Toda relación de pareja tiene su lado conflictivo. Pero, ¿para qué nos puede servir conocer las diferencias entre lo femenino y lo masculino? La respuesta la tiene la reconocida sicóloga chilena Pilar Sordo, en cuyo libro ¡Viva la diferencia!, detalla 14 disparidades entre hombres y mujeres.
“Lo que yo le pido al otro de alguna manera no siempre corresponde con lo que el otro me puede dar. Al no conocer las diferencias, se distorsiona mucho la comunicación en la pareja. Mi trabajo consiste en ayudar a que seamos capaces de valorar nuestras diferencias, a no colocar a un género por encima del otro, sino a ser complementarios”, reflexiona Sordo. La especialista retorna a Santa Cruz y disertará sobre este nuevo tema el 5 de noviembre, además de otras conferencias en la ciudad.
Ella es feliz si los otros son felices
La investigación, según Sordo, demostró que la felicidad de la mujer está puesta siempre en el otro. Ella tratará de mantener sus relaciones afectivas en buen estado: una fémina está bien si los que ella quiere están bien con ella. “La infelicidad está en no aprender a soltar y en no dejar lo que le hace mal porque le gusta sentirse necesaria”, sostuvo.
Además, nunca se sienten satisfechas con lo que hacen.
“Las madres sienten culpa porque si están trabajando sienten que deberían estar con los chicos y si están con los chicos creen que deberían estar trabajando. La mujer debe aprender a disminuir el sentimiento de culpa, entender que no es indispensable y que lo que hace en el presente hay que disfrutarlo y no estar encadenada a otras cosas que no hizo”.
El hecho de que la mujer responsabiliza a otros de su felicidad o infelicidad, lleva a la especialista a la conclusión de que en toda fémina hay dos estructuras de pensamiento: el pensamiento real y el pensamiento mágico. El real es lo concreto y está a mi alcance; en cambio, el mágico está relacionado con los deseos y expectativas.
“Ellas comparan su mundo real con un mundo fantasioso o mágico que no es perfecto. Por ejemplo, yo comparo mi cabello con el que me gustaría tener y evidentemente no me gusta y me quejo de él. A la larga se convertirá en un problema de infelicidad si no se supera ni trabaja”, enfatizó.
Esto se aplica a las relaciones de pareja, las relaciones con los hijos y las relaciones laborales que establecen las mujeres. Por ejemplo, ¿te has preguntado qué imagen o definición de esposo has construido desde pequeña? ¿Y cómo ese ideal mágicamente incorporado pelea de manera interna con el esposo real?
Por otro lado, señala que el hombre encuentra la causa de su felicidad o infelicidad, generalmente, en los obstáculos que ha encontrado en el camino para lograr sus objetivos.
La comunicación
“La mujer necesita hablar para resolver los conflictos; el hombre, en general, habla cuando los tiene resueltos”, dijo.
Los hombres no imaginan cuán importante es la comunicación para la resolución de los problemas. “Es frecuente que al preguntar a un hombre qué le pasa se obtenga como respuesta un nada. Y no responderá hasta que no haya solucionado el conflicto. Esto es importante en la comunicación entre parejas, ya que muchos de los conflictos se generan porque las mujeres sentimos que los hombres, al no hablarnos de sus conflictos, no nos están haciendo sentir necesarias”.
Puede que no pensemos igual, pero es posible convivir bien si comprendemos nuestras diferencias y en vez de hacernos la guerra nos complementamos
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