“En una de tantas discusiones que tuve con mi esposo, lo eché de la casa por la rabia que tenía. Estaba segura de que regresaría en un par de horas, como ocurrió otras veces, pero me equivoqué. Nunca más volvió a vivir conmigo. Van siete meses desde que tuvimos esa pelea y creo que en realidad fue el impulso que él necesitaba para dejarme porque ya no quería estar a mi lado”, cuenta Sandra, quien aún ama y extraña a su marido y está arrepentida de su actitud.
Que haya amor no significa que no haya crisis, pues una relación es más que sólo sentimientos. Sin embargo, éste es el elemento por el que vale la pena emprender la búsqueda de una solución. Por eso, si alguno de los dos dejó de amar, la relación ya no tiene sentido.
La manera en que ambos miembros de la pareja afronten ese periodo de problemas obedece a factores como la madurez emocional, la habilidad para gestionar los conflictos, la duración de la relación, la actitud para el diálogo sincero o el momento personal en que cada uno se encuentre.
“Dentro de la pareja hay un ciclo vital y tiene diferentes etapas”, explica la psicoterapeuta de familia Pilar Manrríquez. El inicio de cada etapa implica una crisis: los primeros años de matrimonio, la luna de miel, la llegada del primer hijo, el hijo en edad escolar o en la adolescencia, cuando éste se va de la casa, el reencuentro e incluso la jubilación de alguno de los miembros de la pareja. Entonces, son muchas crisis por las que la pareja confronta y afronta.
Lo importante es asumir cada experiencia de la mejor manera posible y así sabremos si es realmente una crisis pasajera o si usamos esta situación como un pretexto para darle un final a la relación, explica la especialista.
Para estar claros sobre qué es lo que en realidad está pasando, debemos analizar también los antecedentes y conocer la historia de ambos miembros. Por ejemplo, si alguno viene de una familia estructurada o desestructurada, si hay o no tolerancia ante cualquier crisis o si resulta más fácil decir: “te vas” o “me voy y esto se termina aquí”.
Recuerda cuál fue la actitud que se asumió en una anterior oportunidad cuando se presentó un problema similar, entre otras cosas, para comparar si existe la voluntad de solucionarlo o no. “Hay que hacer un estudio de la actitud de cada uno en encuentros independientes”, recomienda Manrríquez.
“Cuando son crisis espontáneas que no tienen que ver con crisis del desarrollo, como las antes mencionadas, entonces la ruptura puede ser definitiva. Quizá se trate de una infidelidad muy fuerte u otra cosa que lastimó tanto a la persona que mató el amor”, dice.
Una señal evidente que nos indica que se trata del final de un compromiso es la falta de interés por solucionar algún problema. Frases como “ya me cansé de hablar siempre lo mismo”, “no me interesa saber nada”, “haz lo que quieras” y otras más pueden ser referencias.
La falta de pasión en el aspecto sexual o que se haya acabado el atractivo físico es también un factor decisivo, aunque en este sentido, las relaciones también pasan etapas de sequía que no necesariamente significan una ruptura sentimental, aunque sí es caldo de cultivo para terceras personas.
La falta de comunicación —no saber dónde está, a qué hora regresa, con quién estuvo, cómo le fue, dejar de contarse ciertos temas, que de pronto empiece a hablar de gente y lugares desconocidos— son otras señales de que no es sólo una crisis.
La pérdida del respeto y compromiso asumidos cuando decidieron ser pareja es determinante. Si tu pareja te evita y no quiere pasar tiempo contigo, será difícil reestructurar la pareja. “En cambio, el querer compartir experiencias juntos, conversar, reír o llorar juntos es algo que va más allá del deseo o la pasión, es algo más afectivo que satisface a ambas partes. En este caso, si bien podría haber crisis, será pasajera porque ambos pondrán de su parte para salir adelante”, explica.
Es importante también saber que existen parejas en las que uno de los miembros dejó de amar, pero por algún compromiso (hijos, tema económico o social) permanecen juntos. Se debe buscar ayuda profesional que los guíe para saber cómo actuar y para ver si se puede reestructurar el compromiso. Para esto hay que tener voluntad porque es un trabajo muy arduo y delicado.
Apoyo
Trata de no vivir estas crisis sola. Siempre es útil una mirada externa, ya sea de un amigo o de un profesional. A veces somos ciegas por voluntad propia.
Crítica
Cuando surge la crítica incisiva y la credibilidad está en entredicho en la pareja, es posible que la forma en que tu pareja te ve haya cambiado. Trata de tomar un tiempo y luego ve si su actitud ha cambiado.
PREGÚNTALE A TU AMIGO GAY
Salvador G
Te ayuda con los problemas del corazón. Escríbele a mia@la-razon.com
Te vuelvo a escribir con una nueva expectativa. Te recuerdo mi caso, soy la chica que estaba enamorada de su chico argentino y que quería decirle que me voy a vivir con él. Le escribí, como sugeriste, recordándole viejos chistes nuestros y cuando estuve con él en Argentina. Me respondió como antes y me dijo que nunca olvidaría esos momentos. Me respondió que fijara una fecha para entrar al chat, pero para hacerme la interesante le contesté tres días después. Él no me contesta, ya va una semana. Será que realmente está ocupado por el trabajo y su vida social tan ajetreada, tiene muchos amigos. El punto es que decidí viajar a Argentina a estudiar, contando o no con el amor de mi chico. Ahora estoy haciendo mis papeles para irme a inicios del 2012, pero no sé cuándo deba decírselo . ¿Qué hago? ¿Debo llamarle y decirle que voy a estudiar ahí? ¿Debo escribirle a pesar de que no me contestó? ¿Sería muy chocante llamarle y decirle: “Hola, me voy a Argentina a estudiar”?
Indecisa
Querida amiga mía: Te felicito por tu decisión de irte a estudiar a Buenos Aires. Es una ciudad maravillosa, llena de oportunidades y seguro pasarás años maravillosos ahí.
Pero primero, es importante que comprendas que al parecer a este chico ya no le importa seguir en contacto contigo. No interesa cuán ocupado esté, siempre hay tiempo para un mensaje. Así es que olvídalo y sigue con tu vida. No pierdas más tiempo pensando en qué dirá, qué hará o qué pasará con él. No vale la pena.
Recién estuve en Buenos Aires y déjame decirte que hay hombres muy guapos en cada esquina. ¿Te imaginas ir a una ciudad con tantas oportunidades y no poder echar mano de ninguna? Como dicen: “No hay que llevar leña al monte” y tú estabas a punto de llevar unos leños húmedos que quién sabe si iban a arder. En conclusión, me parece que el gaucho te está haciendo un favor al no responderte.
Por otro lado, siempre es duro comenzar una vida en otra ciudad, por lo que quizá el muchacho este podría servirte como contacto o guía. Así es que, si realmente quieres avisarle, valdría la pena que lo hagas una semana antes de tu viaje, le mandes un mensaje para contarle, casualmente, que pronto estarás ahí y que, si desea, pueden sentarse algún día a tomar un café.
Dedica este tiempo a preparar tu gran viaje y a compartir el mayor tiempo posible con tus amigos y familia. Te recomiendo enseñar a tus papis a utilizar Skype o Messenger, por ejemplo, pues les será muy útil cuando ya no estés en el país. También te recomiendo visitar páginas como couchsurfing.org para hacer contactos en esta ciudad, cosa que cuando llegues, ya tengas amigos con quienes compartir y no te sientas sola.
Como dicen: ‘No hay que llevar leña al monte’ y tú, mi querida, estabas a punto de llevar unos leños húmedos que quien sabe si iban a arder.
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