domingo, 9 de septiembre de 2012

Los diez problemas que más agobian a los adolescentes



EL DEBER

No es fácil hablar del tema, aunque es algo de todos los días. La adolescencia es dura, tanto para padres, como para hijos. Saberla sobrellevar no solo es resultado de lo que pase en esa edad, sino de muchos otros factores que se arrastran desde la niñez.

Se comprende como adolescencia el periodo entre 12 y 18 años de edad. EL DEBER entrevistó a las sicólogas Jeannette Paredes y Tania Buzzolaro, quienes identificaron los principales problemas que agobian a la mayoría de los adolescentes en Santa Cruz, a partir del contexto actual.

Muchas de sus reacciones, decisiones o formas de pensar, aunque parezcan caprichos, no lo son, advirtió Paredes. Por ejemplo, el deseo de verse bien, sean chicos o chicas, porque como su autoestima no está lo suficientemente desarrollada, lo mejor que ellos creen que tienen para ofrecer a su entorno es su aspecto físico. Pero es necesario aclarar que los problemas que lo angustian pueden cambiar según el contexto social y familiar en el que vive.

Buzzolaro hizo énfasis en la necesidad de acompañar esta etapa de forma tal que los hijos vayan adquiriendo cada vez más espacio para tomar sus propias decisiones, sin que los padres se dejen manipular ni dejarlos sin el apoyo necesario.

También es importante asumir que esta edad, de por sí, es un periodo medio depresivo por las crisis que atraviesan hasta que se estabilizan y se aceptan como son. Sin embargo, la depresión llega a ser preocupante cuando el adolescente se aísla, se niega a salir, llora mucho y se mantiene así por tiempo prolongado.

1
DESESTRUCTURACIÓN DEL YO.- Es una etapa de conflictos por el paso de la niñez a la adultez. Se produce la desestructuración de su ‘YO’ o de la idea que tenía sobre sí mismo formada en base a lo que le decían sus familiares, amigos, profesores y lo que él veía físicamente de su personalidad durante su niñez. El adolescente sufre una transformación física casi brusca (en dos o tres años) y se convierte en otra persona que casi ni se reconoce ante un espejo. Se produce la pérdida del YO niño y empieza a descubrir su nuevo YO, lo cual lo enfrenta a un duelo difícil. En esta etapa hay una fuerte influencia de los pares (amigos) y, por lo general, se entra en conflicto con los padres. Ve que los amigos sienten lo mismo que él, que les pasa lo mismo o que se identifican con él, por eso manejan la idea de que ellos sí lo entienden y no sus padres.

2
Pérdida de padres perfectos.- Siendo niños, ellos creen que los padres no cometen errores, que todo lo que dicen es verdad absoluta y que ellos son perfectos. En la adolescencia, donde ellos empiezan a interactuar más con un mundo fuera de la familia, comienzan a darse cuenta de errores, incongruencias e incoherencias de sus padres, siendo para el chico (a) un proceso muy difícil de asimilar. El adolescente tiene que empezar a amar a sus padres así como son, sin que eso signifique que no exista un gran dolor por perder a esos padres perfectos.
Ahí empiezan a oír frases como “no le creo a mis padres”, los llaman mentirosos, los enfrentan, se resisten y tienen conflictos. Es otro duelo muy doloroso para los adolescentes.

3
INESTABILIDAD FAMILIAR.- Esto no tiene que ver con la idea de que el joven viene de un hogar de padres divorciados, sino de una relación positiva y armoniosa entre los progenitores, aunque no estén juntos. Cuando un hogar no funciona, hay ausencia de la parte afectiva y no hay cierta jerarquía en la familia, el adolescente y los hijos en general no encuentran los espacios para expresar lo que sienten o sentirse valorados.
Hay muchas familias que parecen completas, pero en realidad no hay vínculos que hagan que los hijos se sientan seguros e importantes. Esto va mucho más allá de estar bien casados. No hay pareja sin problemas, pero cuando se establece una cultura del maltrato permanente, de denigrar al otro o de conflictos nunca resueltos, se destruye emocionalmente a los hijos.

4
LOS AMIGOS.- En ninguna otra etapa del desa-rrollo humano se vive tan intensamente la amistad como en la adolescencia. Por lo general, los padres pasan a un segundo plano y a partir de ahí el territorio que el chico (a) sale a conquistar son los amigos, quienes influyen mucho más.
Ser aceptado y reconocido por ellos es su segunda gran conquista. Esto es parte del ciclo vital de toda persona, no es capricho de la edad. Si en sus primeros años ha crecido en un contexto donde se sintió reconocido, amado y valorado, el adolescente tenderá a construir una red social más o menos similar. Los padres tienen que acercarse a la familia de los amigos para saber si los padres comparten los mismos valores o invitar a los chicos (as) a la casa para conocerlos y estar vigilantes, sin estar “metidos”. No es bueno prohibirles ciertos amigos, porque aunque no sean del gusto de los padres, hay que reconocer la posibilidad de que en esta etapa el mismo adolescente va probando uno y otro amigo. Es decir, puede ser que de pronto esa relación se vaya disolviendo de por sí.

5
RELACIONES AMOROSAS.- Las primeras experiencias amorosas son vividas de una forma muy intensa en la adolescencia, muchas veces todavía con ese sentimiento del amor de novela, de los cuentos (felices para siempre), pero que a veces por una u otra razón se termina. La capacidad de tolerar esa frustración está aún inmadura y eso genera en él o ella dolores emocionales y sicológicos fuertes. Por eso es importante alimentar su autoestima para que tenga herramientas y habilidades que le permitan sortear situaciones frustrantes, no solo en el plano emocional, sino en todo lo que le depara la vida. En algunos casos, ni siquiera es amor lo que sienten, sino que se aferran a esa relación porque llena carencias afectivas que arrastra.

6
CAMBIO HORMONAL y factor genético.- Es una fase en la que varios aspectos neuroquímicos están ebullendo en el interior del adolescente y generan alteraciones de comportamiento, mucha irritabilidad o exagerada sensibilidad. Los padres tienen que reconocer que eso existe y comprenderlo, si es necesario, hacer un acompañamiento médico.
En cuanto a los componentes genéticos, no solo el ambiente influye en cómo será una persona, sino también lo que hereda. Los rasgos depresivos se pueden heredar y estas personas sufren más con los cambios de la adolescencia. Hay otras personalidades que logran más equilibrio.

7
CÓMO ME VEO.- Para el adolescente una de las mayores preocupaciones sobre las que gira su pensamiento es en torno a cómo se ve ante un espejo, sean hombres o mujeres. Hoy, ambos tienen una presión social de verse bien y cuando no responden a ese modelo físico, por más que tengan una personalidad simpática o sean buenas personas, eso no basta. Por ejemplo, si tienen acné o cualquier aspecto físico como gordura u otro que los agobian, es necesario atenderlos con algún especialista.
Aunque ninguna familia sea perfecta, también es importante que se tejan vínculos afectivos y emocionales fuertes con los hijos para que a medida que enfrenten este tipo de situaciones sepan sobrellevarlas.

8
maltrato entre pares (bullying).- Es un fenómeno social en crecimiento. La víctima lo sufre más cuando se siente aislada. Siempre hubo compañeros o amigos que molestan a un adolescente, pero, ¿qué es lo que hace que esa persona no se derrumbe? Que no se sienta aislada, que tenga apoyo de su familia o de alguien cercano.
El acoso escolar o bullying se da, en este momento, sobre todo en adolescentes que se sienten solos, totalmente aislados, por eso causa un efecto muy fuerte. Más aún si se toma en cuenta que por la edad ellos buscan ser reconocidos por sus amigos.
Para hacerle frente a esto no solo hay que alimentar la autoestima de la víctima, sino también trabajar con los grupos que lo acosan, sea en el colegio o en otra parte.
Los sicólogos y tutores de curso en los establecimientos educativos juegan un papel muy importante en todo esto.

9
SEXUALIDAD Y EMBARAZOS NO DESEADOS.- La actividad sexual en la adolescencia está acompañada de un “pensamiento mágico”, donde el joven cree que al tener relaciones justo a él o a ella no le va a pasar nada (embarazar). Es como enajenarse de la realidad, aún teniendo información de cómo cuidarse, cómo usar anticonceptivos o un condón. Todo esto explica que si esa información no se la internaliza, no se la asimila, no se la conversa, no se la discute con ellos, entonces no sirve de mucho. Por eso es que la educación sexual debe ser una cosa que se haga desde siempre, no solo en la adolescencia.
También es necesario transmitirle el valor del respeto al otro, especialmente en esta sociedad, donde mucho se usa a las chicas para saciar un deseo sexual, incluso con el permiso de los padres. Hay que preparar a los hijos para que entiendan que todo en la vida tiene su tiempo, hoy en muchos casos se está saltando de la niñez a la adultez. No se trata de ser virgen, sino de hacerles ver el valor de un compromiso con el otro.

10
CONSUMO DE DROGAS Y ALCOHOL.- El alcohol, si bien al principio provoca euforia, termina deprimiendo al adolescente. Las drogas ilegales también actúan sobre el sistema nervioso causando diversas reacciones. A los padres les cuesta mucho indagar si los hijos andan metidos en algo de esto, porque es un tema doloroso y hasta sepulta emocionalmente a la familia.
Hasta que la familia asume que realmente pasa algo, transcurre un tiempo muy valioso. Los padres tienen que partir de la idea de que los hijos alguna vez van a experimentar o a tener contacto con algo de eso, sea cigarros, alcohol u otras cosas. No es bueno asumir un comportamiento de negación, como decir: “Mi hijo no hace eso, porque yo lo eduqué bien” o “ni idea, él todavía no piensa en esas cosas”.
Estos temas tienen que ser hablados y discutidos en forma recurrente en el entorno familiar, para que cuando el adolescente esté ante este tipo de situaciones tenga más elementos para decir “todavía no”, aunque el resto del grupo lo haga.

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