viernes, 11 de noviembre de 2016

Flirtear: ¿una infidelidad?



De acuerdo con Google Trends, una cuestión que preocupa a la humanidad, dada la cantidad de preguntas al respecto, es la duda existencial de si flirtear es engañar o no a la pareja. Aunque es una pregunta con tintes inocentes, despierta todo tipo de opiniones (e interpretaciones). Pero puesto que esta cuestión quita el sueño a muchas parejas, muchos expertos en la materia teorizan sobre esta afición, tendencia o como quieras llamarlo. Y es que según David Dryden Henningsen, profesor de la Northen Illinois University, en EEUU, flirtear no siempre tiene una motivación sexual. Y es que desde pequeños nos programan para ‘caer bien a todo el mundo’ y nos inculcan que sonreír y ser amables es nuestra mejor tarjeta de presentación.

Henningsen distingue cuatro razones por las que los humanos flirteamos, muy aparte de la erótica. Flirteamos como diversión, cuando las dos partes entran en el juego pero saben que éste no tiene ningún fin más allá de pasar el rato. Flirteamos como forma de elogio o de masajear el ego de nuestro interlocutor, al mismo tiempo que nos hacen lo mismo con el propio: “los hombres y las mujeres se enzarzan en el flirteo porque es agradable y les hace sentirse atractivos. Es también una forma de hacer que los demás se sientan mejor”, comentaba Dryden al diario online Huffington Post. Asimismo, practicar este “deporte” puede ser también, según este experto, utilizado para conseguir cosas o persuadir a alguien, como quien tontea con el camarero para obtener más rápido las bebidas. Lo que no se traduce, necesariamente, en que quiera irse a casa con él. Este arte es también usado para explorar el posible interés romántico u erótico que suscitamos en los demás. Una especie de simulador para cuando queramos lanzarnos de con quien más nos interese.



¿Un arte que debemos abandonar?

Sea el flirteo un arte, una práctica o un juego… la pregunta que surge es: ¿Debemos abandonarlo el momento en que estamos con alguien? De acuerdo a Iván Rotella, sexólogo, terapeuta de pareja, director de Astursex, centro de atención sexológica en Avilés, y miembro de La Asociación Estatal de Profesionales de la Sexología (AEPS), “el tema es un clásico y uno de los puntos que causa más peleas porque la pareja es una de las pocas sociedades que se forman sin negociar antes las bases o los estatutos que van a regularla. Algunas personas se enamoran del Ché y luego, cuando llevan meses conviviendo con él, le reprochan que viste siempre con el mismo uniforme y lleve barba. Las parejas deben ser lo que ellas elijan y llegar a acuerdos, en los que ambos tendrán que ceder. Aceptar el flirteo es uno de esos puntos a negociar si a alguno de los miembros le molesta y, si se admite, debe tener también sus reglas”, apunta Rotella.



Una forma de canalizar el deseo erótico

Queremos tener pareja y, al mismo tiempo, mantener el deseo centrado en una sola dirección durante el mayor tiempo posible, algo que es más complicado de lo que parece. De acuerdo a Rotella, es natural querer canalizar ese deseo y que sean compatibles con la pareja. “Flirtear es, junto con las fantasías sexuales, una de las maneras en las que poder gestionar el deseo erótico que cualquier persona sana debe tener. Si la pareja llega a acuerdos y pone los límites, esta actividad puede ser muy saludable porque fomenta la autoestima y es una forma de entrenar la libido, que luego podemos utilizar con nuestra media naranja. Algunas personas pueden sentirse también halagadas al ver que su pareja, siendo atractivo/a a mucha gente, los ha elegido a ellos. Y esto puede resultar muy excitante”, asegura en una entrevista al diario El País.



Totalmente natural

Por otro lado, no olvidemos que muchas personas son seductoras por naturaleza y pueden tener una actitud de flirteo sin ser conscientes de ella. Aunque, en opinión de Rotella, “esto puede ser también una estrategia para ocultar la inseguridad, Muchos seductores son, en el fondo, grandes tímidos o personas necesitadas de afecto que buscan su cuota de atención. Flirtear es casi siempre una actividad sin muchas consecuencias porque, la mayoría de las veces, el placer está en la caza y no en la pieza”.

Si luego de saber todo esto, aun sigues prohibiendo el flirteo, Rotella aconseja hacerlo cuando estemos solos para evitar molestar a terceros; ya que imponer el criterio de uno cuando el otro no está de acuerdo solo logra crear víctimas y despertar rencor. “Siempre digo que una cosa es la sinceridad, fundamental en las relaciones afectivas, y otra el sincericidio. No hay que decirlo todo a la pareja, no estamos obligados a contarle nuestras fantasías o cosas sin trascendencia que puedan generar susceptibilidades. Hay cosas que pertenecen, única y exclusivamente, a nuestro jardín privado”.



LO DIJO:

“No hay que decirlo todo a la pareja, no estamos obligados a contarle nuestras fantasías o cosas sin trascendencia que puedan generar susceptibilidades. Hay cosas que pertenecen, única y exclusivamente, a nuestro jardín privado”.


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