Cuando enamoramos o vivimos con alguien, siempre queremos que nuestra pareja haga de nosotros la prioridad de su vida y nos enojamos o resentimos cuando vemos que nuestra pareja tiene otras prioridades como su trabajo, los hijos, algunos eventos sociales con amigos, etc.
Ser prioridad de alguien no necesariamente significa que tiene que dedicar el 100% de su tiempo a pensar y vivir para nosotros.
La vida se compone de muchos espacios para una persona y estos necesitan ser atendidos sin confundir los demás, por ejemplo los hijos que hayan nacido, dentro o fuera del matrimonio, necesitan su espacio de atención por parte de uno de sus progenitores y por mucho que un padre o una madre quiera a sus hijos, y por muy importante que estos sean para él o para ella en su vida, ellos jamás podrán ocupar el lugar que está reservado para su pareja, y lo mismo ocurre con la presencia de nuestra pareja, por mucho que a él o a ella l@ amemos ésta jamás podrá ocupar el espacio dedicado para nuestros hijos, amigos y demás personas o actividades que forman parte de nuestro cotidiano.
Una persona inteligente sabe ubicarse en el lugar que le corresponde en la vida de su pareja, sin pretender invadir los demás espacios para quererlos llenar con su existencia.
La vida de una persona es comparada con el interior de una vivienda la cual está dividida en distintas reparticiones tales como sala, comedor, cocina, dormitorios, baños y demás dependencias y éstas a su vea se subdividen en pequeños espacios los cuales son llenados con cosas diferentes según nuestras necesidades personales. Y hay un espacio o lugar para cada cosa como por ejemplo, no podemos poner la vajilla en el baño o el coche en el dormitorio, ni la cama en el tejado. Y no es porque no podamos poner estas cosas en estos lugares, podemos hacerlo porque son objetos de la casa pero hay un lugar especial para cada cosa y debemos respetar ese orden establecido, porque es ahí que las necesitamos.
A las personas también le debemos darles el lugar que les corresponde y la debida importancia para que no alteren el orden normal de nuestra vida.
Es por eso que como parejas que somos jamás pretendamos querer acaparar toda la atención de nuestra pareja, ni querer invadir los espacios que están destinados para otras personas u otros fines, ni entrometernos en sus distintas actividades, aprendamos a respetar esos espacios personales y sociales de nuestra pareja sin involucrarnos tanto en el todo para no entorpecer la paz y la armonía en la vida familiar y sentimental.
Si tu pareja amorosamente te incluye y te hace partícipe en los diferentes espacios donde se mueve, debes sentirte privilegiada y aceptarlo con amor, para contribuir a su felicidad, pero si no es así, respétalo y ocupa bondadosamente el lugar que tienes en la vida de tu pareja, pues es ahí donde él o ella te quieren tener.
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