Carla llegó con un niño, el cual presentó a Alberto diciendo que era su hijo. Mientras que él aún estaba sorprendido con su nueva supuesta paternidad, una madre desesperada buscaba a su pequeño hijo por la televisión y Carla se mostraba feliz por la aparente maternidad y no se cansaba de hacer planes a futuro con Alberto. "La mentira duró días y comenzó cuando decidí terminar la relación, porque ella era una persona muy obsesiva", recuerda el joven.
Inseguridad y desconfianza. Con esta historia, no cabe duda que la obsesión no es solo un tema trillado del cine, sino que es aplicado en nuestra realidad. Quién no se ha preguntado ¿amor u obsesión? Pero, ¿cómo darnos cuenta de las características de una persona que sufre de este estado? "Tienen problemas de autoestima y su confianza está reducida", explica el psicólogo Raschid Guardia. Son personas que no creen en la palabra de los demás, ni en la de su pareja, tienen miedo a estar solas y tratan de defender su posición a como dé lugar. "Yo estoy contigo porque tengo que estar viendo qué haces, porque tú siempre me mientes", es lo que suelen decir cuando se sienten recriminadas y quieren justificar su comportamiento, especifica el psicólogo.
Confianza y comunicación. Raschid resalta que una relación precisa de confianza y comunicación, de lo contrario pueden interpretar como falta de amor a cualquier actitud de independencia y poco a poco pierden su identidad, desarrollando una relación enfermiza, que es impulsada por el miedo a perder a la persona.
¿Cómo se desarrolla una obsesión crónica? Ellos no se levantan con la idea de hacer daño a la otra persona, sino que se manifiesta en una situación que no se puede controlar, que además choca con una falta de confianza, y todo esto desemboca en agresión, ya sea a uno mismo o a la otra persona. "Hay casos interesantes. La mayoría de los crímenes pasionales se da por no haber sabido controlar estos momentos que causaron daños irreversibles", subraya el especialista.
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