Las bromas y los juegos aparentemente inocentes ocultan en ciertas ocasiones mucho más peligro del que alcanzamos a imaginar. Algo que parece divertido o incluso afectuoso puede resultar terrible, tal como acaba de ocurrir en Ciudad de México. Según publica el blog Unilad, un joven de apenas 17 años ha muerto allí después de que su novia le diese un cariñoso mordisco en el cuello, lo que popularmente se conoce como«chupón» o “chupetón”.
El adolescente, llamado Julio Macías González, estaba cenando en casa con su familia cuando súbitamente comenzó a sufrir fuertes convulsiones. Sus padres se apresuraron a contactar con los servicios de emergencia, que se presentaron de inmediato pero no pudieron hacer nada por salvar su vida. La desagradable sorpresa llegó cuando los análisis desvelaron que era el vistoso «chupetón» que Julio lucía en el cuello lo que había desencadenado el problema.
Los doctores explican que la succión de la vena en el pescuezo generó un coágulo, que al trasladarse al cerebro del joven provocó un derrame cerebral. La novia de Julio, que había pasado la tarde con él, ha desaparecido al conocer la noticia de su muerte, según informan medios de comunicación como «The Mirror». Los padres del fallecido pretenden interponer una denuncia contra esta mujer de 24 años de edad al entender que es culpable de un delito de homicidio.
No es extraño ver este tipo de marcas en el cuello de las personas, especialmente entre los jóvenes. Sin embargo, tampoco es la primera vez que un «chupetón» conduce a un desenlace fatal. En el año 2011, una mujer neozelandesa sufrió parálisis parcial en el lado izquierdo de su cuerpo como consecuencia de uno de estos mordiscos. En aquel caso, el coágulo ocasionado se trasladó a su corazón y dañó una importante arteria; pero afortunadamente pudo ser tratado y controlado a tiempo.
«Debido al trauma físico de la succión se causaron hematomas en el interior de la arteria. El coágulo se trasladó al corazón de la mujer, propiciando un ataque que condujo a la pérdida de movimiento. No he encontrado ningún caso similar en la literatura médica», explicó en aquella ocasión el doctor Teddy Wu, que se encargó de los cuidados de la afectada en el Hospital Middlemore de Auckland. El galeno publicó un estudio sobre el caso en el New Zealand Medical Journal, al que puedes acceder de manera libre y gratuita.
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