De aquí en adelante, recuerde un dato: los conflictos entre hermanos adolescentes se dan cada 6,3 minutos. Es decir, tienen 9,5 episodios en una hora. Sí, efectivamente impresiona...
Ahora, con la cifra del 6,3 en la cabeza, es tiempo ya de que sepa que los efectos negativos de las peleas entre hermanos duran 48 horas y permean en todo el entorno del joven en cuestión. Sí, esto se está viendo color de hormiga...
Enojarse a los 14 años por infinitas razones inexplicables para los padres, es parte del sincero empeño que cada adolescente hace para perfeccionar su propia adolescencia. Por eso, que discutan con sus amigos o con uno de sus hermanos, cabe dentro de la lógica de la edad. De la volatilidad de alguien que, años más años menos, ronda los 15. El
tema, en este artículo, es que las esquirlas de un estallido de mal humor varían en intensidad y duración, dependiendo de dónde fue el conflicto.
Así, si la discusión fue con amigos o en el colegio, las repercusiones son tensión e irritabilidad las 24 horas siguientes en la casa. Los hermanos y los padres serán los principales afectados. Pero si la discusión fue en la casa, con los hermanos, la tensión e irritabilidad se prolongarán por hasta dos días. Todo esto auméntelo si lo que tiene es una hija adolescente.
Las conclusiones corresponden al estudio de la U. California de Los Ángeles, que siguió a 578 adolescentes, quienes completaron durante 14 días un diario con sus conflictos y emociones cotidianas.
Entre los resultados de la investigación, está la comprobación de que la transmisión de emociones negativas entre los dos grupos es inevitable. Porque, de hecho, lo que estaría detrás de la respuesta de emociones extremas y negativas, dicen los expertos de la Ucla, es una especie de socorro emocional; es decir, un de- sahogo. Los adolescentes, agregan, necesitan de esas batallas para madurar, pero aún no cuentan con las herramientas para sobrellevarlas sin involucrar al resto. El escape, entonces, a esa tensión emocional es responder con más agresividad.
El fin último de cualquier pelea con los hermanos, entonces, sería madurar. Empresa que parece más difícil de lo que evidentemente ya es, si se suma la tensión que hay entre los hermanos. Por eso, los efectos de una pelea con ellos "los impacta mucho más. Hay un fuerte vínculo emocional que los une, a lo que se suma que hormonalmente tienden a estar más irritables y su estabilidad se vuelve vulnerable", explica Ana María Iubini, psicóloga de la Universidad San Sebastián. Decirle cosas agresivas a un hermano los desestabiliza, "con una sensación de soledad y de que ya no tienen certezas", agrega la especialista sobre las 48 horas del efecto.
Los hermanos son un vínculo que el adolescente no eligió. Pueden ser amorosos y cercanos. Y al minuto siguiente agresivos y desagradables. La psicóloga Albana Paganini sostiene que justamente esa variabilidad es la oportunidad ideal para fortalecer la personalidad y saber cuándo es mejor retirarse: "Es el enfrentamiento necesario para defender sus espacios propios y reafirmarse".
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