Llama la atención hablar de angustia en las personas adultas, aunque se escucha con relativa frecuencia, pero en los niños parecería ser más bien algo inusual, sin embargo es de mucha importancia poder detectarla.
Para los padres es alarmante que su hij@ pueda estar pasando por este estado afectivo, un sentimiento que a veces se confunde con ciertos rasgos de depresión, por lo que es importante conocer las posibles causas de esta etapa emocional para aplicar los cuidados necesarios en procura de resolver este problema.
La mayoría de los niños pueden pasar por una angustia infantil, razón por la que debemos tomar en cuenta las causas de este estado emocional, las mismas que son diversas y se relacionan con aspectos y cambios significativos en la vida de la familia.
La angustia infantil también es consecuencia de situaciones traumáticas en la vida del niño, que se vinculan a episodios difíciles o momentos decisivos en la familia, así como a un conjunto de aspectos: biológicos, psicológicos y ambientales.
La angustia infantil se diferencia del miedo y consiste en un estado emocional generalizado de vulnerabilidad afectiva. El comportamiento del niño puede ser de tristeza, sin ganas de jugar ni realizar sus actividades cotidianas; puede mostrarse ansioso, con conductas impulsivas; y de desborde afectivo.
Estas actitudes pueden deberse a:
• Cambios importantes en la vida cotidiana del niño que no se plantean adecuadamente en familia. Por ejemplo: un divorcio o separación de los padres.
• El cambio de escuela o colegio.
• Otras situaciones familiares significativas.
• Un hecho puntual en la vida del niño que se conjuga con episodios psíquicos y representacionales, que cambian el comportamiento infantil, en el cual subyace la angustia. Por ejemplo, el desarrollo de una fobia.
Este último genera la mayor cantidad de estados de angustia en los niños. Esta situación se presenta porque el niño, en su vida cotidiana, asocia una representación (imagen) con un momento de afecto y esto se produce en función de la historia del niño y de sus aspectos ambientales presentes. Al asociar afecto y representación, básicamente se pueden producir ciertas conductas.
Se recomienda consultar con un especialista, un psicólogo para conocer las causas de la angustia de un niño. El poder detectar cómo se ha producido un determinado estado de ánimo y la sintomatología del niño, es fundamental para resolver y buscar la salud del niño, que es esencial para su desarrollo.
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