miércoles, 21 de septiembre de 2016

Historias, cuando el amor a larga distancia sobrevive y triunfa



Cuando tenemos la opción de tener una relación a distancia, por lo general nos oponemos de inmediato, pues nos cuestionamos que pueda funcionar. Aunque resulte extraño, una nueva investigación ha comprobado que las parejas a distancia crean vínculos más estrechos.

El sitio Muy Interesante, da cuenta de un estudio en el que los científicos explican que cuando las personas están separadas se esfuerzan por comunicarse más y conseguir una mayor intimidad. Los intentos por hablar por teléfono, chatear y mandarse mails valen la pena, pues logran expresarse de buena forma y querer estar constantemente comunicados.
Por lo general nuestra cultura da importancia a que la pareja esté junta geográficamente, pero los científicos dan una esperanza a las relaciones a distancia, pues la investigación concluye que las personas que tienen relaciones a distancia suelen crear lazos más fuertes que las parejas normales, gracias a que su comunicación es más constante y profunda.
Los científicos analizaron el comportamiento de distintas parejas tanto cercanas como distantes. Al comparar la comunicación entre ambos tipos de relaciones, se dieron cuenta que en las parejas separadas existía un vínculo afectivo más íntimo, principalmente por dos motivos, la tendencia a intentar conocerse más a fondo y la idealización de las conductas del otro. Esto se podía observar en sus textos escritos, como mails y mensajes de texto.
De esta manera, la frase “Amor a distancia, felices los cuatro no siempre es cierta”. Hoy en el Día de la Primavera le contamos las experiencias de algunas relaciones que lograron triunfar.

Los arriesgados
Marisol no se imaginaba que ésta podría ser su última primavera de soltera, de hecho, cayó en cuenta recién en el momento de la entrevista. Menos aún, se le pasó esa idea por la cabeza, dos años atrás, cuando una noche de verano de 2014- aburrida de la cotidianeidad de la jornada- se sentó frente a la computadora de su cuarto y se conectó a Topface, una red social. En su cuenta había varios mensajes, entre ellos, uno que le llamó la atención y que era de un chico de Brasil.
Él empezó la conversación en inglés, primero saludó y le preguntó su lugar de origen, luego le preguntó la hora en su país y después su oficio, esto en portugués. Cuando ella le respondió y preguntó también su oficio, él le respondió en castellano y de ahí prosiguieron la charla. Así fue la primera conversación de ambos.
Ella frecuentaba aquella red social desde 2008 y si bien había varios mensajes de chicos, según dice, “desubicados”, había también algunos que eran respetuosos y que con el tiempo cultivaron una amistad.
“Un 9 de enero de 2014 me escribió Odirlei, me saludó, yo le complementé y entablamos una relación de amistad. Ya desde ese día y hasta el día de hoy, todos pero todos los días no hemos dejado de conversar. Sólo estuvimos en esa aplicación hasta el 13 de enero, porque después él me agregó a Skype y a Facebook”, recuerda.
Así, conversando, contándose sus actividades de la jornada y llegando de a poco a lo íntimo, concretaron una ciber relación, basada sobre todo en el respeto. Sin embargo, como el amor crecía a la distancia, era necesario conocerse en persona, por lo que él le propuso visitarla y venir hasta Tarija.
“Yo jamás tuve temor de él, nunca. Me parecía que era demasiado lejos para que él venga hasta aquí. De hecho, yo le propuse que ambos viajemos a Argentina, pero él no quiso, dijo bien claro: ‘tú vienes hasta mi casa o yo voy hasta la tuya’, y ahí volví a sentir que era un hombre correcto y que no tenía malas intenciones”, detalla.
Así, cinco meses después de esa primera conversación, Odirlei llegó a Tarija, solo, manejando su automóvil por más de 1.800 kilómetros, desde el estado de Río Grande do Sul, de una ciudad llamada Tapejara. Su único objetivo era ver a Marisol, respirar su aire y besarla.
“Llegó el 22 de julio por la noche, a eso de las 22.00. ¿Cómo fue ese encuentro? nervios totales de saber que ya estaba afuera de mi casa. Salí, lo miré y le dije ¡Dios mío llegaste, sí que estás loco! y nos dimos un abrazo. Ya no estaba al otro lado del ordenador, lo tenía frente a mí, era real y más hermoso de lo que se veía”, recuerda.
De esta manera, la felicidad era inmensa y ninguno de los dos podía disimularla, se abrazaron por al menos 15 minutos. Consultada sobre si no fue extraño ese momento, ella, dice que no, pues asegura que sentía una conexión con él desde que habló la primera vez por Topface.
Antes de empezar su relación con Odirlei, Marisol tuvo tres relaciones serias y de mucho tiempo, pero pese a eso, asegura que sentía que la persona ideal para ella estaba en otro lugar, no aquí. “Con él me pasó todo, sentí que él era lo que he esperado todos estos años”, dice entre suspiros.
Así, durante su estadía en Tarija, Marisol le hizo conocer algo de su tierra, pero también se fueron a conocer otros lugares del país, como Potosí y Chuquisaca. Odirlei estuvo ocho días en esa primera visita a Tarija y cuando llegó el momento de su retorno, la tristeza los embargó. Ninguno de los dos quería despedirse, empero, era necesario pues él debía volver a trabajar.
Ese día prometieron volver a verse y el turno era de Marisol. Ella debía ahora ir a visitar a Odirlei a Brasil, pero para ello él tenía que venir a Tarija nuevamente a recogerla. La fecha acordada era diciembre del mismo año, sólo que en esta ocasión él ya no vino sólo, sino que volvió con su padre.
“Llegaron un 30 de diciembre a eso de las seis de la tarde, vino nuevamente conduciendo en carro pero esta vez con su papá. Se quedaron tres días aquí y mi familia ya había conocido a su padre. Luego decidimos emprender viaje a Brasil, demoramos un día entero en llegar, fuimos a su casa y ahí me esperaban su madre y su hermano con su esposa, quienes me hicieron sentir de maravilla”, relata.
De esta manera, Marisol y Odirlei concretaron el segundo de seis encuentros que tuvieron a lo largo de dos años. Ahora, ambos están seguros del amor que se tienen y por ello, el matrimonio es su próximo paso. Sin embargo, como no viven en el mismo país, los trámites son complicados y por ahora estudian las opciones.
Por el momento, Marisol está segura que dejará su tierra para vivir con su ser amado, se irá a Brasil el próximo año y mientras tanto, aprovecha cada momento en Tarija para pasar tiempo con su familia y amigas, antes de emprender aquel viaje “directo a la felicidad”.

Los decididos
En otra historia, Edith y Daniel se conocieron poco antes de que ambos se fueran de intercambio, él por un verano y ella un semestre (a Chile y a Argentina, respectivamente). De tal forma que cuando se volvieron a ver llevaban casi un año de novios. Debido que Daniel es unos años mayor, seis meses después, se graduó y nuevamente se fue.
Edith relata que la más grande dificultad para mantener su relación fresca aparte de la distancia, fue la diferencia de horarios. Ella aconseja a las parejas que viven este tipo de relación:
“¡Que la vivan! que aprovechen el tiempo lejos para platicar de temas más profundos y se conozcan!”, dice y afirma que lo fundamental es la confianza, “confíen plenamente y no pierdan el tiempo en celos, ya que la base de cualquier relación está realmente en Dios y si lo dejas en sus manos todo lo demás se da por sí solo”, detalla.

Los idealistas
Otra historia similar es la de Ana y Avin, ella en estos momentos está estudiando su maestría en la ciudad de México y él trabajando en Brasil. Llevan en promedio tres años separados, empero, hace poco decidieron que ya sólo vivirán un año de esta manera y se mudarán juntos a la misma ciudad.
“Las dificultades más grandes para mantener una relación así son obvias: hay necesidades afectivas y físicas que no se pueden llenar, no importa cuántas llamadas hagas. Cosas como querer ir juntos a una fiesta, pasar juntos un cumpleaños, ir al cine, que para todos los novios son normales, para nosotros se vuelven verdaderos eventos”, explica.
Además, relata que cuando estaba en Monterrey era más complicado porque ambos estudiaban tiempo completo, era difícil juntar dinero para viajar a verse, y cuando se veían era muy difícil separarse. “También es difícil sobrevivir a la desconfianza o a la incertidumbre, y es complicado decidir cuándo ya has pasado suficiente tiempo separado de tu pareja y quieres moverte a otra fase de la relación”, señala.
Sobre qué consejos darían a los que se encuentran en una situación similar dice que no es algo que recomendaría hacer a nadie, porque lo ideal siempre es tener una relación con una persona con la que se pueda convivir.
“Pero hay cosas que uno simplemente no puede evitar: cuando Avin y yo enfrentamos la posibilidad de estar separados, hablamos sobre si era sensato hacerlo, y por supuesto que no era sensato, pero lo hicimos de cualquier manera porque no podíamos evitarlo”, explica.
Agrega que otra recomendación es que se impongan “horizontes” “¿hacia dónde vamos juntos? ¿Qué quiere hacer cada uno? ¿Cuánto tiempo pensamos que vamos a estar separados y para qué? ¿Qué haremos cuando tengamos la oportunidad de estar juntos? De otra forma estarán eternamente en una relación a distancia”, dice.

Los loquillos
Claudia y Daniel se conocieron en Chile, en un verano de intercambio donde coincidieron ya que ambos son estudiantes de medicina. Así decidieron hacer una de esas “locuras” de intercambio. Pero no pudieron separarse, aunque él viva en Brasil y ella en Monterrey.
Para ellos, las dificultades más importantes son la diferencia horaria, porque aunque entre Brasil y Monterrey es de 4 horas, que no parece mucho, Claudia dice “¡Sufro tanto por estas cuatro horas de diferencia! Se escucha como si fuera poco, pero a veces eso nos frustra el coincidir para platicar.”
Sobre los consejos que le da a la gente que piensa estar en su situación señala que “no es nada fácil”. Pero así como no es fácil, también es inevitable. Detalla que cuando quieres a una persona, y es tan claro que nadie más te interesa, quieres luchar por eso. “No queda de otra más que salir de tu zona de comfort, enfrentarte a todo y a todos”, dice.

Los positivos
Steffany y Fernando se conocieron durante la universidad, pero él se fue al graduarse antes que ella y conseguir un trabajo en su ciudad natal. Para ella no es todo tan difícil...
“No es difícil si quieres que funcione: querer es poder. No tiene por qué ser difícil. Las cosas que pudieran agitarnos un poco son esos ratitos en los que solamente quieres su abrazo o estar con él y las cosas que no puedes compartir en su momento por la distancia. Pero, si estás consciente que es temporal sales adelante y le echas”, afirma.
Su recomendación para los novios en esta situación es: “Tener muy buena comunicación y confianza, la mezcla de ambas conlleva a una relación sana. Hay que tener en claro qué es lo que quiere cada quién y trabajar en que funcione, que ambos estén en el mismo canal”, aconseja.

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