Estudio. Las personas atractivas tienden a entablar relaciones románticas con otras que no lo son. Un ejemplo de esto es “La Bella y la Bestia”, un cuento intemporal que quizá es irreal, pero similar a la vida cotidiana.
Factores SELECTIVOs
EL EMPAREJAMIENTO SELECTIVO
Aunque las personas atractivas tienden a entablar relaciones románticas con otras que también lo son, lo cierto es que cuando la gente llega a conocerse bien, antes de un noviazgo, es habitual ver disparidad en las cualidades físicas de una pareja.
Especialistas estadounidenses analizaron el llamado "emparejamiento selectivo", por el cual las personas escogen a otras con características físicas, conductuales y psicológicas similares a las propias, y concluyeron que esa tendencia tiene excepciones predecibles.
Según los expertos, el atractivo físico es el punto de coincidencia en parejas que inician una relación romántica poco después de la primera cita, sin embargo, les intrigaba el por qué algunas personas atrayentes se relacionan con otras menos agraciadas (físicamente).
Un ejemplo de esto es "La Bella y la Bestia", en el cual una chica encantadora se encuentra con un tipo con características desagradables, sin que surja "amor a primera vista".
De hecho, la Bella lo ve con repulsión pero con el tiempo ella descubre su naturaleza cálida y su corazón noble, y finalmente la historia cumple con su final de cuento de hadas: se enamora de la Bestia a pesar de su apariencia.
En su estudio, publicado en la revista Scientific American, los especialistas indican que el emparejamiento selectivo es una conclusión sólida pues los individuos compiten entre sí por compañeros más atractivos y en general "ganan" los que son guapos (as).
En este fenómeno, las personas moderadamente atractivas se emparejan con otras similares y así sucesivamente, indica Lucy Hunt, del Departamento de Desarrollo Humano y Ciencia de la Familia de la Universidad de Texas, y autora principal de la investigación.
Sin embargo, los patrones de emparejamiento selectivo pueden atenuarse con el tiempo en que dos personas pasan juntas debido a factores objetivos y subjetivos.
El componente objetivo procede exclusivamente de las características físicas de un individuo (por ejemplo, los ojos, la sonrisa) y este factor muestra mayor consenso cuando una persona se encuentra entre extraños, ya que impulsa -inicialmente- la atracción física.
El componente subjetivo, por el contrario, se deriva de las características que se revelan a través del tiempo y que pueden hacer mucho más atractiva a una persona, como el sentido del humor, la creatividad, la lealtad y su carácter moral.
A través del tiempo, conforme la gente se conoce mejor, las personas confían menos en lo objetivo y más en lo subjetivo, por lo tanto un individuo que es objetivamente menos atractivo puede llegar a ser subjetivamente más atrayente.
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