El hijo adolescente por lo general cree "aparentemente" que tiene su vida hecha. La independencia, el "déjenme ser", es su mayor eslogan. Los consejos, regaños e indicaciones le hacen sentir como niño y, por eso, puede que hasta lleguen al rechazo de los padres como jarabe amargo. ¿Qué hacer?
Si bien el rechazo se puede dar, seguramente como respuesta a algo, lo primordial que se tiene que señalar es que los hijos desean ser queridos y amados por sus padres. Por lo que más allá de manifestaciones de conductas que parezcan ser de rechazo, en realidad no es tal, sino que es una respuesta a algo que no le ha gustado, según se indica en la página web innatiacom.
Guardar silencio. Lo primero que los padres piensan por la irritación que sienten debido a la actitud de sus hijos es en hablar con ellos sobre lo mal que se lo están haciendo pasar. En un artículo de la revista mujeres.hoy Mary Vaillant, psicóloga francesa, opina que, si lo hace, habrá que encontrar las palabras adecuadas. Pero conviene más guardar silencio. Al igual que los hijos tienen derecho a sentir ráfagas de rabia contra sus padres, estos deberían aprender a callarse y esperar a que el tiempo los acerque".
Alimentos plásticos. Para prevenir o solucionar el rechazo manifiesto de un hijo hay que tomar en cuenta ciertas características tales como: Debe haber amor hacia su hijo y manifestarlo con acciones y palabras.
Los expertos también aconsejan respetar su espacio e independencia. No ser autoritario ni demasiado permisivo, hay que buscar el punto medio. Es importante ser sincero y comunicativo.
Evite ser invasivo y atormentarlo con sus propios conflictos, pero más que todo, promueva los valores de equidad y solidaridad.
El apoyo de padres. Cabe recalcar que las actitudes de los padres juegan un rol importante en esta etapa, intentar ser modelo real de los valores que le exija, es decir, evite la hipocresía.
Por otro lado, reconozca los errores propios y reconozca las virtudes de sus adolescente y aliéntelo en sus proyectos más allá que no sean los que hubiera querido.
No intentar vivir a través de sus hijos sus propios deseos.
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