jueves, 13 de septiembre de 2012

EL ÉXITO ROTUNDO DE LA LITERATURA ERÓTICA DA PISTAS A LOS HOMBRES DE QUÉ BUSCAN ELLAS PARA ENCENDERSE.

Un poco de latigazos, sexo explícito y mucho disfrute erótico, son algunos de los ingredientes que han hecho que la novela “Cincuenta sombras de Grey”, primera de una trilogía, se mantenga en el primer lugar de las listas de venta por varias semanas en países como México, Colombia, Chile, Argentina y España, según datos de la agencia Efe.

Según el diario El Clarín, los números no dejan dudas sobre el fenómeno comercial de esta novela erótica escrita por Erika Leonard James, que recuerda por el volumen de ventas a otro éxito británico, el de Harry Potter.

El éxito se ha sentido sobre todo entre el público femenino, lo que ha llevado a algunos a sacar al menos dos conclusiones. Una es que el soporte electrónico facilita el consumo de este tipo de literatura al ofrecer anonimato, al menos respecto del entorno inmediato –el vecino en el café no sabrá lo que se está leyendo, ni habrá que compartirlo obligadamente con el novio o marido-, además de que se evita el momento embarazoso de ir a pedir un título “hot” a la librería, ya que la novela se consume principalmente en formato ebook y está disponible para descargar en más de un sitio web.

La segunda conclusión es que la pornografía es más bien, si no exclusivamente, cosa de hombres, mientras que las mujeres se inclinarían más por las historias de sexo escritas en algún argumento o contexto más sentimental.

“A las mujeres les gustan las fantasías sexuales porque la parte más erótica de su cuerpo está dentro de su cabeza”, sostuvo recientemente su autora, una productora de televisión de 48 años, casada y con dos hijos adolescentes, que primero protegió su identidad firmando con sus iniciales y luego sucumbió a la inesperada fama y apareció con su verdadero nombre para participar en las entrevistas y presentaciones de sus libros, según datos de El Clarín.

EL ARGUMENTO. “Si hay amor no hay pecado”, parece ser la consigna de la protagonista de esta novela, Anastasia Steele, una joven norteamericana a punto de terminar sus estudios, a los 21 años, virgen y sin ninguna experiencia amorosa, que un día conoce al empresario Christian Grey –joven, lindo, educado, rico y con ciertas inclinaciones sadomasoquistas– que la introduce en una historia de sexo y seducción, y la convierte rápidamente en su experimentada y multiorgásmica amante.

“A diferencia del hombre, la mujer necesita palabras; la palabra es lo que le da un tinte erótico al amor femenino, dice la psicóloga Any Krieger, miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina, en una publicación de Infobae. Hay una diferencia entre el hombre y la mujer en relación al mundo de la sensualidad: podríamos decir que, aún en esta época tan cínica en la cual el amor está fuera del juego de la sexualidad, el aparato psíquico de la mujer insiste en la búsqueda del amor”.

Para otros dos especialistas, existe incluso una explicación de tipo antropológica.

“Simplemente, por una herencia animal, los hombres dan preferencia a lo visual. En el mundo animal, escrutan el horizonte, en busca de comida para la cría y vigilan a los enemigos naturales”, explica el sexólogo Juan Carlos Kusnetzoff.

Novelas como El amante de Lady Chatterly o los Diarios de Anaïs Nin y f ilmes como Nueve semanas y media (que en mucho parece haber inspirado a la autora del bestseller citado más arriba), se inscriben en un género que las mujeres prefieren en lugar del sexo explícito que caracteriza a la pornografía.

“Esto es así, dice Kusnetzoff, simplemente porque las mujeres –a diferencia de los hombres- tienen preferencia por la suavidad, las caricias y todo lo que tenga que ver con lo que rodea a la genitalidad”.

EL FIN Y LOS MEDIOS. Según el especialista, el consumo de pornografía, por el lado de los hombres y de erotismo, por el de las mujeres persigue un mismo fin.

“Puede que la finalidad sea la misma, pero los canales para llegar a ella, son casi siempre muy diferentes. Y eso es motivo de malos entendidos y conflictos”, advierte Kutnezoff.

Piénsese, por ejemplo, en Historia de O, donde la trama es fuerte, incluyendo una relación de sadomasoquismo que hace empalidecer la trama de Cincuenta sombras de Grey, en la cual el protagonista propone un contrato de sumisión sexual a su amante.

“Aún así, no es pornografía y por eso es preferida por las mujeres, porque la pornografía es absolutamente genital y otras novelas, o historias, sin dejar de serlo, abordan la temática desde ángulos mucho más indirectos, preferenciales para la mujer”, dice Kusnetzoff.

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