El amor como los celos se hallan en el sujeto desde el inicio de sus relaciones con el otro; pero, se busca apartarlos de la conciencia por resultar insoportables.
Los celos no son parte del amor, al contrario representan debilidad, inseguridad y temor.
Los vínculos amorosos infantiles entre los niños y sus padres tienen incidencia en las futuras elecciones de objeto sexual.
Estos contenidos persisten, bajo la forma de amnesia, siendo olvidados por el efecto propio de la represión.
El niño reacciona en forma vivaz ante las diferentes situaciones, manifestando tanto el amor como los sentimientos hostiles de celos que llevan a la violencia.
Melanie Klein establece una diferencia clara entre los sentimientos de envidia y celos. La primera, se produce en una relación de persona a persona, en cambio los celos, se dan en las relaciones del sujeto con dos o más personas, donde el tema central es el amor, que se encuentra en peligro a causa de un rival.
Los celos se presentan como una amenaza para el sujeto. En ambos casos encontramos la emergencia del odio, acompañado de manifestaciones hostiles, que pueden llegar a la destrucción del objeto mismo, como suele ocurrir en la envidia, o conducir a puntos sumamente extremos, como cometer homicidio, situación frecuente en el caso de los celos patológicos.
Los celos son el temor a perder lo que se tiene, en cambio la envidia es el dolor frente a lo que no se tiene pero que otro si posee.
Theodor Reik diferencia la forma en que sufren los hombres y las mujeres sus celos.
El hombre se encuentra frente a un rival que puede despojarlo, quitarle aquello que posee y que tanto cuida celosamente. En cambio la mujer que siente celos, manifiesta un carácter posesivo.
En los hombres los celos se presentan como una enfermedad, están en relación a la duda y muestran debilidad en el sujeto e inseguridad.
A diferencia de los hombres, para algunas mujeres los celos aparecen de manera estimulante, cobran fuerza y luchan contra el rival empleando todos los medios posibles para no salir perjudicada, no quedar en desventaja cuando se produce ese enfrentamiento.
Estos medios con los que cuenta una mujer son muy variados pero los lleva adelante con una tenacidad que el hombre no puede hacerlo.
¿Qué busca una mujer celosa?
Arruinarle los planes a la otra persona y, de esta manera, recuperar el amor del hombre.
Así, las mujeres se valen de cualquier medio para poder alcanzarlo. Hay que destacar que en las mujeres lo que prima es la fantasía, que se dirige hacia la otra mujer.
La “Otra” que no es cualquiera, la enfrenta a una falta, entonces invierte tiempo y energía pensando tanto en sus atributos como en estrategias para llevar adelante su venganza. Sienten que pueden ser abandonadas, desplazadas por la otra mujer.
Hombres y mujeres cada uno a su manera y con las características propias de su género sufren de celos y de amor.
NOTA: para cualquier consulta o comentario sobre la columna, contactarse con Claudia Méndez Del Carpio al correo claudiamen@hotmail.com
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