Uno se pasa toda la vida, desde muy niño, pensando que tiene el control y que lo tendrá para siempre y con seguridad la mayor parte de nuestra juventud y adolescencia sí lo tuvimos, efectivamente. Qué más placentero que todos esos años que pasamos haciendo zapping a nuestras anchas y, eventualmente, nos deteníamos en alguno que otro partido de fútbol o una película interesante. Claro, el control, el poder, era totalmente nuestro. Lo que uno ignora todos esos años es que uno crece y debe formar un hogar compartido donde en definitiva, el control está en disputa.
Una infinidad de factores inciden alrededor del control remoto de la tv y su uso y si bien no hay estudios definitivos con conclusiones claras existen muchos dogmas que giran en torno a éste; tomando como elemento de estudio el hogar de las parejas actuales.
Si bien no hay investigaciones desde un punto de vista psicológico sobre el uso del control, el poseedor del control de la tv en nuestro hogar, por la experiencia, estamos en condiciones de aseverar que experimenta gran dicha, en términos mucho menos ponderativos, es casi como una más de tantas autorrealizaciones a las cuales el ser humano aspira. En términos antropológicos se podría asegurar que el control remoto es similar a las coronas de los reyes o las vestimentas fastuosas de los supremos incas y de muchas otras civilizaciones antiguas, que utilizaban para denotar al de mayor jerarquía en el grupo. Así nuestro propio inconsciente, en las pocas horas que podemos ver tv durante el día, nos asegura que si somos los dueños del mando a distancia, dominamos la situación.
Nunca más lejos de la verdad. La actitud de las mujeres ante la televisión es mucho más pasiva que la del hombre. En otras palabras, odian con toda su alma que nos la pasemos haciendo zapping (tal vez una constante del género masculino) debido a que si ambos comparten el gusto por algún programa y éste indefectiblemente llega al momento de los comerciales, el hombre, casi por inercia, toma el control remoto y empieza la búsqueda, innecesaria, de algo que ver mientras tanto. Existe la enorme posibilidad de que no se pueda retornar al programa original ante su culminación. Esta situación causa mucha más frustración en la mujer ya que el hombre con seguridad verá cualquier otra cosa que se halle en el camino. Normalmente esto deviene en una discusión de la que saldrá airosa la mujer ya que para mitigar su enojo, el hombre cederá con gusto el objeto en cuestión.
En contrapartida, si inicialmente en la sesión diaria de TV es la mujer la que elige la programación a verse, el hombre queda insatisfecho porque los programas de interés de ellas son variados pero con temáticas distintas. Normalmente son series donde la mujer es la protagonista o porque simplemente hay “churros” y por eso debe verse X o Z programa. También están los programas de actualidad de la farándula nacional e internacional, en los que podemos estar al tanto si Enrique Iglesias se afeitó o no el lunar o si los Reyes de España ofrecerán una cena con la vajilla nueva o la antigua. En ambos casos no me preocupa porque no me incumbe. Otro grupo de programas preferidos por ellas, tal vez un poco más instructivos, son los que ofrecen la amplia programación con enfoque “hágalo usted misma”, que incluyen repostería, manualidades, decoración de interiores y exteriores, cocina (en este sector yo me pliego), corte y confección. Hasta origami enseñan en estos canales. No es que sea malo que quieran impartir sus conocimientos por la pantalla chica pero es muy complicado seguir cada paso y más aún, si al no contar con alguno de los ingredientes, se procede a la improvisación.
Mujeres versus fútbol
En muchos momentos de la vida de pareja la mujer accederá a acompañarnos al estadio a ver un partido de nuestro equipo favorito o tal vez de la selección boliviana. Y efectivamente la emoción que se vive en la cancha distraerá a la mujer de su poca afinidad con el deporte de multitudes. Esto no implica que las mujeres no disfruten del fútbol, más por el contrario, viven intensamente el momento de alentar e insultar al árbitro y de liberar estrés en el acto. El fútbol se complica cuando tenemos la intención de seguir un partido por tv. Normalmente uno pretende ver partidos de las mejores ligas del mundo, de la Liga de Campeones, de la Libertadores y, en menor medida, seguir algún partido del fútbol nacional. Aquí es donde todos los contras del deporte salen a relucir. Sostienen que no entienden nada, que es aburrido y de cuando en cuando escuchamos lo guapo que está algún jugador. Es casi utópico pretender ver un partido completo y no queda más que mantener la esperanza de ver el resumen deportivo a la noche.
Hombres versus novelas
La otra cara de la moneda. Las mujeres realmente se adentran tanto en la trama de las novelas, sobre todo cuando las ven desde el comienzo, que viven y sufren cada momento en que la protagonista (normalmente son mujeres) vive injusticias en su vida y sólo esperamos que se quede con el amor de su vida. Como en todo, hay excepciones, pero la mayoría de los hombres somos reacios a interiorizarnos en la historia y como las mujeres en el fútbol, nos limitaremos a ver alguna que otra actriz que esté guapa.
El control engorda
Científicos europeos al ser testigos de lo dependientes que podemos ser del control remoto, calcularon cómo incide el gasto calórico. Según comprobaron, una persona que usa el control remoto se priva de consumir dos calorías por cada vez que cambia de canal ya que si no existiera el control debería pararse y cambiar de canal. Entonces, teniendo en cuenta que una persona cambia de canal en promedio nueve veces por hora, se calculó que una persona que mira tres horas de televisión diarias, se priva de quemar, semanalmente 300 calorías, es decir lo mismo que le representaría un pollo y ensalada con postre.
En resumen podemos aseverar que como todo en el hogar, la base es la buena comunicación en pareja para poder llevar ambos el control de la televisión.
Origen del mando a distancia
Se remonta al año 1950 donde alguien harto de pararse a cambiar el canal inventó el primer mando a distancia no inalámbrico denominado Lazy Bones (huesos flojos) desarrollado por la empresa Zenith. Puliendo la idea prima, unos cinco años más tarde, es que presentan el primer mando a distancia totalmente inalámbrico llamado Flashmatic y de ahí en más la vida del humano ha mejorado, según aseveraba el dueño de Zenith.
Tv en Bolivia
A comparación de todos nuestros vecinos, la televisión llega tarde a nuestro país, alrededor del año 1970. Estuvo muchos años bajo el yugo del Estado. Es recién a comienzos de los 80 que el mercado se abre donde se crean los primeros medios privados.
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