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jueves, 20 de septiembre de 2012
Deja de procrastinar… ¡ahora mismo!
¿Cuántas veces te dijiste “mañana voy”, “comienzo el lunes” o “de la próxima vez no pasa”? Quizás sientes que fueron muchas las veces que te propusiste algo y demasiadas las que te sentiste frustrada por no hacerlo, por priorizar otras actividades como mandar mails, navegar en la Web o hacer cualquier cosa menos empezar lo que te propusiste.
Este hábito tiene un nombre, procrastinación, –del latín procrastinare: “dejar un asunto para el día siguiente, aplazar”– y es la costumbre de posponer de forma sistemática aquellos asuntos pendientes que debemos llevar a cabo. Este hábito de dejar para mañana lo que podrías hacer hoy, es una costumbre humana y natural, que según expertos posee bases evolutivas y afecta en promedio al 95 por ciento de la población mundial.
De acuerdo al psicólogo Neil Fiore, especialista en rendimiento y productividad, la procrastinación surge como “un mecanismo para enfrentarse a la ansiedad asociada con iniciar o cumplir cualquier tarea o decisión”. De este modo, a la hora de decidir si ocuparnos o no de un asunto desagradable, preferimos sustituirlo por actividades secundarias más placenteras, lo que es habitual. Sin embargo, debemos ser conscientes que procrastinar tiene un coste elevado, ya que los retrasos evitables generan pérdidas de productividad, además de causar estragos emocionales, como disminución en la autoestima.
“Las personas que procrastinan tienden a ser menos saludables, menos ricas y menos felices”, dijo el psicólogo canadiense Piers Steel de la Universidad de Calgary y autor de “Procrastinación: por qué dejamos para mañana lo que podemos hacer hoy”.
No es pereza
Científicos de la Universidad de Constanza estudiaron la procrastinación y concluyeron que las personas se comportan así porque creen que mañana será más adecuado para poner en práctica lo planeado.
Con el objetivo de explicar este comportamiento, Piers Steel sintetizó los aportes de más de 800 estudios sobre el tema en una fórmula que denominó la “ecuación de la procrastinación”, que consiste en una combinación de tres factores que intervienen cada vez que aplazamos algo: la predisposición a valorar las necesidades inmediatas por encima de los planes a largo plazo (impulsividad), el grado de confianza en alcanzar el objetivo (expectativas) y el placer que nos proporciona realizar la tarea (valor). De ello, el experto deduce que las tareas que menos posponemos son aquellas que disfrutamos y que nos sentimos capaces de hacer de manera correcta. Y es que, en su investigación Steel no sólo encontró que postergamos porque encontramos la tarea tediosa, pero porque tememos fracasar, no cumplir nuestras expectativas, porque sentimos inseguridad o amenazada nuestra identidad.
Así que, en contra de la concepción popular, los estudiosos de este comportamiento niegan que la pereza sea el motivo de las postergaciones. Tampoco se trata de falta de organización o de un defecto en el carácter. Expertos afirman que la procrastinación es el síntoma de otros problemas como el propio perfeccionismo, la vulnerabilidad a las críticas negativas y el miedo al fracaso. Neil Fiore, en su libro “Hazlo ahora: supera la procrastinación y saca provecho de tu tiempo”, afirma que mediante el aplazamiento de un proyecto desafiante, conseguimos temporalmente la tensión provocada por el miedo a cometer errores y ser juzgadas.
Por su parte, Adriana Waisman, psicóloga especialista en conductas adictivas y trastornos de ansiedad, explicó que las causas que llevan a este hábito son muchas.
“Para alguno tendrá que ver que su necesidad de hacer las cosas perfectas porque creen que solo así serán valoradas; otras lo hacen porque están deprimidos, otras se desmotivan pensando en que si el resultado no es el esperado se van a frustrar y, aunque sientan dentro suyo una doble frustración, prefrieren renunciar antes de empezar”, explica Waisman.
¿Eres tu propia enemiga?
A pesar que todas sufrimos los inconvenientes habituales que resultan de hacer las cosas a última hora, el hábito de postergar puede convertirse en un hábito o necesidad que afecta negativamente el desempeño laboral, doméstico e interpersonal.
Asimismo, la evasión de un deber no sólo aumenta la preocupación, sino que produce sentimientos de culpa.
Aunque no nos gusta admitirlo, sabemos que dejamos muchas cosas para mañana (o el invierno o el 2015) y sabemos que eso nos perjudica y afecta nuestras carreras, negocios, relaciones, finanzas y bienestar físico, emocional y mental. Admitámoslo!
El precio de la procrastinación y la indecisión, nos pesan mucho más de lo que quisiéramos admitir.
Sin embargo, reconocer que la postergación de una acción tiene un precio en nuestro éxito y felicidad, nos da la motivación para hacer las cosas ya. Y es que la mejor manera de liberarse de una amenaza es poner en práctica la decisión de enfrentarla.
Toma las riendas de tus metas y dirige tus esfuerzos en una sola dirección, transformando un “tengo que” a un “decido hacerlo”.
Rompe el hábit. 13 Tips
Dulce recompensa. Partiendo de la base de que los seres humanos nos sentimos más motivados por el placer que por el dolor, la mayoría de las técnicas para superar la procrastinación incluyen frecuentes recompensas entre breves períodos de trabajo de calidad y sin distracciones.
Así que cada vez que termines un proyecto (sin importar su tamaño) felicítate y siéntete orgullosa de la tarea que has realizado. Poco a poco programarás tu subconsciente para asociar el completar la tarea con un gran sentimiento de satisfacción. Intenta alternar treinta minutos de trabajo provechoso con actividades que te gusten o pausas refrescantes… aumenta la productividad personal.
Manos a la obra. Por solo cinco minutos, no hagas otra cosa que trabajar en la tarea que te propusiste, luego dejala. Comienza preguntándote: ¿cuál es el paso más simple que puedes tomar para comenzar? Y es que muchos procrastinadores no saben cómo tomar ese primer paso. Asi que haz algo pequeño, al menos comenzarás tu proyecto, lo que es mejor que pensar en cómo comenzar. Te sorprenderás con lo que puedes lograr en sólo cinco minutos.
En 15 minutos. Cuando encares un proyecto, piensa que sólo tienes que trabajar en él durante quince minutos, luego detente.
Aquí es donde sucede la magia: te sumergirás en el proyecto durante quince minutos, te sentirás bien contigo misma y querrás seguir adelante. Antes de que te des cuenta, habrás avanzado mucho... más de lo que pensaste.
Cuestión de tiempo. La queja (y excusa) más común de muchas mujeres es: “no tengo tiempo”. Pero, la verdad es que sí tenemos tiempo. No necesitas tener seis horas seguidas en tu día; usa esos minutos o media hora libre que tengas cuando esté allí.
Dilo en voz alta. Ten una amiga, familiar o compañero de trabajo que te llame y fastidie con las cosas que debes hacer. Dile que te mande correos, deje mensajes y te haga recuerdo de lo que debes hacer y por qué lo quieres hacer.
Define cantidades. Las metas indefinidas llevan a resultados indefinidos. Por ello, es esencial definir tus metas (grandes y pequeñas) claramente. Estudios demostraron que la tendencia a procrastinar es menor si se plantea la tarea en términos muy concretos y específicos.
Menos es más. No te sobrecargues; no tengas más de tres prioridades por semana. Si estás tratando de hacer demasiado te sentirás abrumada. Es mejor completar una cosa, en lugar de hacer un de todo un poco. El sentimiento es muy diferente.
Despide a la perfeccionista. No tienes que hacerlo perfecto, hacerlo bien ya es fabuloso (y además está hecho). Imagina por un segundo qué sucedería si silenciarías a la perfeccionista dentro de ti. Mientras estás esperando a hacer todo “perfecto”, estás dejando pasar grandes oportunidades. Intenta ser buena y hacer un excelente trabajo… no uno perfecto. Comienza a ser realista y notarás que es más fácil hacer las cosas. Además, te dareas un respiro.
Desglósalo. Cuando visualizamos todo el proyecto como una larga sucesión de tareas tediosas, sin un final a la vista, naturalmente nos sentimos abrumadas. Pero cuando separamos cada elemento que compone un proyecto, en una serie de tareas individuales con un principio definido, un medio y un final, el proyecto, que parecía tan abrumador, se vuelve más manejable. Para asegurarte que tus tareas y metas se realicen, intenta dividir en pequeñas piezas una gran meta, escribiendo las tareas que puedes cumplir en 24 horas.
Si lográs cumplir pequeños sub objetivos que te llevan a tu gran meta, aprenderás a ser paciente, bajarás tu ansiedad, y te animarás a seguir avanzando. Para desandar este hábito, es importante que te propongas únicamente metas que puedas cumplir.
Adios distracciones. “Tenemos tantas distracciones disponibles que son tóxicas para la motivación. Nunca ha sido más fácil procrastinar”, dice Steel. “. Si tienes que realizar algo, cierra la ventana de tu Facebook o desconecta la conexión al Internet; ten una hora al día en la que te dediques de lleno a lo que debes hacer, sin celular, mensajes, e-mails… Elimina tus distracciones!
Primero viene la diversión. “Una de las consecuencias más devastadoras de la procrastinación es que puedes dejar de disfrutar de la vida”, dice Fiore. En su investigación realizada en estudiantes de la Universidad de California, el experto encontró que las personas que jugaban deportes, salían con amigos y se divertían, eran quienes alcanzaron sus logros más rápido. “Los procrastinadores se preocupan constantemente, como si sufrir sería una ofrenda supersticiosa a los dioses”, notó Fiore. La clave es no estresarte y nunca dejar tus horas de ocio y diversión.
Supera tus miedos. Muchas procrastinaciones tienen sus raíces en miedos sobre nosotras mismas y nuestras habilidades. Por ello, confrontar esas preocupaciones nos ayudará a eliminar esos bloqueos mentales. Cuando procastinas sobre una tarea que te da miedo, pregúntate: “¿qué es lo peor que puede suceder?”, y luego pregúntate, ¿cómo afrontarías el peor escenario posible? Te darás cuenta que sin importar qué suceda, tu vida no se acabará, asi que no seas tan dura contigo misma. Al enfrentar tu miedo, te dejarás de preocupar y comenzarás a trabajar”, sugiere Fiore.
Proyéctate. Escribe cómo te sentirás el dia que finalices tu proyecto. ¿Dónde estarás? ¿Qué harás y quién estará a tu lado? ¿Cómo te sentirás? ¿Qué beneficios le traerá a tu vida? Imagina todas las emociones que sentirás una vez que alcances tu meta. Asimismo, escribe cómo te sentirás contigo misma, tu vida, tu carrera… en un año de ahora si sigues procrastinando.
Piensa en el verdadero costo de la continua inaccion. Recuerda: si no cambias nada, nada cambia.
Comienza hoy! Si estas cansanda de procrastinar, prueba una de estas estrategias. Luego toma una decision e implementa al menos una de ellas en las proximas 24 horas.
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