Según un estudio a nivel mundial sobre los diez oficios que vuelven más adúlteros a quienes los ejercen, las mujeres que trabajan como maestras, amas de casa, enfermeras, asistentes administrativas y vendedoras lideran el ranking de quienes más engañan a sus parejas, mientras que por el lado de los hombres, la encuesta reveló que médicos, policías, abogados e ingenieros son los más infieles.
Otros ratings colocan en primer lugar a los músicos, seguidos por los modelos, los abogados, los pilotos y las azafatas, los entrenadores de gimnasio, los agentes de bienes raíces y los deportistas, entre otros.
¿Se trata sólo de mitos o hay algo de cierto en una correlación entre profesión y fidelidad? Para el médico psicoanalista y especialista en terapia familiar y de parejaPedro Horvat todos los ambientes laborales generan, por igual, situaciones en las que el deseo circula y, por lo tanto, son propicios para la infidelidad. "Podría hablarse tal vez de aquellas profesiones que generan vínculos asimétricos (en el caso de los médicos, abogados, terapeutas o profesores) u otras profesiones relacionadas con lo corporal y la actividad física, pero en todos los casos se vuelve difícil aceptar alguna generalización", expresa.
Desde el psicoanálisis, el tema es complejo, ya que muchas veces se observa que, en determinadas patologías de base (como en las fobias), el sujeto necesita de otro espacio para poder sostener el matrimonio, explica la psicoanalista Any Krieger."También se ve en la consulta que el deseo puede ser recuperado con la inclusión de un amante. Es muy popular la versión de que, en las guardias médicas de terapia intensiva, los médicos tienen relaciones sexuales por la angustia que les produce la situación de tener que lidiar con pacientes que luchan por su vida o mueren", revela.
Pero ¿se busca fuera de una relación lo que no se tiene con nuestra pareja? La infidelidad debe ser analizada teniendo en cuenta dos ejes: el de la pareja actual y el de la historia personal, opina Horvat. "Es siempre una búsqueda que tiene sentido en esos dos ejes. En un primer plano, probablemente va a estar alguna forma de insatisfacción con relación a la pareja, pero más profundamente aparece la necesidad de otras reparaciones personales", cuenta. "Bajo una cobertura erótica, siempre se encuentran necesidades que tienen que ver con la autoestima, el reconocimiento, la angustia por el paso del tiempo, etcétera. Frecuentemente, lo sexual es sólo una apariencia".
Por su parte, la psicóloga Adriana Guraieb distingue entre tres tipos de infidelidad: la física, la emocional y la mental. Existen distintos motivos para que se produzca la primera: si la vida sexual no es armoniosa y la persona se siente insatisfecha, si los padres de uno de los miembros -o de ambos- interfieren de manera intrusiva en la relación y no se les puede poner límites, si la pareja asfixia con órdenes y controles, entre otros.
"La infidelidad emocional es una situación que excede lo intelectual y sucede cuando se construye una relación afectiva por fuera de la relación estable. Es una amistad que entusiasma pero que difícilmente se comparta con la pareja y posiblemente sea un alerta de que la relación está debilitándose", explica Guraieb.
La experta se refiere a la infidelidad mental, de la que asegura que puede sacarse buen provecho y que "no hay razón para sentirse culpable". "Las fantasías sexuales son una poderosa herramienta a la hora de un encuentro erótico, son fantasías que pueden optimizar el deseo y la potencia. Ayudan al incremento del placer y permiten una vida sexual más creativa", asegura. "Suelen generar gran deseo sexual y, como las fantasías no tienen fronteras y pueden ser ilimitadas, audaces y están al alcance de todos, permiten un protagonismo que la persona no se anima a concretar en la realidad lo que provoca un gran efecto erótico ".
La venganza suele ser un factor que empuja a la infidelidad, según Krieger, ya que cuando los miembros de una relación se sienten poco amados o deseados, los celos pueden empujar a un sujeto a cometerla. En tal sentido, Horvat sostiene que "no es lo mismo un encuentro ocasional que una relación secreta estable; no es lo mismo un anónimo compañero de oficina que el marido de la hermana. En cada caso aparecen elementos distintivos (que pueden incluir sentimientos de hostilidad) que hacen que cada caso sea singular".
El engaño es un síntoma que expresa una crisis que atraviesa una pareja y, si no se encuentran los modos de resolverla, se buscarán otras relaciones para satisfacer algunas necesidades. "Por ello, es bueno tener siempre presente que depende de ambos la resolución de la crisis y que la mejor herramienta para ello es el amor y la comunicación", aconseja Guraieb. "Contra lo que la mayoría puede llegar a presuponer, la infidelidad puede no pasar exclusivamente por la sexualidad explícita, sino que es muy frecuente que se busque en ese tercero/tercera algo que falta en la relación estable y que frustra una y otra vez".
Respecto a cuál de los dos géneros es más propenso a la infidelidad, la psicóloga sostiene que lamentablemente sigue existiendo en nuestra sociedad una actitud de "felicitar" al hombre mujeriego. "Se lo admira, se lo imita, se le pide consejo, por supuesto, "de hombre a hombre", pero la mujer que despliega su erotismo y sus deseos es fácil, promiscua o una mala mujer. Ni qué decir si está embarazada, entonces ya prácticamente no alcanzan los insultos para denostar, denigrar a una mujer-madre-erótica-en crisis, pues es muy tranquilizador cuando aparece: o la madre-santa y virginal o la mujer-erótica, o sea la una o la otra, pero las dos juntas...Eso sí que es insoportable para los valores vigentes, consensuados y estereotipados en nuestra sociedad", finaliza.
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