Pensando en las segundas oportunidades que brinda la vida, acudieron a mi cabeza tantas historias de las que me enteré por alguna conversación de familiares y amistades en la oficina, en el micro o en la tele. Estoy hablando de los ‘remake’ en el amor. Aunque no precisamente en las nuevas versiones, sino la segunda parte o la saga de una historia.
Es que las historias de mujeres (y de hombres) que se dieron un nuevo chance con el mismo amor, son un poco difíciles de digerir y generan un sinnúmero de comentarios por sus diferentes connotaciones. Pero ocurren con frecuencia.
Por otro lado están las mujeres que temen darse una nueva oportunidad por temor a volver a amar y al qué dirán. ¿Por qué será que a algunas les cuesta retomar sus vidas? Hay muchas que viven vestidas de luto (por viudez o por divorcio) por años y décadas. Y hay otras que entran en conflicto cuando la vida les presenta segundas oportunidades.
Amigas y amigos, es bueno creer en las segundas oportunidades, yo como cristiano así lo entiendo, porque el mismo Jesús, en su infinito amor, nos enseñó en su paso por este mundo cómo no le costaba dar segundas oportunidades; dio a Pedro una segunda ocasión, aun cuando este lo negó; se la dio a aquella mujer a la que no condenó por sus pecados, solo le dijo: “Vete y no peques más”. Se la dio también a Tomás cuando le invitó a que confirmara que realmente era el Mesías.
Y a nosotros: ¿cuántas oportunidades nos ha dado? Entonces ¿por qué cuesta tanto darse otra opción de inicio?
Bueno, el tema es amplio y complejo. Si desean opinar al respecto, espero sus cartas, que sean de 12 líneas.
Un grato saludo: Oswaldo
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