domingo, 20 de mayo de 2012

Orientación “Pequeños mordedores”

COMUNES EN LA PRIMERA INFANCIA | LAS MORDEDURAS CUANDO SE HACEN HABITUALES, DEBEN SER TOMADAS

EN CUENTA.



A María Elena le dio ira cuando al recoger a su pequeña del jardín infantil le informaron que un niño la había mordido.

En cambio, José y Carolina no saben qué cara poner cada vez que su hijo Sebastián muerde a algún compañero y deben escuchar los reclamos de padres y educadores.

“Nos sentimos avergonzados y un poco frustrados”, aseguran los papás de Sebastián.

Lo cierto es que aunque morder no es "anormal" entre el primer año y los tres, es sin duda, una conducta perturbadora y dañina que tanto padres y educadores deben corregir desde un principio, asegura Ximena Calvo, psicóloga y directora del pre escolar Tic Tac Toe en Cochabamba.

Es entendible que muchos padres se pregunten por qué su pequeño hijo al que aman tanto y lo “educan” se convierta en una amenaza ante otros niños o ante sus propios hermanos. Por su lado, es comprensible que los padres de las víctimas pidan que si el “mordedor” no enmienda su actitud, lo mejor será que se vaya a otro jardín infantil.

Lo fundamental en este tema está en comprender por qué su niño muerde y por sobre todo detener esta conducta agresiva, pero hay que saber cómo hacerlo.



¿POR QUÉ MUERDEN?

“Se debe comprender que los bebés o niños hasta los tres años están en una fase oral y tienen la necesidad de sentir las cosas con la boca, ya que es por donde están descubriendo y explorando sensaciones. Otra razón por la que muerden se debe a que a esta edad el lenguaje es escaso y podrían encontrar en la mordida una forma de mostrar su enojo o impotencia ante algunas situaciones…es una manera de decir “no””, asegura Calvo.

Por ello es que en edad pre escolar suele suceder que a un niño se le escape una que otra mordida, incluso puede pasar que muerda a su propia mamá. La primera vez que esto sucede no debe ser tomado como una acción agresiva porque de repente sólo fue un reflejo o se puso nervioso, pero ese es el momento para explicarle que eso no se hace. Esto es muy importante porque si no podría volverse una actitud recurrente.

Si más allá de esta etapa su niño se ha convertido en un pequeño “mordedor” y no ha funcionado explicarle que eso no se hace, sería bueno que busque ayuda profesional o que se detenga a pensar si algo no anda bien en el hogar, ya que si muerde constantemente tanto en casa o en el pre escolar, podría ser que se deba a algo.

“Se debe tomar en cuenta que los niños se sienten amenazados por situaciones tales como la separación de los padres, muerte de algún ser querido o el retorno de mamá al trabajo. En estos casos el niño necesita una dosis extra de amor y atención”, dice.

En otros casos a algunos niños les falta la madurez para entender y aceptar que a veces su padre no puede darle toda la atención que desea o que tiene que compartir un juguete. Aunque no haya sido la intención del niño dañar a otra persona, los adultos deben reaccionar con desaprobación. Esté atento a las señales que su hijo da cuando se siente frustrado, de esta manera podrá interceptar a tiempo.

Otra de las razones por las que un niño muerde puede deberse a que sus propios padres le enseñaron a hacerlo para que utilice la mordida como un acto de defensa. Esta lección por su puesto que está desaprobada y es hasta incoherente. Ofrézcale otros mecanismos de defensa que no necesariamente incluyan violencia.



¿CÓMO EXPLICARLE QUE NO DEBE MORDER?

“Es normal que un bebé o niño pequeño muerda el pecho de su madre o el hombro de la persona que lo cuida simplemente para experimentar. Cuando esto ocurre, los adultos deben ser puntuales y claros. Con un fuerte “No” explicando que duele y que no está permitido”, explica Calvo.

Sin embargo, a veces sucede que los padres reaccionan con una conducta agresiva como pegarlo o lo muerden de vuelta para demostrarle que duele. Estas reacciones sólo demuestran que está bien usar la violencia para resolver problemas. Realmente esas acciones de vuelta nunca deben ser utilizadas.

“Como los mordedores experimentales quieren tocar, oler y probar para aprender más sobre su mundo, resulta útil proporciónele una variedad de juguetes para estimular esta fase de exploración. Si es que le están brotando los dientes, ofrézcale cosas apropiadas para masticar dándole alivio”, dice la especialista.

Las situaciones más comunes para que los mordiscos ocurran tanto en casa como en cualquier lugar después del primer año de vida suelen ser que dos pequeños entren en disputa por un juguete…ahí va un mordisco. Qué dos somos compañía y tres son multitud…ahí va el otro mordisco. Los dientes en definitiva pueden convertirse en una herramienta privilegiada que tienen al alcance para manifestar enojo, aburrimiento o demostrar su sentido de propiedad sobre algo o alguien.

Cualquier que sea el lugar donde ocurre la primera mordida o las varias que ya dio un niño, el trabajo fundamentalmente es de los padres. Si bien los profesores o educadores pueden darle una mano, no pretenda que ellos solucionen el problema.





"La experiencia muestra que los padres toleran más una caída o un empujón que una mordedura. Definitivamente es una de las cosas que más molesta"





EN LA GUARDERÍA, ¿CÓMO REACCIONAR?



• Los educadores a cargo deben demostrar y dejar muy claro que no está permitido morder y que con esa actitud el “pequeño mordedor” no logrará su objetivo. Es decir, si mordió porque quería un juguete no lo conseguirá de esa manera.

• Prestar más atención a la víctima consolándola y curándola que al que mordió.

• Llevar al agresor a otro lugar, pero no se le debe gritar y peor aún pegar.

• Prestar mucha atención al niño que muerde cuando comienza a pelear o se presentan situaciones de conflicto y ante ellas prever que ocurra lo que tanto se teme.

• La experiencia en pre escolares indica que mayormente muerden los niños y un tanto menos las niñas. Por ello, ante situaciones de conflicto, preste un poco más de atención a ellos.




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