sábado, 25 de julio de 2015

Cuando la pareja viene con mascota



Dicen que cuando uno contrae nupcias, también se casa con la familia. Pero ¿qué pasa cuando el matrimonio incluye al perro o gato del novio o la novia? Si bien antes debe haber una conversación muy seria con tu media naranja sobre el tema, también hay que pensar en la mascota, pues esto implica un proceso de adaptación que implica el uso del espacio y la confianza entre los dos.

La adaptación de tu mascota con tu pareja debe ser anterior a la convivencia o al traslado, así ambos se sentirán cómodos con su presencia y compañía. “Tu meta será crear un vínculo de simpatía y tolerancia entre el humano y tu mascota, para ello pueden hacer actividades juntos, como sacar de paseo a tu perrito con tu pareja, juegos con pelota u otros juguetes, premios con comida, así tu cachorro relacionará a la nueva persona con momentos agradables”, dice la veterinaria Mariana de la Peña.

Asegúrate de que tu pareja conozca a tu mascota y entren en confianza, cosa que esta nueva convivencia no afecte a ninguna. “Para que tu mimado la acepte y se encariñe fácilmente puedes darle la tarea de alimentarlo. Con esto tu animal, sobre todo si es un perro, podrá adaptarse muy bien a la persona que le brinde cuidados, aunque no sea muy cariñosa con él”, dice Gustavo Villarroel, veterinario.

El gato es algo más complicado, pero es cuestión de tiempo para que ambas partes se acepten poco a poco. Con este animal es importante ir ganando el terreno a pasos, pues es muy territorial.

Tu pareja deberá conocer y aceptar las responsabilidades que conlleva tener una mascota, como los alimentos adecuados, los paseos, las visitas al veterinario, e incluso compartir la cama con ellos, dependiendo de las costumbres que tenga el animal. “Si te gustan los animales es muy importante que a tu pareja también le gusten. Esa será la base fundamental para que no surjan susceptibilidades por tu amor a tu mascota”, indica De la Peña.

Villarroel aconseja no restar la atención que antes tenía el animal para que no se ponga celoso, lo que podría deprimirle, quitarle el apetito y resentirle, dejando de compartir tiempo con su amo. También la venganza es factible, como que el felino ensucie en los lugares que esa persona que no le agrada frecuenta. “En el caso de los gatos, nosotros somos los que nos adaptamos a él; en el caso de los perros, ellos a nosotros”.

Fuente: Mariana de la Peña (Servivet) Calle Tomás Monje esq. calle 17 de Obrajes. y Gustavo Villarroel (Lassie Av. El Trompillo sobre el segundo anillo 300, Santa Cruz)


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