Los amigos tienen un peso muy importante en la vida de los adolescentes; sin embargo, sucede a menudo que a muchos padres, por una cuestión u otra, les desagrada un determinado tipo de amistad que los chicos eligen, es ahí que surge el gran dilema de prohibirles o no esa relación.
Este es un tema recurrente que podría afectar a los hijos en particular y las relaciones familiares en general, aseguran los especialistas. De ahí la importancia de enfrentar la situación adecuadamente, sin perjudicar el lazo afectivo con los hijos.
Peor el remedio que la enfermedad. Optar por prohibirles esa amistad puede ser un grave error. Para el psicólogo Johnny Ledezma, el entorno o las amistades de su hijo adolescente no necesariamente le tienen que caer bien a usted como padre, "prohibirle puede generar un problema de comunicación y a veces los padres prejuzgan antes de conocerlos, solo porque visten de una forma u otra, lo ideal es conocerlos", agrega.
Se debe como primera acción, analizar el hecho y preguntarse por qué no les gusta el amigo o amiga, tratando de aclarar los sentimientos que provocan el rechazo hacia ese niño o niña. Así resulta más fácil evaluar con objetividad y hacer un análisis coherente para elaborar los pasos a seguir para el manejo de esta situación.
¿Qué le molesta?. Este es un punto clave que se debe identificar, es posible que tras el análisis sientan que el motivo del rechazo se relaciona con aspectos de la personalidad del menor, por ejemplo, temen que pueda influenciar negativamente a su hijo.
Si fuera el caso que las costumbres del amigo no son las mismas de la familia, o bien los principios y valores difieren de aquellos que usted prioriza, es bueno que lo converse con su hijo(a), pues no se logra nada con oponerse o prohibir; por el contrario, esto podría provocar una reacción de rebeldía que acentuaría artificialmente el nexo.
Amistades peligrosas. En el caso que usted identifique que cierta amistad no es apropiada para su hijo, ya que le ha notado que tiene un comportamiento distinto a lo habitual, ahí "corresponde hablarlo, sentarse con él o ella para hacer una evaluación sobre su entorno".
Haga notar a su hijo las diferencias y riesgos, evaluando hasta qué punto puede ceder frente a algunas cosas y luego establezca de acuerdo con su hijo(a), y entregando sus razones, los límites que haya que fijar.
Estar alerta no significa ser un investigador. Ahora bien, no hay que negarlo que tampoco se trata de no prestarle atención a las amistades de los adolescentes. "Conocer al amigo de su hijo es fundamental, hay que saber con quién sale, dónde sale, a qué hora, etc. Hay que estar alerta, pero esto tampoco implica que hay que convertirse en un investigador", dice Ledezma.
No interroge, preste atención. "En su momento hay que ser padre autoritario, en otros amigos y en ocasiones vale la pena ponerse en los zapatos de los adolescentes", dice el experto, esto quiere decir que para conocer a las amistades del hijo no es necesario armar un interrogatorio, " la confianza ganada, vale más que mil palabras, por lo que ellos le cuentan, usted podrá saber con quiénes se rodea".
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