Una primera cita es como unas elecciones. La realidad casi nunca está a la altura de las expectativas. Y el índice de abstención es más alto que lo esperado. Aún así, cada cierto tiempo nos engañamos pensando que sí que va a suceder, el verano del amor y la revolución sexual. Como más vale prevenir que curar -y el mal de amor es congénito, traumático y crónico (y terriblemente adictivo)- hemos elaborado una lista de peores cosas -basadas en hechos reales- que pueden suceder en una primera cita:
Que no reconozcas a la persona. O que la reconozcas y sea mucho más fea de lo que recordabas. Y pienses que cualquier parecido con la foto de Tinder sea culpa de un filtro. Deja de buscar el filtro de invisibilidad en tu móvil. Si quieres huir, busca un árbol grande. Y asegúrate de que Pablo Iglesias no se esconda detrás.
Que tarde dos horas en decir: "Te quiero". O cinco minutos en preguntar: ¿Cómo decías que te llamabas? Si es de los primeros, pídele un té y hazte el hierbas. Si es de los segundos, es la oportunidad perfecta para cambiarte el nombre. Elige uno original, sonoro. Por ejemplo: Ataúlfo, Bienvenida, Luz Cuesta Mogollón.
Que te hable de su ex, de su madre, de su perro, de las veces que riega su planta. Ah, y ojalá que tu cita no sea del gremio porque, salvo que seáis catadores de cerveza, probadores de camas de lujo o constructores de toboganes, la conversación sobre el trabajo matará vuestra libido.
Que descubras que no tenéis nada en común. Y llene el silencio con listas de sus películas y discos preferidos -se habla poco de la epidemia del postureo- o de sus alergias, sus obsesiones y sus miedos -hay psicólogos para esto-. La mejor manera de llenar el silencio es el contacto físico, pero elige bien dónde tocas primero. El orden de las caricias sí altera el producto
Que diga que luego ha quedado. Luego es una palabra peligrosísima que siempre anticipa problemas. Ejemplos: Luego recojo. Te llamo luego. Pienso, luego existo.
Que se escape en mitad de la cita. Eso es porque es un superhéroe y tiene que salvar el mundo.
Que tenga un hobbie raro y quiera compartirlo contigo porque hoy es siempre todavía y toda la vida es ahora: leer el futuro en las cartas, tejer, hacer escalada (o cualquier tipo de deporte), comer cosas raras (raro es todo lo que no es la tortilla de patata), cambiar el sistema (con lo largas que son las revoluciones), tocar algún instrumento musical (es un error asumir que todos tenemos capacidades artísticas).
Que su casa sea zona catastrófica. Que las infraestructuras sanitarias estén dañadas y ese desolador panorama -el caos debió nacer aquí- no se solucione ni con décadas educación ambiental. También puede ocurrir que no tenga casa y te lleve a un hotel de mala muerte. O a casa de sus padres y éstos te reciban con un: "Te parecerá bonito". Conserva la calma y utiliza la pregunta comodín: "¿Un vasito de agua, por favor?
Que hagas un chiste y no se ría. Una cosa. A los que dicen que el camino hacia el corazón de un hombre es el estómago y hacia el corazón de una mujer las flores o los diamantes: dejad de escribir consejos que nadie (salvo, quizá, El Corte Inglés un 14 de febrero) leerá. Esta lista, en cambio, es la wikipedia de la seducción. Y recordad al bueno de Woody Allen: "El sexo es lo más divertido que se puede hacer sin reír ". Así que imaginad con risas.
Que utilice ropa interior con la gomilla suelta. Aunque, ¿a quién le importa si has llegado hasta aquí?
No hay comentarios:
Publicar un comentario