domingo, 31 de julio de 2016

El placer de besar a la pareja

Un beso desata una considerable reacción física y química. Basta señalar que activa una treintena de músculos faciales y en lo que dura se transfieren nueve miligramos de agua, 0,45 de sales minerales, millones de microorganismos y se queman 15 calorías en un plazo de tres minutos.

Besarse supone un profundo intercambio de sensaciones y de emociones. Y parece que nunca basta un solo beso, lo que se explica porque en ese momento el cerebro produce oxitocina, a la que es adicto.

Esta hormona influye en funciones donde se establece un lazo entre dos personas, como el enamoramiento, el orgasmo, el parto y el amamantamiento, y está asociada con la afectividad, la ternura y el tacto cariñoso.

Al besar, el cerebro también libera endorfinas, a las que se atribuye que combaten el desánimo y evitan caer en la depresión.

El beso es placer; no en vano, la boca es, de entre todos los órganos erógenos del cuerpo, el que está situado más cerca del cerebro, el centro donde se producen las emociones. Al besarse, las terminaciones nerviosas que se activan implican un área cerebral incluso más amplia que la relacionada con los genitales.

Y aún hay más reacciones en el cuerpo: un estudio de la Universidad de Viena demostró que, cuando una persona funde los labios con su pareja en un beso apasionado, las pulsaciones cardiacas pasan de 60 hasta 130 por minuto, se libera adrenalina y baja la tasa de colesterol. Al intercambiarse bacterias, parece que también se refuerza el sistema inmunitario.

Besarse es saludable. El investigador Arthur Sazbo, de la Universidad Wilfrid Laurier de Ontario Canadá, constató que entre las parejas que se despiden con un beso por la mañana hay menor ausentismo laboral, menos accidentes de tráfico, ganan un 25 por ciento más de dinero y su esperanza de vida se alarga cinco años.

Una explicación sería que ambos empiezan el día con una actitud más positiva y con más energía vital, lo que repercute en muchos aspectos.

Significado del beso. Este gesto viene de tiempos muy antiguos. Hay estudiosos que remontan el origen de esta costumbre a sociedades prehistóricas, en las que las madres alimentaban a sus bebés dándoles con la boca los alimentos ya masticados.

En la actualidad, el beso tiene un significado más psicológico.

“Es una demostración de cariño, de amor, de respeto, de amistad. Con un beso se comunican muchísimas cosas”, analizaba Francesca Albini, autora del libro Bacioterapia.

Según un estudio de la Universidad de Albany de Nueva York publicado en Evolutionary Psychology apuntaba que tanto para la mujer como para el hombre el primer beso es clave para continuar la relación, como si actuara como un filtro: “Podría haber mecanismos en el subconsciente que detectan alguna incompatibilidad de tipo genético”, aventuraban los investigadores. Así, besar sería un poco como hacer una selección natural de la especie porque hacerlo mal puede hacer fracasar una relación incipiente: el 58 por ciento de los hombres y el 66 por ciento de las mujeres encuestadas en ese trabajo admitieron que después del primer beso pusieron fin a algún romance.

Para ellos besarían esencialmente para ganar los favores sexuales de su pareja. Ellas, es una manera de valorar el grado de compromiso del hombre en la relación que pueda surgir. Según el estudio, las mujeres valoraban aspectos como el aliento, el sabor y hasta la salud de los dientes.

En particular, el olfato se potenciaría sobre todo durante la ovulación, indicaba uno de los investigadores, Gordon Gallup. Alain Montadon que “el deseo de besar no se produce si no se alcanza un acuerdo con el olfato”.

De lo observado, resultaría que las mujeres estarían menos dispuestas a tener relaciones sexuales con alguien que no sabe besar o cuyo beso no responde a sus preferencias sensoriales y emotivas. En cambio, ellos se fijan más en el atractivo del rostro de su pareja, la apariencia de su cuerpo y hasta en su peso.

Decía Jean-Luc Tournier, autor de Pequeña enciclopedia del beso: “No hay acto alguno que permita una implicación voluntaria del ser tan total como el beso”. Pues implíquense, besen.




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