conversación distendida de una reunión de hombres para darse cuenta de lo fogosos que se manifiestan cuando se aborda el tema de las relaciones sexuales en pareja. Sin embargo, muchas veces, la imagen que quieren dar de «macho ibérico» dista bastante de la realidad de su vida cotidiana.
Los expertos en sexología así lo afirman: cada vez llegan a sus consultas más parejas que, siendo estables, no mantienen relaciones sexuales algunas en mucho tiempo y otras, nunca.
En concreto, Esteban Cañamanes, psicólogo clínico de parejas y familia, explica que las personas que se encuentran en esta situación se dividen en dos grupos.
El primero de ellos es el más numeroso. Corresponde a parejas que llevan mucho tiempo juntas, que se tienen cariño pero están desmotivados en su relación. «Se comportan como compañeros de piso. Es decir, están centrados en el trabajo, los hijos, la casa..., de tal manera que no prestan atención a la relación de amor que les unió en el momento de querer convivir juntos. Normalmente no se separan porque consideran que ya tienen su vida muy encaminada, se han acostumbrado a vivir así, cada uno dedicado a sus cosas, porque supone un coste económico, por lo que dirá la familia...».
No están llamadas a la infidelidad
Este experto indica que no necesariamente estas parejas están llamadas a ser infieles, «simplemente llevan una vida plana y, por tanto una relación de amor que es incompleta. En ocasiones, llega un momento en que quieren recuperar su relación pero no saben por dónde empezar. En un periodo de seis meses de terapia pueden recuperar su relación cuando han decidido seguir adelante».
«Por otro lado, hay otro grupo minoritario pero muy llamativo. Se trata de parejas muy bien avenidas que llevan unos diez años juntos, se llevan bien y se quieren, cuentan con un nivel socio cultural alto, pero nunca realizan el acto sexual. Nunca quiere decir nunca —explica este especialista en parejas—. Son vírgenes».
Asegura que son personas muy correctas, que nunca se han saltado las normas, con fuertes convicciones culturales o religiosas y que disfrutan del sexo con besos, caricias o a través de la masturbación, pero nunca han realizado el coito.
Abogados, diputados o médicos son los perfiles que más actuan así aseguran los expertos en la materia. «Les ocurre tanto a hombres como a mujeres. Los dos piensan y sienten igual porque si sólo le ocurriera a uno de los dos la relación estallaría, se rompería».
Cañamanes explica que el problema llega cuando desean tener hijos. En ese momento no saben qué hacer y es cuando acuden a las consultas de los especialistas en busca de ayuda. Tienen muchas dudas y temores, no saben si optar por una fecundación in vitro o enfrentarse a sus propias convicciones. Los que optan por seguir los consejos de los especialistas con terapia suelen tardar un periodo de dos años aproximadamente hasta que disfrutan plenamente de su sexualidad», explica Esteban Cañamanes.
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