Y vivieron felices para siempre... pero sin hijos. Éste podría ser el final ideal de muchas parejas que decidieron sumarse al fenómeno DINK (sigla de Double Income No Kids, en español: “doble salario sin niños”). Aunque Bolivia posee una sociedad conservadora, esta opción de familia se está haciendo presente cada vez más. Para el psicólogo Óscar Urzagasti, esto tiene que ver con el momento coyuntural que la sociedad atraviesa. “Hoy en día la mujer no sólo es ama de casa, sino que también ha entrado al mercado laboral y aporta al hogar”, por lo que cada vez son más las mujeres que pueden decidir por sí mismas el tipo de relación que prefieren.
Una pareja DINK antepone su realización personal y profesional al hecho de ser padres. Utiliza ambos sueldos para invertir en objetos que no podría adquirir teniendo hijos. “Algunas motivaciones tienen que ver con movimientos ideológicos como la autoextinción, la incapacidad económica, el ambientalismo y la sobrepoblación mundial”, expone el sitio entremujeres.com.
Sectores conservadores critican esta actitud argumentando que es egoísta y que no toma en cuenta que la familia nuclear es la base de la sociedad, eso sin contar con la religión, que considera a la procreación como un don divino al que los matrimonios están predestinados.
Las parejas DINK, por su lado, explican que traer hijos a un planeta lleno de injusticia social que se está sobrepoblando y donde las condiciones de vida de las futuras generaciones no están garantizadas es un acto irresponsable, explica exponentecero.com.com.
En otras latitudes, el fenómeno DINK surgió en los años 1980. En EEUU, el número de parejas DINK supera el 20%. “Desde el punto de vista económico, este segmento muestra una marcada tendencia a la superación constante. Por esa razón, son muchos los ámbitos donde estas parejas representan un mercado interesante”, dice cnnexpansion.com.
En México, los DINK mueven un mercado de cuatro millones de dólares. Viajes, tecnología, transporte y otros productos y servicios han visto en ellos un atractivo nicho de mercado.
¿Qué pasa en Bolivia? “Los hijos representan una responsabilidad. No tengo tiempo, me va bien en el trabajo y no puedo arriesgar mi posición en la empresa”, comenta Angélica Gutiérrez, de 32 años, que es ejecutiva en un banco. Esta opción de vida es una realidad.
La presión social
El símbolo del matrimonio civil en Bolivia es la entrega de la Libreta de Familia, para que los futuros papá y mamá agreguen luego los nombres de los niños que vayan trayendo al mundo. “Una familia se define como una configuración en la que los miembros están relacionados por sangre o por afectividad”, aclara Urzagasti, abriendo un amplio espectro para entender a la unidad familiar de hoy, donde una pareja ya conforma una.
Antes de decidir formalizar una relación es importante hablar sobre las expectativas que se tienen, incluyendo laprocreación. “La comunicación debe primar junto a la honestidad de poder decir antes de casarse que no se quiere tener hijos”, recomienda la psicóloga Susana Sáenz, quien asegura que ser madre es una decisión de la mujer “que debe ser respetada. Un hombre se convierte en padre cuando ve a su hijo, pero la mujer ya se hace madre cuando sabe que está embarazada”.
Decir que no se quiere tener hijos puede convertir a una persona en objeto de críticas o casarse se convierte en una presión. “En La Paz es normal ver personas de 25 a 30 años solteras, es común en el paceño profesional. En cambio, en Santa Cruz, a esa edad una mujer está ‘vieja’ para casarse”, asegura Urzagasti. Decidir no ser padres conlleva asumir la decisión “de no pasar al otro nivel”, dice el especialista.
El pasado familiar también puede influir en la decisión. “Las madres sacrificadas que viven echando en cara a los hijos todo lo que dejaron por criarlos genera la idea de que tener hijos es una carga y se despierta un rechazo. También se plantea que los hijos son una extrema responsabilidad y la privación de la libertad. Todo esto es transmitido por los padres, uno crece y dice no, no quiero hijos porque son un problema”, según Sáenz.
Hijos: ¿clave de la felicidad?
“Yo no sé cómo decirle a mi novio que no quiero ser madre. Yo sé que él quiere ser papá, pero tengo miedo de tener que dejar el trabajo por ocuparme de los hijos”, confiesa Daniela Pereyra de 29 años. “El tema de la maternidad es muy de la mujer. No ser madre no te hace menos mujer, sólo que no vivirás la experiencia de ser madre y no debe ser mal visto”, asegura Sáenz.
Ambos expertos coinciden que no tener hijos por decisión propia puede derivar en la felicidad. “Se puede ser feliz sin hijos, definitivamente. No van a experimentar ese proceso de ser padres, pero eso no significa que serán infelices”, explica Sáenz. “Se puede ser feliz sin hijos, pero la pareja debe afrontar la presión social que habrá en torno a ellos. Pesa mucho la visión de pareja que tendrán ambos y si van por el mismo camino”, asegura Urzagasti.
“Hay mujeres que no quieren perder su figura. Algunos sienten que por sus actividades profesionales sería cruel tener hijos para no poder criarlos. Además no quieren que cambien sus vidas, hay gente que no se adapta a los cambios y un hijo te cambia la vida”, asegura Sáenz. En resumen: el tipo de familia que decidas tener depende de ti. En tus manos están las llaves de la felicidad.
Mascotas
A pesar de que no existe comparación, muchas parejas han optado por tener un animalito en casa para llenar de algún modo el vacío de la ausencia de hijos.
Frustración
“La sociedad obliga a la gente a cumplir papeles y no querer hijos puede llevar a la frustración de pareja”, dice Susana Sáenz.
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