AUNQUE LOS TIEMPOS HAN CAMBIADO, EL MIEDO A NO LLEGAR AL ALTAR NO ES AJENO AL SIGLO ACTUAL | A ESTE TEMOR, QUE ES MÁS FRECUENTE EN MUJERES, SE LE LLAMA ANUPTOFOBIA, Y PUEDE DEBERSE A MUCHOS FACTORES, PERO LOS PRINCIPALES SON LA PRESIÓN SOCIAL Y FAMILIAR.
Si sigue así, se quedará a vestir santos”, “soltero maduro...maricón seguro”, “las viejas solteronas crían gatos porque nadie las aguanta”, “si no te vas a casar, por lo menos ten una wawita”. Estas son solo algunas de las “famosos expresiones” que se utilizan en nuestro medio y es así como comienza una cierta presión social dando paso al temor que se convierte hasta en pánico, en los jóvenes, a quedarse solos y provocando, en ciertos casos, que el comportamiento parezca desesperado y hasta obsesivo por conseguir pareja, solo por cumplir cánones y estándares de edad para casarse y formar una familia.
El miedo a quedarse soltero(a) puede convertirse, definitivamente, en una obsesión o especie de fobia. Este miedo en psicología se lo denomina anuptafobia, que básicamente es el temor que experimentan algunas personas, sobre todo mujeres, que se encuentran en un rango de edad comprendido entre los 30 y 40 años, ante una posible soltería perpetua.
Si bien, los tiempos han cambiado en cuanto al matrimonio y las edades, todavía ¿puede haber un factor de presión social para que algunas personas sientan miedo a quedarse solteras?
La Mgr. Nancy Cristina Rubín de Celis Espinoza, psicóloga y docente de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la UMSS, asegura que definitivamente si, ya que además del perfil psicológico del anuptafóbico, en nuestro medio la presión familiar y social es la que influye para que el miedo a quedarse soltero exista tanto en hombre como en mujeres, justamente por “el qué dirán”.
Aunque este miedo puede deberse a muchas circunstancias, como la baja autoestima, ya que al no autovalorarse y no confiar en uno mismo, la dependencia afectiva es mayor y por lo tanto la necesidad de una compañía es un componente primario, también otros factores, como la ya mencionada presión social y familiar, influyen para que algunas personas sientan temor a la sola idea de no casarse.
“Existen algunas circunstancias que generaron esta desvalorización pero también surge cierto pánico a la solería ante un discurso negativo basado en tabús y generador de temor como por ejemplo: “no vayas sola, te pueden asaltar…dopar…etc.”; o “cuando una persona es solitaria es porque está loca”. En este discurso inspirado por la presión social y familiar, la persona teme no agradar, desencajar a los patrones sociales y teme no sólo por su vida, sino por la soledad y es que la presión social es muy fuerte. Este tipo de discurso se aplica a mujeres y a hombres que son solteros generalmente latinos, ya que en nuestra cultura el formar una familia es cuestión cultural, y no así en Europa, donde las personas mayores no se conflictúan por conseguir una pareja luego de los 40 años”, explica Rubín de Celis.
¿CUÁNDO Y POR QUÉ COMIENZA ESTE MIEDO?
“Dependiendo cómo es la personalidad del sujeto, me refiero a que si es extrovertido o introvertido, la preocupación varía en intensidad. Si el sujeto extrovertido, ya sea hombre o mujer, pasa los 30 años sin casarse, la preocupación comienza cuando su círculo social de solteros se reduce a uno o dos amigos, y todos los eventos próximos son matrimonios, baby showers o cumpleaños infantiles y ya no cenas, fiestas o salidas nocturnas”, explica la especialista.
En las personas introvertidas, la preocupación comienza, cuando los padres o familiares recaen en enfatizar que los “solterones” sufren, poniendo ejemplos de familiares que terminaron sus vidas en completa soledad. Pero generalmente, cuando el tiempo de solterío abarca años, cuando la pareja actual no quiere formalizar la relación estando varios años y se ve que no tiene un futuro, cuando no existen candidatos posibles para tener pareja y se vuelve casi una obsesión tenerla, o cuando contradictoriamente, el anuptafóbico tiene diferentes parejas y no formaliza con ninguna por temor a equivocarse o porque ninguna es “perfecta” y sigue con el afán de encontrar al “amor de su vida”.
Por otro lado, se debe mencionar que este pánico en las mujeres puede deberse a la estrecha relación con la maternidad. En efecto, la presión social recae en la mujer cuando ésta sigue soltera hasta los 30 años, y entonces familiares y amigos generalmente presionan: ¿cuándo te vas a casar?” o típico en nuestro medio: “por lo menos ten wawita”. Así que bajo esas presiones es justamente cuando casi todas las mujeres buscan apresuradamente la maternidad o casarse para planificar rápidamente un embarazo y satisfacer a las presiones internas y externas. Pareciera que al acercarse al límite del reloj biológico se siente automáticamente esa desesperación. Además, del temor a que si pasan los 40 años los riesgos de concebir un hijo son mayores, explica Rubín de Celis.
Cabe mencionar que la anuptafobia o temor a quedarse soltero se da también en personas casadas o con pareja, ya que por herencia cultural se instaura el poder de la pareja (el poder amar) y/o por la necesidad de tener compañía, poseer a alguien, sentirse “propiedad de” o depender de alguien y viceversa. Esos sentimientos son los que generalmente movilizan a las personas a temer dejar a sus parejas y quedarse nuevamente solteros y perder el control de sus vidas.
Muchas veces sucede que se mantienen relaciones que no son sanas ni constructivas, pero lo hacen para no estar solas y por supuesto que no es aconsejable.
SÍNTOMAS Y CONSEJOS
Algunos síntomas de la anuptafobia son:
Estar pendiente de conocer a alguien en el trabajo o en cualquier lugar
Juntarse con amigos esperando conocer a alguien y ver qué pasa
Centrar la atención en observar a parejas en la calle
Preguntarse constantemente por qué no somos elegidos.
La especialista asegura que si además siente angustia, insatisfacción y ansiedad, se aconseja acudir a terapia psicológica, ya que estos sentimientos influyen en el comportamiento cotidiano y en el desarrollo personal e interpersonal.
Asimismo puede seguir estos consejos para no caer en el pánico a quedarse solo:
La autovaloración.
Pasar un tiempo en soledad, con un pensamiento autoreflexivo, que sirva para pensar en por qué está solo y cuál es la verdadera necesidad de tener pareja.
Ordenar los objetivos de vida.
Aunque es difícil, no dejarse llevar por lo que digan o esperan los demás.
Recuerde que cuando la persona cultiva la valoración por uno mismo, la autonomía y la independencia, el miedo a quedarse o a estar sola decrece.
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