jueves, 24 de septiembre de 2015

El coqueteo, toda una ciencia

Trabaja tu atractivo

Existen esencialmente dos tipos de atractivo: el estático (que viene marcado por preferencias biológicas, iguales para todo el mundo), puede ayudar en el flirteo, pero no podemos hacer nada por modificarlo si no queremos pasar por el quirófano.

Pero el atractivo dinámico, que es si cabe más importante, viene determinado por una serie de aspectos que todos podemos trabajar.

Lo que hace graciosa a una persona no es su atractivo físico, sino su forma de hablar y sus gestos.

Todos nos hemos sentido atraídos en alguna ocasión por alguien que, sin ser especialmente guapo, tenía “algo” que nos hacía tilín. Ese “algo”, ya sea la forma de andar, de reír o de gesticular, es lo que se conoce como atractivo dinámico y nos sirve para expresar nuestras emociones y mostrar nuestra personalidad al mundo. Es, en definitiva, el carisma de cada persona, como bien define la RAE, la “especial capacidad de algunas personas para atraer o fascinar”.

El lenguaje corporal y hablado es fundamental para construir nuestro carisma: por ello las personas divertidas suelen tener tanto éxito. Y lo que hace graciosa a una persona no es su atractivo físico, es su forma de hablar y sus gestos.

Habla pero, sobre todo, deja hablar

La conversación es muy importante en el proceso de cortejo, por varias razones. En primer lugar, claro está, nos sentiremos más atraídos por las personas con las que podamos mantener una charla interesante pero, además, en el transcurso de un intercambio verbal también se intercambian señales de interés romántico-sexual.

Expresiones del tipo ‘ajá’, ‘sí’, ‘cierto’, ‘estoy de acuerdo’, hacían que las mujeres se sintieran escuchadas y que su interlocutor les pareciera más atractivo.

Un estudio dirigido por Alex ‘Sandy’ Pentland, director del laboratorio de dinámicas humanas del MIT, analizó las conversaciones que mantenían potenciales amantes y descubrió que, lo que mejor predecía el éxito del flirteo, era la cantidad de interjecciones que los hombres realizaban cuando escuchaban a las mujeres. Expresiones del tipo “aha”, “sí”, “cierto”, “estoy de acuerdo”, hacían que las mujeres se sintieran escuchadas y eso hacía que su interlocutor les pareciera más atractivo.

La manera en que una mujer habla también puede ser señal de que está interesada en su interlocutor. Cuando ellas hablan de forma rápida y fluida es que están disfrutando de la conversación, si hablan de forma vacilante y torpe es que, quizás, les estás aburriendo.

Acércate y toca

Si en algo coinciden todos los estudiosos del arte de flirtear es que el contacto físico es el aspecto más importante del proceso. Nadie se siente realmente atraído por la otra persona si no hay tocamientos, pero claro, hay maneras y maneras de tocar. Y cada una debe realizarse a su debido tiempo. Si queremos crear un entorno amistoso (y potencialmente amoroso) con una persona a la que conocemos poco o nada debemos empezar con sencillos gestos como apoyar nuestra mano en su hombro o darle palmadita en la espalda.

A partir de ahí, debemos ir con cuidado. Cualquier otro tocamiento, si no se hace en el momento y el lugar adecuado, puede generar rechazo, pero resulta imprescindible para ligar. Lo primero que podemos hacer es rodear con nuestro brazo la cintura de nuestro objetivo o tocarle el antebrazo. Si vemos que no está incómodo ante estas clarísimas muestras de interés deberemos pasar a lo que realmente funciona: tocar la cara.

Una leve caricia en el rostro de la otra persona es la muestra más clara de que estás interesada. Es el gesto más romántico que podemos realizar: si éste se corresponde con una mirada o algún gesto cariñoso es que has hecho bien el trabajo y puede ir más allá.

Las parejas también necesitan coquetear

Flirtear no solo es para solteros, las parejas también necesitan algo de coqueteo para sobrevivir. Después de estudiar a 164 personas casadas un estudio realizado en la Universidad de Kentucky en 2012 observó que aquellas parejas que mantenían el coqueteo activo también tenían una intimidad más sólida y profunda. Frecuentemente, dice el estudio, las personas casadas flirtean para crear un mundo privado con su pareja.

La gente flirtea por seis razones

Un estudio de 2004 de la Universidad de Nothern, Illinois, identificó las seis motivaciones que tiene la gente para coquetear:

Sexual: Tratan de llevarse a alguien a la cama.

Diversión: Practican el coqueteo como un deporte.

Experimental: Tratan de ver cómo sería tener una relación con el objeto del flirteo (pero sin ir a más).

Relacional: Tratan de aumentar la intimidad en una relación.

Estima: Intentan elevar la autoestima.

Utilitaria: Tratan de obtener algo de otra persona.

Según el estudio, en los hombres es más frecuente la motivación sexual, mientras en las mujeres el coqueteo suele tener más que ver con los deseos de afianzar una relación.

¿De qué hablo?

En el coqueteo algunas conversaciones funcionan mejor que otras, dice la ciencia. Un estudio de la Universidad de Alaska se dedicó a verificar la efectividad de tres tipos de acercamientos con evidentes propósitos de flirteo.

Acoso y derribo: “Tu debes ser espía porque he visto que no me quitas el ojo de encima.”

Inocente. Uno hace preguntas simples como: “¿Qué opinas de este grupo de música?” “¿Cuál es tu equipo, el Madrid o el Barca?”

Directo: “Eres muy guapa” o “¿Puedo invitarte a una copa?”

Según el estudio, los hombres prefieren usar el estilo directo, mientras las mujeres son más de entrar con preguntas inocentes. Muy pocos reconocieron practicar las técnicas de ‘acoso y derribo’ en sus estrategias de coqueteo.

Ellos sobrevaloran, nosotras todo lo contrario

Si alguna vez te habías preguntado por qué es tan difícil que chicos y chicas lleguen a entenderse, quizás la respuesta está aquí. Múltiples estudios apoyan la idea de que hay una falta de entendimiento: los hombres tienden a pensar que las mujeres están más interesadas en ellos de lo que lo están realmente, mientras que las mujeres tienden a creer lo contrario.

Es decir, que los hombres no están tan interesados cuando sí lo están. Este error de percepción de ambas partes se ha comprobado en más de 2000 estudios que fueron analizados por expertos de la Universidad de Texas. La explicación que dan los expertos es que los hombres han sido educados para percibir más señales de sexo en sus entornos que las mujeres. Aunque reconocen que hay que buscar un argumento más convincente.

Las características más atractivas dependen del género

Un estudio de 2011 de la Universidad British Columbia asegura que la felicidad es la expresión facial que resulta más atractiva en las mujeres, sin embargo de los hombres lo que resulta más atractivo es la expresión de orgullo y soberbia.

Ser el más guapo no garantiza el éxito

Una investigación de la Webster University que estudió a la gente que coqueteaba en bares, centros comerciales y otros lugares similares descubrió que las personas que sonreían y establecían contacto visual con otros tenían más posibilidades de ser abordadas que aquellas que eran simplemente guapas o guapos.

Recuerda que sonreír no solo es una señal para que la otra persona se entere de nuestro interés por ella, sino que también es una manera de resultar más atractivo ante la otra persona. El simple hecho de que alguien se interese por nosotros suele hacer que, además, nos llame más la atención en el plano sexual.

El contacto visual marca la diferencia

Sin exagerar demasiado para no asustar al otro, pero fijar la mirada en otra persona tiene sus efectos en el arte de flirtear.

En un estudio se les pidió a 48 parejas de desconocidos de sexo opuesto las siguientes tareas: pasar dos minutos mirándose mutuamente las manos, pasar dos minutos mirándose a los ojos y contra cuántas veces su pareja pestañeaba en dos minutos.

Al final del estudio, aquellos que habían estado dos minutos mirándose a los ojos decían sentir más afecto por la otra persona que el resto de las parejas que habían estado concentrados en otras tareas.

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