Los adolescentes son las principales víctimas de violencia en el noviazgo. Al principio la agresión es muy sutil con llamadas telefónicas para saludar o preguntar por su ubicación, luego sube de tono con reclamos injustificados, esto pasa al primer bofetón inesperado y de ahí va en aumento hasta llegar a lesiones graves.
En general, este tipo de violencia pasa desapercibida por los propios jóvenes, quienes no notan el abuso de poder que ejerce su pareja sobre ellos para controlarlos y manipularlos. En la adolescencia esto se manifiesta sutilmente en varones y mujeres, porque comienzan a aislarse de sus amigos e incluso cambian su manera de vestir por los comentarios que reciben, afirma la psicóloga Paola Miranda.
“Las situaciones de violencia en el noviazgo avanzan en forma gradual, primero pasan desapercibidas porque piensan que esa persona es el amor de su vida y van cediendo a las peticiones de su pareja. Cuando enamoran se encuentran embelesados el uno por el otro y no ven lo que sucede en su entorno”, dice la psicóloga Marcela Montaño.
ACCIONES
El tema de violencia en el noviazgo fue parte del Encuentro Nacional de Agentes de Cambio para los Derechos Sexuales y Derechos Reproductivos, que reunieron a adolescentes de 14 a 19 años de 6 departamentos para intercambiar experiencias y a su término los mismos debían dar charlas destinadas a sus compañeros de colegio para prevenir los noviazgos violentos.
Participaron instituciones como Vivir Juntos (Pando), Cies (Potosí, Cochabamba y Santa Cruz), Gregoria Apaza (El Alto) y Ecram de Tarija, esta actividad tuvo la finalidad de descubrir por qué el índice de noviazgos violentos y embarazos no deseados en la adolescencia va en aumento y qué se puede hacer para prevenirlo.
“El trabajo de investigación realizado apunta a identificar por qué se daba un índice elevado de noviazgos violentos y embarazos no deseados en la adolescencia con un planteamiento diferente. Se realizó una triangulación entre los adolescentes, como agentes de cambio; sus padres y los gestores de salud”, explica la coordinadora de Ciudadanía Activa y Prevención de violencia del Centro de Promoción de la Mujer Gregoria Apaza, Beatriz Condori.
Con este propósito se recogieron las demandas tanto de los padres como de los mismos adolescentes participantes en estas organizaciones, para conocer cuáles eran los problemas más frecuentes en temas de género versus sexo, sexualidad y sus derechos sexuales y reproductivos abordando el tema del noviazgo violento.
Ángel Condori de la promoción del Colegio Germán Busch de Potosí habla sobre su experiencia: “Yo no lastimaba a mi pareja, sino era ella quien ejercía este rol, me golpeaba e insultaba, como yo no sabía nada sobre esto lo toleraba, porque me parecía algo normal. Al recibir orientación al respecto puse fin a mi relación para evitar que esto continuara”.
Ese testimonio relata el tema de la violencia en el noviazgo que muchas veces pasa desapercibida por los mismos adolescentes, quienes, por lo general, comienzan a establecer una relación de pareja entre los 14 a 20 años, y en la actualidad mucho antes hay expresiones de agresión de distinto tipo y en diferentes niveles.
“Cuando se hace un análisis de género te percatas que muchos de los adolescentes buscan los modelos que tienen como referente en casa, con una coincidencia del 70 al 80 por ciento. Si observan que el padre grita o golpea a la madre o viceversa el joven considera que esta acción es normal no la identifica como un acto de violencia”, afirma la Coordinadora.
Aidee Donalson es una adolescente de 18 años que cursa estudios de Pedagogía en Potosí. Ella considera que para frenar los noviazgos violentos se debe comenzar por dejar de usar ciertas frases como “mi gordita” o “mi chaparrita” porque se estaría dando un adjetivo negativo a la persona por su aspecto físico.
“Pensamos nosotros que es normal que nos digan mi flaquita, que nos empujen o jalen del cabello. Por esta razón en las charlas que damos en los colegios muchas de ellas dicen que estas palabras con las que se refieren a ellas es una muestra de amor. Ven como cotidiano estas agresiones físicas”, acota Aidée.
PREVENCIÓN
Muchas veces la violencia psicológica o física se justifica por la misma persona que la sufre, porque piensa equivocadamente que es una muestra de amor como el caso de los celos, por ejemplo, el tener que verse obligada a dejar algunas actividades que antes le gustaba realizar en compañía de otras personas porque el novio lo pide.
“Ahora para ejercer control sobre la pareja existe el celular y las aplicaciones como el whatsapp o facebook, primero es bonito que te llame y te digan que soñaron contigo, pero luego que te llamen casa media hora para saber qué estás haciendo es una invasión a tu privacidad que poco a poco se vuelve en una forma de violencia, porque si no contestas o respondes sus mensajes ya comienzan las discusiones”, enfatiza la psicóloga Paola Miranda.
Por su parte, Marcela Montaño afirma que lo más importante en materia de prevención es la educación en los valores que comienzan en la familia y, el segundo lugar, donde más tiempo pasan los jóvenes son en colegios o escuelas en los cuales se debería contar con profesores capacitados para hablar entre otros temas sobre la violencia en el noviazgo.
El encuentro de jóvenes, efectuado en La Paz, permitió capacitar a adolescentes y padres de familia en el tema de la violencia en el noviazgo además del embarazo en la adolescencia desde otra perspectiva, que según los entrevistados fueron de mucha ayuda para su vida personal y de sus pares.
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