No existe nada tan irracional como los celos. Pueden haber motivos justificados o ser simples maquinaciones en la cabeza; no importa: una escena bochornosa es capaz de cambiar el rumbo de una relación. Aquí te presentamos algunos casos con un consejo para que no te pase lo mismo.
“Un gran amigo mexicano, al que le tengo mucho cariño, expresó su gusto por una fotografía que había colgado en Facebook. Sus palabras fueron cariñosas, pero en ningún momento fuera de lugar. Mi novio le contestó citándolo a un encuentro pugilístico en una plaza de Sopocachi por haber osado piropear a su novia. Palabras van y vienen, y media comunidad del Facebook opinando. Al final mi amigo contestó: ‘Cómo no, pero con dos condiciones, o te tomas un avión al DF o me pagas el pasaje para que yo vaya a La Paz’. Yo no tenía idea de esta conversación hasta que mi madre, testigo del pleito on line, me avisó. El novio de entonces, ya no lo es”, cuenta Marcela.
Moraleja: Recuerda que las mujeres siempre tienen mejores amigos varones. Averigua más sobre ellos y, si deseas expresar tus celos, hazlo bromeando y no citando a nadie a pelear vía internet.
“Fui con una amiga a comer fricasé. Mientras nos servían, ella vio a su novio, que estaba sentado con otra chica. Sin preguntar siquiera, ella se levantó con su plato de fricasé rumbo al chico y le vació el plato en la cabeza. El tipo no sabía dónde meterse y todos en el restaurante nos quedamos calladitos”, cuenta Lía.
Moraleja: Si tienes una novia celosa, dile siempre a dónde y con quién vas a almorzar. Y si vas a darte una escapada, elige comer sushi: es más sólido y está frío.
“Estábamos en la fila de la boletería del cine y a un chico se le cayeron las entradas. Yo las alcé para pasárselas hasta que mi novio gritó: “¡Claro! ¡Tanta molestia por otro chico! ¡Seguro que por mí ni te agachabas!”. Toda la fila se dio la vuelta y yo decidí terminar la relación”, relata Mireya.
Moraleja: La idea de ir al cine es para que puedas descargar todas tus frustraciones frente a la pantalla, jamás en la cola. Y si odias las filas, adelántate para comprar las pipocas y los refrescos.
“Salía con un músico y siempre lo iba a ver en sus conciertos. Como todas las noches tocaba y yo me limitaba a observarlo en el escenario, un amigo suyo me vio medio aburrida y me sacó a bailar. De pronto, mi chico dejó de tocar su guitarra y me vino a decir qué pretendía yo tratando de seducir a su amigo y no sé qué tonterías más. Yo me puse llorar a mares, pero aprendí: Nunca más saldré con un estúpido”, recuerda Milenka.
Moraleja: Si desconfías de tus propios amigos, tienes un problema de autoestima. Y si tu novia asiste a actividades tuyas en que no puedes prestarle mucha atención, arréglatelas para que vaya con alguien de tu confianza.
“Estaba caminando en la calle bien abrazada de un chico, cuando apareció mi novio. Ni bien nos vio, su cara se puso colorada y trató de separarnos con ira frente a todo el mundo. Yo me puse muy seria y le dije: ‘¡Qué te pasa! ¡Es mi primo de Cochabamba! ¡Es como mi hermano! ¡Si te hablé de él mil veces!’ Mi novio se tranquilizó. ‘Lo siento, lo había olvidado’, se disculpó. La verdad es que nunca le había hablado a mi novio de ningún primo: Éste era un chico que había conocido recién y con quien estaba empezando a salir”, expone Luisa.
Moraleja: Es bueno no demostrar celos, pero trata de evitar que te vean la cara de tonto. En la guerra y el amor, todo se vale.
No hay comentarios:
Publicar un comentario