Preguntó el discípulo: ¿Cómo disfrutar más la vida?
-Empieza a ver el mundo por los ojos de un niño, respondió el maestro.. Cuando los adultos rezan, dicen concédeme esto y dame aquello. Los niños, en cambio, dicen, ¡hola Dios!, te doy las gracias por mis juguetes y mis amigos; por favor, mantené lejos los malos sueños. Todavía no quiero ir al cielo ¡Sentiría falta de mi padre y de mi madre!
Cuando los adultos ven a un mendigo que les sonríe, ven a una persona sucia que probablemente quiere que le den dinero y eso los pone molestos. Los niños, en cambio, ven a alguien que les sonríe y ellos responden con otra sonrisa.
Cuando los adultos sienten un viento en su rostro, se esfuerzan contra él; lo sienten despeinándolos y empujándolos para atrás cuando van caminando. En cambio los niños cierran sus ojos y abren sus brazos y vuelan con él, hasta que caen a reír en el suelo.
Cuando los adultos oyen una canción, si les gusta no saben, sin embargo, al cantar y no tener ritmo, se sientan y escuchan. En cambio, los niños sienten el ritmo y bailan; cantan, y si no saben la letra, crean la suya propia.
Cuando los adultos ven un charco, le dan la vuelta. Ahí ven zapatos enlodados. Los niños, en cambio, se sientan en él. Ven represas para construir, ríos para cruzar y bichos para jugar.
Cuando los adultos ven una plantita de dientes de león, ven hierba dañina invadiendo su patio. En cambio los niños ven flores para la madre y soplan la pelusa blanca pensando en un deseo.
(Recibido por Internet)
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