miércoles, 28 de diciembre de 2016

El síndrome de Romeo y el fin de las relaciones



¿Quién no conoce la historia de Romeo y Julieta? Probablemente todas, ninguna mujer al menos es ajena a esta historia que se trata de un tormentoso y apasionado romance adolescente que termina en un trágico final. Sin embargo, lo que no se sabe es que hay algo más riesgoso que “morir de amor” y es querer vivir en un enamoramiento constante, algo que según los expertos se trata del Síndrome de Romeo y Julieta que no es nada más y nada menos, que estar enamorados del amor.

Seguro te ha pasado que tienes una amiga que cada vez te encuentras con ella te dice que está “enamorada” de su novio, el problema es que este enamoramiento es cada vez con una persona diferente. Si te suena el caso, quizá tu amiga padezca de este Síndrome.

En cuestiones de amor también tenemos que tener los pies sobre la tierra, ya que si bien el atractivo más grande está cuando comienza una relación por esas sensaciones que nos encantan a todas como la adrenalina, los nervios, el clímax de las primeras citas, la elevación del autoestima, que son definitivamente sentimientos que disfrutamos en su minuto, pero quienes “sufren” de este Síndrome no pueden entender que eso es sólo parte de una etapa del enamoramiento y que el amor no es únicamente eso. Luego de un tiempo las relaciones de pareja toman otro tono, las emociones se convierten en amor, compañerismo y estabilidad, en ese punto las personas que padecen de este trastorno entienden todo lo contrario y empiezan a derrumbarse, asegurando que la relación ha terminado porque ya no tiene emoción.

“El síndrome de Romeo y Julieta es un conjunto de síntomas psicopatológicos que se da en las personas que tienen enamoramientos prohibidos, donde existe una exagerada demostración de amor, donde el sentido de pertenencia genera conductas de control, posesión, sometimiento, sufrimiento, conductas obsesivas de acoso, y conductas celo típicas”, explica la psicología Nancy Cristina Rubín de Celis Espinoza de Psicoconsulting (Edificio Cibeles) y docente de la UMSS.



¿Por qué se da este síndrome?

“Este síndrome se da principalmente por la necesidad de la persona (hombre o mujer) de ser amado sin medida, (ser el centro de atención de su pareja), además de que contribuyen al desarrollo de este síndrome las prohibiciones familiares y sociales, es decir cuando la familia no aprueba la continuidad del enamoramiento existiendo conflictos, críticas, problemas, amenazas “si sigues con él o con ella, anda buscando trabajo, donde ir a vivir, etc”, asegura la psicóloga.

Pero también una de las causas principales que llevan a padecer este síndrome es una evidente desconexión con la realidad, resultado de una constante idealización del amor, desde la infancia, mezclada con los buenos recuerdos de las primeras relaciones amorosas.

Hay quienes le echan la culpa a Disney por obsesionarnos con encontrar el “príncipe azul” o por inculcar en algunas culturas como la nuestra, que la mujer nace sólo para casarse y ser mamá.

Quienes padecen del Síndrome de Romeo y Julieta, aunque suene exagerado, tienen planeada la boda y el nombre de sus hijos antes de saber si quiera de quién están enamorados.

La buena noticia es que este Síndrome tiene cura con psicoterapia y según la especialista es importante que estas personas busquen ayuda, porque si no estas conductas pueden generan violencia psicológica y pueden llegar a desarrollar violencia de género (violencia física).



Características

Según Rubín de Celis, las características principales de las personas que padecen de este síndrome son:

• Personas que tienen fantasías exageradas del amor romántico, idealización de la persona amada

• Citas a escondidas, a veces con ayuda de algunos amigos que se convierten en cómplices

• Relaciones pasionales

• Alejamiento social

• Retraimiento, control (amistades, vestimenta, salidas, llamadas, mensajes).

• Angustia

• Dependencia emocional y afectiva

• Depresión

• Agresividad

• Chantajes emocionales: Una de las características que muestran los rasgos de este trastorno es cuando se escuchan frases como “sin ti no soy nada”, “no puedo vivir sin ti”, “no me dejes porque me muero o me mato”. Al principio esa entrega es recibida con alegría, como una “muestra de amor”, pero luego esa dependencia por una de las partes suele acabar siempre igual: en control, en abuso. “Lo hago porque te quiero”. Y ese tipo de actuaciones no tiene edad, obviamente es más fácil identificar a una persona adulta con este trastorno.

Un Romeo empezará a buscar formas de terminar y buscar una nueva ilusión si la relación deja de ser intensa. La persona con este Síndrome intentará de una y mil maneras revivir esas sensaciones, pero detrás de cada intento sólo encontrará frustración, por lo que la única salida que tendrá será culpar a su pareja del fracaso de la relación y empezar de cero, pero con alguien nuevo.

Estas personas desarrollan la necesidad de estar con alguien y van de pareja en pareja, buscando la manera de conquistar a alguien a como dé lugar, porque no pueden dejar de sentirse enamoradas, es como ¡una adicción!.

Las relaciones de pareja de estas personas suelen marchar bien al inicio, hasta que el carácter de Romeo sale a flote, es decir, después de ese estado intenso de enamoramiento, la persona pone nuevamente los pies en la tierra. ¿Y qué pasa? Para ellos es la señal de que su relación está terminada, ya que los recuerdos de los primeros meses se están esfumando y ya no sienten esas emociones.



Prohibir solo genera más deseo

Esto va para los papás y es que normalmente cuando se oponen a una relación es porque la persona elegida no pertenece a la misma clase social o porque no llena las expectativas para su hija o hijo, pero si los padres adoptan posiciones como la mencionada están muy equivocados porque lograrán el efecto contrario, y el amor que siente su hijo o hija irá en aumento y luchará con su pareja uñas y dientes por defender lo que sienten, no escucharán consejos ni a aquellos que quieran disuadirles para que dejen la relación. Recuerda que lo prohibido tiene su encanto.

Daniel Wegner, psicólogo de Harvard, ha señalado que el secretismo en las relaciones románticas o sexuales funciona como un afrodisíaco, ya sea porque los amantes están siendo infieles, o por prohibición paterna expresa.


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