Por naturaleza, como personas tenemos cualidades y debilidades las cuales a veces las aceptamos, y vamos en busca de mejorar los aspectos negativos o simplemente aprendemos a vivir con ellos.
Tenemos que tener voluntad en cuidar nuestro cuerpo, nuestra salud además de desarrollar comportamientos preventivos.
La confianza de lograr triunfos, éxitos y de ser felices como la confianza de desarrollar la capacidad de pensar y saber enfrentar los desafíos de la vida.
La importancia de considerarnos personas valiosas y dignas de merecer respeto de los demás contribuye a que la autoestima comienza con el nacimiento y luego es una tarea de toda la vida, algunos son más favorables a su desarrollo y otros que se pueden detener o dañarse.
En la familia el trato y la forma de educar a los hijos con respeto y afecto, cuidar su seguridad, hablarles y explicar con cariño en vez de reñirlos, permitirá que el niño o niña, crezcan y desarrollen una autoestima saludable.
En la mujer adolescente lo que sucede es tener temor para enfrentar su situación y su autoestima es baja a veces, por la falta de apoyo de la pareja o familiares, hace que no tome decisiones adecuadas, estos aspectos de desamparo y sufrimiento se transmite dentro el vientre.
Antes no se tomaba en cuenta o no se daba la importancia a un embarazo cuando la madre era adolescente o madre en una edad madura, la información o educación no era importante, sin embargo, ahora el bebé en el vientre de la madre vive todos los sentimientos de la embarazada.
En salud tenemos que reconocer que la autoestima, especialmente de una adolescente tiene que ser la más adecuada que les favorezcan tanto a la madre como al recién nacido, conocemos que la prevención es el aspecto significativo para vivir en las mejores condiciones de salud.
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