RECUPERANDO EL AFECTO
CONSEJOS ÚTILES
El incesante esfuerzo por alcanzar la perfección y los estándares más elevados de impecabilidad
es un rasgo común. Aunque siempre está asociado a los dominios “más visibles” de nuestras vidas -como en la escuela, el trabajo o nuestras tareas diarias-, también puede extrapolarse a situaciones privadas o íntimas, como el sexo.
Hasta ahora, las consecuencias a largo plazo de dicho perfeccionismo en la vida sexual no habían sido exploradas. Pero, un equipo de psicólogos de la Universidad de Kent (Reino Unido), liderado por el profesor Joachim Stoeber, se dispuso a cambiar esto.
Tras realizar varias encuestas sobre cómo las expectativas y creencias personales e interpersonales afectaban a la sexualidad de las 366 participantes, los investigadores descubrieron que había cuatro formas de perfeccionismo sexual.
La primera está orientada hacia uno mismo. Es decir, cuando una persona se aplica los estándares perfeccionistas a sí mismo como pareja sexual; la segunda es cuando aplicas estos estándares a la pareja; la tercera,
el “compañero mandón”, cuando
es tu pareja sexual la que impone
los estándares y; la cuarta, cuando da la sensación de que la sociedad impone los modelos.
Dos de ellas pueden llegar a causar verdaderos problemas en la relación sexual.
UN COMPAÑERO EXIGENTE
Los “compañeros mandones” hacen que las mujeres tengan una percepción equivocada de sus capacidades sexuales y que disminuyan sus habilidades para excitarse, según las conclusiones del estudio. Incluso, comprobaron que este tipo de perfeccionismo sexual hace que se reduzca la autoestima de las mujeres y aumenten sus niveles de ansiedad.
Esta investigación pone de manifiesto que la disfunción sexual femenina puede no deberse solo a un desequilibrio hormonal o químico. Aunque las hormonas juegan un papel fundamental, la parte psicológica es muy importante, así como la comunicación entre la pareja.
EL SEXO Y LA SOCIEDAD
Algunos mitos y estereotipos sociales sobre el sexo pueden ser motivo de frustración.
“Las personas tienen tres dimensiones fundamentales: la cognitiva, la sensorial y la emocional. En el tipo de sociedad en que vivimos, prima la parte cognitiva. Es decir, todo lo que sea eficacia, eficiencia y control está absolutamente reforzado y potenciado”, señala la codirectora del Institut de Sexología de Barcelona España, Francisca Molero.
Es necesario que haya un equilibrio entre las tres dimensiones. Pero, a nivel social la parte sensorial es la que tenemos más deficiente y es
la más importante en la sexualidad, explica la experta.
Los compañeros demasiado exigentes hacen que las mujeres tengan una percepción equivocada de sus capacidades sexuales”.
Por ello, “cuando hablamos de disfunciones sexuales, es porque el lado racional es el que está dominando en la respuesta”, afirma
Molero.
Para evitar problemas en las relaciones sexuales es necesario equiparar ambas. Algo que resulta imposible, según la experta, “si estás controlando que lo que te están haciendo es suficientemente bueno o si estás o no cumpliendo con las expectativas”.
Como consejo para evitar que ser perfeccionista conlleve problemas la sexóloga recomienda dejarse llevar y perder el control al ritmo de la música: “que, un par de veces a la semana la pareja se ponga una música bailable y se mueva sin ningún tipo de ritmo o control, totalmente a lo loco, intentando separar cuerpo y mente”.
HORA DE HABLAR
Las relaciones de pareja pueden ser algo difíciles y complicadas. Sin embargo, es importante hablar sobre los temas que aflijen y dificultan al momento de intimar.
Un buen momento para conversar sobre el tema, puede ser unos minutos antes de dormir o cuando la pareja se encuentre a solas.
Conversar sobre el tema ayudará a los dos a conectarse más y dar
el primer paso para disfrutar en plenitud de su vida sexual.
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