Johanna y su pareja llevan una relación de más de cuatro años. Hace dos que ella y su actual esposo decidieron vivir juntos para ver cómo se llevaban y a partir de allí tomar la decisión más importante de sus vidas: casarse. Al año de convivir se dieron cuenta de que eran el uno para el otro y decidieron contraer nupcias. “Él siempre me dijo que la idea de ser padre le asustaba mucho y no insistí en el tema porque yo no le daba mucha importancia a la maternidad, pero ahora que tengo 34 años siento la necesidad de ser madre y el se rehúsa a que tengamos un hijo”, dice ella.
Por otro lado, Jorge tiene 36 años, hace año y medio tiene una relación estable y, aunque confiesa estar enamorado, no concibe la idea de que en algún momento deba ser padre. “Mi novia me pide que seamos padres, me dice que los 40 están a la vuelta de la esquina y que si no tenemos un hijo ahora, será tarde y no podremos recobrar el tiempo perdido”.
Jorge reconoce que ser padre implica mucho y teme no responder a las necesidades de un bebé. Prefiere primero realizarse profesional y económicamente.
Miedo a ser padre
“En toda relación puede tenerse una crisis cuando sólo una de las partes quiere ser padre y la otra no”, explica el psicólogo Óscar Urzagasti. Esta crisis puede llevar a una segunda etapa dentro de la relación de pareja en la que se conviertan en padres o se disuelva la relación. El desarrollo de ésta dependerá de cómo la pareja aborde este tema y el nivel de comunicación que exista entre ambos.
Según los especialistas consultados, los hombres suelen tener mayor miedo a reproducirse por la responsabilidad que conlleva el hecho de ser padres. “El no querer ser padre puede estar ligado a miedos en lo económico y a que no se quiere asumir grandes responsabilidades en su vida”, menciona la psicóloga Giovanna Machicado. Urzagasti coincide con ella y señala que “generalmente, en el varón, el miedo a ser padre está ligado más al tema económico, porque antes de la paternidad, busca estabilizarse”.
A esto se suma la presión del reloj biológico de las mujeres, que despierta aproximadamente a los 25 años y tiene mayor presión alrededor de los 30 años. “Una mujer a cierta edad quiere ser mamá y ella tiene que analizar qué es lo primordial en su vida para evaluar si la pareja con la que está va a satisfacer sus requerimientos”, enfatiza Machicado.
La realización
Una mujer también debe poner en la balanza los pros y contras de tener un hijo, porque la maternidad no es siempre la realización de toda mujer o de toda pareja. A veces, esta decisión puede estar guiada por presiones sociales.
“En estos tiempos, las mujeres pueden optar por no tener hijos y eso no las hace menos mujeres”, expresa la psicóloga Elizabeth Ordóñez.Desde tiempos milenarios, a la mujer se la vio como reproductora de la especie sin derecho a decidir; hoy es una decisión de la persona y la familia. Los tiempos cambian y con ellos las creencias se modifican.
El amor de una pareja no siempre debe culminar con la procreación de un nuevo ser, ya que se puede amar y no necesariamente tener hijos. “En nuestra sociedad se cree que las mujeres se realizan sólo cuando son madres y no es así”, agrega Ordóñez.
Por otro lado están las parejas que ya tienen hijos de otros matrimonios. Cuando la mujer es joven y el hombre ya tiene hijos de otra unión, es natural que éste no de-see tener más descendencia, mientras que ella querrá realizarse en un campo en el que su pareja ya ha tenido experiencia.
Por eso, los especialistas recomiendan el diálogo profundo en pareja o ayuda profesional cuando la relación se ve en peligro debido a este problema. Además, si se obliga al otro a cumplir el deseo de ser padre, sin que éste esté de acuerdo, se generará problemas a futuro.
Diálogo previo
“Es muy importante que cuando la relación se vaya formalizando se hable de estos temas para que más adelante no haya frustración en ninguna de las partes”, opina Ordóñez.
“Con mucho diálogo, entre los dos pueden detectar la raíz del problema (...). Se debe hablar con la pareja para poder detectar cuál es la causa del temor a ser padre, así se puede detectar la base y de esa forma darle solución”, sostiene Machicado.
Ordóñez acota que “muchas veces se cree que con el tiempo la pareja va a cambiar de opinión, pero esta creencia es un error que genera muchas frustraciones, ya que las decisiones arraigadas no cambian”.
Por eso es recomendable el despejar los miedos, hablar mucho, descubrir las raíces del problema y la posible solución para que ambas partes no sientan que están perdiendo parte de su vida. “Hay que sopesar el asunto de costo / beneficio con la pareja. Dos personas que piensan tan distinto pueden tener puntos de quiebre”, indica Ordóñez.
“Una terapia en pareja es una gran idea para abordar este problema”, opina Machicado, pues no llegar a un acuerdo y ceder por el otro generalmente deja secuelas de dolor en la pareja.
Diálogo
Para que se pueda sobrellevar y superar este problema, los especialistas consultados recomiendan un diálogo profundo. La clave es que cada miembro de la pareja encuentre la raíz del miedo a reproducirse y ver si éste puede ser superado.
Amor
Tener hijos no es una regla irrompible ni la realización de hombres y mujeres. Hay parejas que deciden no tener hijos y llevan una relación de amor envidiable.
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