EL MITO DE LOS AÑOS
La costumbre da paso a la rutina
Muchas parejas caen en la monotonía y la rigidez de las acciones.
Los argumentos son meras excusas involuntarias: “ya somos grandes”, “tenemos una vida hecha, ¿qué más podemos hacer?”.
Si en un principio, la pasión alimentó la intimidad y el origen de los proyectos en común, más tarde, con el paso del tiempo y las contingencias vitales, da lugar a un sentimiento más calmo y sin muchas estridencias.
La quietud aumenta si tienen hijos, que se llevan gran parte de la atención y de las emociones. Cuando son padres, las parejas diluyen el amor del vínculo en el caudal de los sentimientos familiares.
Sin solución de continuidad, los roles sexuales se pierden bajo la figura de los parentales ¡Y cuán difícil es descubrir al otro deseado bajo las capas del quehacer cotidiano!
Aferrarse a una creencia inamovible es una defensa para que nada nuevo suceda. Y en esto los hombres son más proclives que las mujeres. Después de los cincuenta, los hombres se apoltronan en sus mundos personales cercenando cualquier atisbo de cambio. Y si lo hacen argumentan: “lo hago por ti”. Ellas desean recuperar algo del amor perdido y ellos prefieren “no innovar”.
La influencia de los medios de comunicación favorece al cometido y son las mujeres las que deben salir a la palestra para salvar sus alicaídas parejas.
Las mujeres tienden a compartir sus problemas con sus amigas o averiguar cuáles pueden ser las mejores opciones de ayuda.
A veces la propuesta llega en forma de invitación para ir al cine, al teatro o a comer, con la esperanza de que el encuentro podría prolongarse en un hotel.
Otras se animan a decir: “busquemos ayuda en un terapeuta”. Y así es posible, comenzar a recorrer un camino que puede ser esperanzador.
PARA RECUPERAR LA PASIÓN
* Defender la intimidad de pareja.
* Siempre es posible generar un espacio para estar juntos.
* No dejar que la rutina ocupe los lugares del amor y el sexo.
* No perder la comunicación profunda.
* Mantener las caricias, la ternura, los mensajes de cariño.
* Abrazar, tocar, insinuar, prolongar el encuentro erótico.
* No dejar que el paso de los años nos apoltrone.
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