Imitar o inventar voces, personajes, hacer movimientos graciosos y ofrecerle algún premio de manera eventual a los niños pequeños que no quieren comer, suele dar buenos resultados.
Gloria, una de nuestras awichas, cuenta a MIA que cuando sus cuatro hijos eran pequeños inventaba cada día un nuevo juego para la hora de la comida. “Sobre todo con las verduras, cerraban la boca y no había forma de convencerles de que la abran” relata. Así que “a los dos varones les decía que sus boquitas eran el garaje y la comida, los autos que debían guardarse dentro, y esto les encantaba”, recuerda Gloria, quien estaba atenta a cualquier cambio en el interés de los chicos para crear otro juego convincente.
La awicha Susana relata que cuando tenía que dar de comer a su niña de tres años, caminaba alrededor de la mesa con la cuchara llena e imitaba el ruido de un avión y le pedía que abriera la boca para que el avión no se estrellase.
Ella recuerda que alguna vez tuvo que recurrir a un premio si la niña dejaba el plato vacío y, aunque reconoce que no es aconsejable porque los pequeños se acostumbran a pedir algo a cambio de, con mesura, lograba buenos resultados.
Figuras
Si quieres darle frutas, trata de cortarlas en diferentes figuras. Así le dirás: ¡El cuadrado quiere entrar en tu estómago y no quiere dejar solo al pobre círculo!
Porciones
Intenta separando pequeñas porciones en el plato y que cada una represente a un miembro de la familia. Di al niño: ‘Come por mamá y ahora por papá...’.
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