¿Qué es lo que les excita a las mujeres?
Desde Sigmund Freud a Mel Gibson, esa pregunta ha estado en el centro de numerosos libros, películas y blogs, provocando innumerables reflexiones. Y a pesar de décadas tratando de descifrar ese acertijo, nadie ha logrado establecer una definición del deseo femenino. Ni siquiera se entiende completamente cómo funciona.
¿Cómo descifrar el deseo de las mujeres? ¿Ninfómanas o asexuales?
En cualquier caso, ya hemos dejado atrás las nociones del pasado que veían a las mujeres como ninfómanas insaciables o seres sin ningún tipo de deseo. Ahora los científicos comienzan a entender que el deseo femenino no puede clasificarse en una sola categoría, sino que varía entre las mujeres, alcanzando un amplio espectro de manifestaciones.
Tal como dice Beverly Whipple, profesora de la Universidad Rutgers, en EE.UU, "cada mujer desea algo diferente". También se ha comenzado a comprender que el deseo de la mujer no es tan distinto al que sienten los hombres; depende de cómo lo definas y lo midas.
En estudios iniciales se les preguntaba a los participantes lo siguiente: "En el último mes, ¿cuánto deseo sexual has experimentado?". Frente a esa pregunta, generalmente, los hombres registraban una puntuación más alta que las mujeres.
Pero, cuando se hacía la misma pregunta en el momento de la interacción sexual,los científicos no encontraban diferencia entre ambos sexos. "Esto cuestiona los estereotipos que muestran a la mujer como un ser pasivo y no sexual", comenta Lori Brotto, profesora de ginecología en la Universidad de British Columbia, en Canadá.
La excitación y el ciclo menstrual
En otras investigaciones se evidencia que el deseo crece o mengua con el ciclo menstrual. "Cuando las mujeres alcanzan el período máximo de excitación, lo cual sucede durante la ovulación, su motivación sexual es tan fuerte como la de los hombres", indica Lisa Diamond, profesora de psicología en la Universidad de Utah, EE.UU.
"Las mujeres no tienen una sexualidad más baja que los hombres. Lo que tienen son patrones más variados".
De hecho, anteriormente los doctores habían asumido que la testosterona podía tener un vínculo con el deseo femenino, pero recientes estudios evidencian que no produce ninguna diferencia en el comportamiento de las mujeres que tienen un alto nivel de deseo, o en aquellas que sufren desordenes en su apetito sexual.
Pero, a pesar de ello, las mujeres siguen pidiendo testosterona para tratarse el bajo nivel de deseo.
No llegamos igual "A menudo, los genitales de las mujeres están excitados antes de que psicológicamente experimenten deseo, mientras que en los hombres el deseo precede la erección", comenta Diamond.
El rango de posibilidades para excitar a una mujer es extremadamente variado. Algunas prefieren estimulación en el punto G o que su pareja les chupe los dedos de los pies.
Otras prefieren dominar o ser dominadas.
"Necesitamos educar a las mujeres, darles permiso para que experimenten con lo que les dé placer, y hacerles entender que no necesitan adaptarse a un modelo único de deseo y sexo", dice Whipple. De esta forma, el ciclo para llegar al orgasmo y su resolución no necesariamente es igual en ambos géneros.
Es más, el deseo no implica necesariamente querer una relación sexual. "Cuando la gente dice que siente mucho deseo por su pareja, puede que quieran decir que desean estar cerca de esa persona, o que quieren divertirse con ella o experimentar algo con alguien que no conocen", indica Sari van Anders, psicóloga y profesores de estudios sobre la mujer en la Universidad de Michigan. EE.UU.
Cultivar el deseo
Las razones para explicar la ausencia o pérdida del deseo son fáciles de identificar. Todo el que haya estado en una relación sentimental por mucho tiempo coincidirá con que el deseo no es algo estático. Estudios confirman que tiende a disminuir en el contexto de una relación de largo plazo.
Sin embargo, para las mujeres la pérdida es mucho más severa, probablemente porque la testosterona provee un efecto estimulante para los hombres que les permite enfrentar cosas como no estar de ánimo para el sexo, estrés o fatiga.
En cambio, las mujeres sienten a menudo que sus relaciones han perdido la emoción por lo desconocido, el sentido de misterio o de riesgo que experimentaban al principio. Por ello, muchas afirman que la vida doméstica —incluyendo cansancio, ansiedad, estrés o el estar ocupadas— produce un efecto latente.
"La pérdida de deseo sexual espontáneo no es algo patológico, sólo es el reflejo de que muchas mujeres están sobrecargadas", explica Nan Wise, terapista sexual en la Universidad Rutgers.
Cómo recuperar el deseo
Afortunadamente, la pérdida del deseo en relaciones de larga duración no es algo permanente. De hecho, puede cultivarse. Para Wise, esto se logra con algo tan sencillo como introducir novedad en la relación o en la vida en general, lo cual puede traducirse en viajar juntos o aprender una nueva habilidad.
Extensas investigaciones en Estados Unidos y Reino Unido demuestran que cerca de 50% de las mujeres experimentan niveles muy bajos de deseo durante un año, pero muchas se recuperan luego de solucionar el problema que las afecta en sus vidas fuera del dormitorio.
No obstante, hay un 15% de las mujeres que reportan una ausencia de deseo crónica, lo cual les perturba notablemente. Muchas optan por continuar con su vida sexual asumiéndola como otra tarea doméstica (por la que, además, sienten temor).
A la hora del sexo, estas mujeres suelen tener pensamientos diversos que no se relacionan con lo sexual: piensan en el trabajo, están preocupadas por su apariencia, por su poca respuesta sexual, sufren ansiedad porque temen que sus parejas las dejen.
Para estas situaciones hay distintas soluciones, aunque ninguna funciona 100% siempre. La mayoría de los expertos recomiendan tratamientos farmacéuticos, como el Addyi, mal llamado "Viagra femenino".
Brotto advierte que el Addyi ataca una causa muy específica del deseo, como el desequilibrio hormonal entre la serotonina y la dopamina.
Eso se traduce en que incrementa el número de encuentros sexuales placenteros en 0,5 a 1 al mes, comparado con un placebo. Además de su poca eficiencia, esta droga tiene efectos secundarios —mareos, fatiga, nausea, insomnio, presión arterial— y quienes la consumen no pueden tomar alcohol.
Diamond sugiere que abordar el problema con un enfoque más psicológico puede generar mejores resultados.
¿Es un problema?
A pesar de todo este debate, no todas las mujeres se sienten afectadas por ausencia de deseo. Cerca de 1% de la población se identifica como asexual, es decir, que no experimentan deseo por otra persona. "En general, las mujeres que tienen un bajo nivel de deseo no lo ven como un problema hasta que están en una relación con una pareja cuyo deseo es más alto", opina Anita Clayton, jefe del Departamento de Psiquiatría de la Universidad de Virginia.
Pero un novio o esposo que le exige a su pareja que busque ayuda o que cambie su actitud frente al sexo, también asume que su nivel de deseo es el normal. "El problema no es una baja del deseo, sino una discrepancia. Más que acusar a la pareja, la mejor opción es abordar el problema juntos y negociar cual el la cantidad que los hace sentir bien a ambos".
Como puedes ver, si algo saben los científicos sobre el deseo es que la variedad es la norma.
No hay un nivel correcto o incorrecto en el deseo de la persona o entre las parejas. "A todos nos haría bien aceptar que existe un amplio rango en la manifestación del deseo sexual. Tenemos que ser más tolerantes con la diversidad", concluye Diamond.
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