jueves, 11 de junio de 2015

Descubre tus poderes sensuales!


Cualquier experiencia puede volverse mucho más intensa y diferente con sólo despertar a nuestros mejores aliados: los cinco sentidos.

A menudo confundimos los conceptos de sensualidad y sexualidad. Una experiencia sensual no es necesariamente erótica ni sexual. Sin embargo, las mejores experiencias sexuales son aquellas que, a su vez, son sensuales; o sea, que dan protagonismo a estímulos sensoriales. Estarás pensando: “Ok, Alessandra… suena todo muy bonito, pero ¿cómo lo hago?”. Te diría que pienses en tus cinco sentidos y que te hagas la siguiente pregunta: ¿de qué manera puedo estimularlos para que me ayuden a generar nuevas, variadas y enriquecedoras experiencias eróticas? Comencemos revisando cada uno de tus sentidos…

La vista. Mirar un cuerpo desnudo o semidesnudo erotiza muchísimo. El estímulo visual sirve de herramienta o soporte en la actividad sexual. En cualquiera de esos momentos especiales se pueden incluir estímulos visuales adicionales. También se puede variar la iluminación. ¿Cómo crees que variaría la cosa si de repente cambias la lamparita por una de color? Piénsalo bien: no es lo mismo disfrutar con tu pareja bajo la brillante luz de una bombilla de halógeno, que bajo la tenue, cálida y sexy iluminación que te provee una velita.

El olfato. Es uno de los sentidos más importantes, más ricos y, desafortunadamente, más olvidado. El olfato provee una erotización muy intensa. Los perfumes, por eso, funcionan tan bien. El enfocar la relación sexual en torno a algún olor puede ser súper interesante. Los olores pueden ir variando; se pueden usar velas o aceites aromáticos, determinados perfumes, inciensos de todo tipo… Y, por supuesto, no te olvides de prestar especial atención a los olores naturales del cuerpo de tu pareja. Si no estás pensando conscientemente en su aroma y no te concentras en eso, ¡puede que no lo registres! Pero si respiras intencionalmente podrás percibir y disfrutar de su olor, porque cada persona tiene su aroma personal y muy particular, ¡y esto es muy erótico para un momento de intimidad!

El tacto. Vaya si este sentido es importante. Aquí entran en juego las caricias, los roces, los masajes… Para mí, el tacto es indudablemente uno de los más deliciosos. Dentro de la relación sexual, para variar y prestar especial atención a la estimulación táctil, habitualmente recomiendo el juego de temperaturas. ¿Cómo? ¡Hay que usar la imaginación! Un hielito que recorre el cuerpo, tomar algo calentito para luego buscar la boca del otro (o alguna otra parte interesante de su cuerpo), de repente dejar caer cera caliente sobre su piel… ¡Todo esto funciona de maravilla! Te pone en un contexto sensual supremamente erotizado. ¡Ni hablar de un masaje que nos garantiza un viaje directo al paraíso!

El oído. Los sonidos también pueden provocar muchísimo erotismo y, a su vez, impartir gran variedad a la actividad sexual. Piénsalo un poquito… Una linda música de fondo suma mucho al clima. Y ni hablar de lo erótico que pueden ser las palabras y susurros. Una palabra en el momento justo, un pícaro gemidito, pueden ser el detonante del más intenso orgasmo.

El gusto. ¿Se te había ocurrido que el gusto no es sólo para que disfrutes durante tus comidas? Agrega a tus relaciones sexuales algo que le dé un lindo y diferente gustito. Puede ser algún alimento, como la clásica crema batida, el jarabe de chocolate o un bañito de champagne.

También es muy divertido experimentar con aceites o lubricantes saborizados, así como todo tipo de juguetes que puedes encontrar en un sex-shop (piensa en las tanguitas de dulce o esas que se te derriten en la boca) todos diseñados para enaltecer tu experiencia sexual por medio de la estimulación de tu sentido del gusto.

A ver, les pregunto, más allá de las maneras tradicionales que ya mencionamos para estimular el sentido del gusto, ¿de qué otra forma podemos hacerlo? Mmm… a mí se me ocurre que puede resultar súper interesante el verdadero disfrute que provoca el probar a nuestra pareja, y no tanto los estímulos que se aportan desde afuera. Por ejemplo, el sabor de la piel de los dos. Cuando nos enfocamos en ellos, son capaces de erotizar al máximo la relación íntima. Si te enfocas en lo que estás probando, todo será más divertido.

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