jueves, 18 de abril de 2013

No tengo de qué hablar con mi pareja

“Cuando estoy sola con mi esposo siento que no tenemos nada de qué hablar e interrumpimos el silencio pidiéndonos algún favor, como ‘¿me pasas la sal?’, si estamos comiendo, o ‘¿dormiste bien?’ cuando amanece”, cuenta apenada Mirtha, un ama de casa de 39 años de edad.

Ella cree que esto pasa porque se conocen bastante y no hay cosas nuevas en sus vidas que les permitan intercambiar ideas o comentar algo, además siempre están juntos.

En un diagnóstico a parejas intermedias —casadas de cinco a diez años o más— se detectó que muchas no han sabido manejar de manera adecuada su relación, sus vidas se han vuelto completamente aburridas y no han logrado redescubrirse, explica el psicólogo Óscar Urzagasti. “La relación de pareja es como una onda que tiene altas y bajas, las subidas son muy intensas y las bajadas muy profundas y es en estas últimas donde se incrementan los riesgos de entrar en una rutina”.

Sin embargo, hay parejas que, gracias a la experiencia de años, aprendieron a diferenciar cuáles son los momentos en que se presentan altas y bajas. Saben que son etapas temporales pues, pasada la tormenta, nuevamente se incrementa la pasión y la libido entre ellos. “El riesgo es no saber o no poder controlar esto; más aún, si sucede siempre, se vuelve crónico y se llega al punto de no poder superarlo”, expresa el especialista.

Manejar bien una relación implica encontrar el equilibrio: no ser tan independientes el uno del otro, pero sin caer en hacer todas las actividades juntos. “Si haces lo primero, impides que tu pareja se involucre en tu vida y hasta podría actuar como un desconocido. Si haces lo segundo, te cansas, te asfixias, pierdes tu espacio y esto le quita la curiosidad o el interés de querer saber qué hace la otra persona y, por ende, la expectativa de conversar, conocer más, intercambiar ideas o experiencias”, señala la psicóloga Mónica Soliz.

“El terminar la jornada para encontrarse con la pareja con la que uno comparte una vida y dialogar sobre lo que hicieron durante el día genera movilidad en la relación. Hablar sobre aficiones también ayuda al dinamismo porque hay elementos externos involucrados”, dice Urzagasti.

Según el experto, lo ideal para que una pareja encuentre siempre algún tema de conversación es incursionar en actividades que generen charla y oxigenación para cada uno. “Por ejemplo, darse tiempo para cumplir ciertos hobbies. Te hace sentir revitalizado(a) el dejar entrar un poco de afuera para que ayude a nutrir una relación. Siempre es algo positivo”, aconseja el psicólogo.

Compartir felicidad

Por ejemplo, si el varón asiste a un partido de fútbol y la mujer al cine con las amigas, de seguro tendrán cosas de qué hablar cuando vuelvan a casa y se encuentren en pareja. Estas actividades traerán novedades a la conversación que, si bien puede o no interesar a la otra persona, será un pretexto para empezar a charlar sobre temas parecidos o formular nuevos. De esta forma se deben buscar otras experiencias que den motivos de conversación, risas e, incluso, sirvan para compartir la felicidad del otro.

Si existe la voluntad de estar juntos, Soliz sugiere asistir a reuniones con amigas o amigos, actividades con los parientes por separado, vivir experiencia con los hijos (si los hay), ser parte de talleres, charlas ilustrativas y cursos o seminarios (no necesariamente de trabajo, sino relacionadas a tus aficiones).

Esto ayudará a que cuando tengan que estar a solas, ya sea en la cena, almuerzo, antes de dormir o en un momento de descanso, puedan contarse lo que hicieron por separado.

Si alguno de los miembros de la pareja no cumple ciertos requisitos que auguran que esta relación va bien, como por ejemplo, conversar, reír, compartir, necesitar estar juntos y solos o apoyarse, es porque algo está pasando y es bueno que lo hablen para saber si quieren seguir juntos o en definitiva sienten que deben separarse.

Si una pareja decide permanecer unida es porque hay respeto, confianza, apoyo, amor, igualdad, planes en común, perdón y sobre todo comunicación.

Mala actitud

Que no conversen puede tener que ver con tu actitud. Si eres una persona que se enoja fácilmente o malinterpreta las cosas, es posible que prefiera no hablar de nada.

Ante tu indiferencia

Si no le prestas atención y te distraes con cualquier cosa cuando te está hablando o pareciera que no te interesa lo que dice, tu pareja preferirá mil veces el silencio.

Tu forma de hablar

Puede tratarse también de la forma en cómo cuentas las cosas, haces preguntas o respondes. Quizá si hay mucho de qué hablar, pero como no logranTexto: Érika Ibargüen Ayub.

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