viernes, 5 de abril de 2013

Mi vida sin vos no existe

Si me faltaras me moriría”. "Qué haría sin vos". "Te necesito". ¿Cuántas veces has dicho estas frases? Seguro que más veces de las que quisieras admitir. La naturaleza femenina hace que sintamos las cosas ‘intensamente’ y que seamos presa fácil de la adicción al apego, a la pareja.

¿Quién puede explicar por qué nos volvimos adictas a una relación absurda? Nos aferramos a ella inexplicablemente a pesar de que nos hace daño. Como si fuera mejor morir que la sensación de ausencia; como si penar fuera un dulce frente al sentimiento de pérdida o abandono. Declaraciones de amor han brotado de nuestro corazón palpitante por comunicar afecto. Pero eso no es amor verdadero. El amor no debe estar contaminado de adicción.

Decir que lo sigues amando es el pretexto de una dependencia sicológica, como a veces ocurre con la comida, el cigarro o las pastillas. Querer algo con todas las fuerzas no es dañino, convertirlo en imprescindible, sí lo es. Dicen los expertos que hay que aprender a tomar el control, alejarse del placer momentáneo para disfrutar a mediano plazo de una satisfacción mayor. Cuando no podés dejar algo que es malo para vos, sea lo que sea, ya es adicción.

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