jueves, 1 de agosto de 2013

Hábitos de salud y conducta en niñas y niños




¡Jaimito, levántate es hora de ir a la Escuela! Es una las frases comunes que se dice cuando nuestros niños aun siguen durmiendo por no tener el hábito de despertar temprano; y si se levantan lo hacen con desgano por el sueño incompleto. Por tal razón, uno de los anhelos más grandes que tenemos los padres es tener hijos obedientes, desde el momento en que tienen uso de razón hasta que lleguen a ser adultos.

Sin embargo, esta virtud se logrará solamente creando buenos hábitos de salud y conducta, inmediatamente después del nacimiento y mantener constancia durante toda la infancia. Estos hábitos tienen que ver con la alimentación, horas de sueño y el sistema excretor.

Existe consenso en que son los tres primeros meses de vida, los más importantes para obtener la regularidad en los hábitos ya mencionados. Una vez establecida la norma, no puede interrumpirse ni suprimirse por ningún motivo, excepto en casos de una real emergencia.

El momento en que el niño despierta y empieza a llorar, no hay que tomarle en los brazos, mecerle ni amamantarlo hasta que llegue su hora de lactancia; por el contrario, cámbiesele el pañal, désele vuelta, un poco de agua a beber y acuésteselo de nuevo. El llorar no le hace daño alguno, ni siquiera a una criatura pequeña.

Alguna vez, cuando está despierto, acostado y tranquilo, puede levantárselo por uno o dos minutos para jugar con él o ella, de este modo entenderá que se lo levanta cuando no llora y que se lo dejará cuando llora. Si se alza a la criatura cada vez que llora, en poco tiempo desarrolla el hábito de llorar con insistencia cada vez que despierta, este hábito no es bueno para el niño ni para la madre, porque perturba su sueño y molesta el trabajo o descanso de la madre.

Debemos entender que el niño día a día aprende muchas cosas y que toda su capacidad cognoscitiva está en permanente actividad, de ahí que aprenden a manipularnos y tenernos dominados. Por el lado contrario, el niño debe aprender que cuando llora, sus padres lo dejarán completamente solo.

Crear en el niño el reloj biológico debe ser la meta primordial; si se alimenta y acuesta al niño todos los días y a la misma hora, pronto aprenderá que debe esperar con regularidad dicho procedimiento y cultivará así el primer hábito importante de la salud: la regularidad en la alimentación y el sueño. Un error que generalmente se comete, es tenerlo despierto para que alguna visita, amistades o familiares lo vean, con este hecho queda interrumpida la rutina; se debe explicar, por tanto, que su hora de descanso o alimentación ha llegado.

El llanto causado por un cólico, genera el hábito de llorar, para que se lo tome en brazos, para alivianar este hecho, es mejor levantar al niño e inclinarlo sobre el hombro a fi n de hacer escapar el gas del estómago. Si la madre no está segura de que el llanto no es por dolor, procure acomodarlo en su cuna y recostarlo de nuevo.

Desde los ocho meses, es posible crear en el niño o niña, el hábito o manejo del sistema excretor con evacuaciones o deposiciones, para ello, es necesario contar con el instrumento adecuado para su edad y talla.

La hora de la excreta debe ser exacta. Ubicarlo en la posición de cuclillas sobre el inodorito y estimularle para hacer la deposición o el desagüe. Para motivarlo, abra el grifo, corra el agua y haga que imite, en poco tiempo, ahorrará en pañales ya que muchas cosas los niños aprenden imitando y en menos tiempo. En una próxima entrega estaremos hablando sobre los hábitos perniciosos.

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